Red de Comunicaciones Democráticas

 Red de Comunicaciones Democráticas

Reunidos en Bogotá, en el marco de la X Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales de CLACSO, los Grupos de Trabajo CLACSO Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura; Apropiación de Tecnologías Digitales e Interseccionalidades; y Comunicación, Culturas y Política, convocan a organizaciones sociales al diálogo y a la acción sobre el estado actual de las comunicaciones sociales en la región. En este horizonte, creamos e invitamos a la participación en la Red de Comunicaciones Democráticas (RDC), como respuesta crítica al estado de situación que nos plantea el nuevo orden informativo global.

Nuestro propósito es construir este espacio de diálogo y cooperación entre la academia y la sociedad civil organizada y alumbrar estrategias de acción situadas, con participación de la ciudadanía fundada en la construcción de bienes comunes, la promoción de derechos humanos, el cuidado y la solidaridad.

La creación de la RDC es importante para producir reflexión, debate y aportaciones a las políticas públicas infocomunicacionales sobre temas de interés regional, en un tiempo histórico en el que las comunicaciones no solamente estructuran la conversación social amplificando el poder de grupos mediáticos, marginando e invisibilizando otras agendas ciudadanas urgentes, sino, que tienen una incidencia mucho más amplia, siendo fundamentales en la lucha de clases hoy. Resultado de procesos como la globalización del capital, la financiarización y el desarrollo de las tecnologías digitales en el marco de la reestructuración capitalista, corporaciones que se organizan como plataformas digitales crecieron con base en el ideario neoliberal sostenidas desde políticas estatales que, por acción u omisión, facilitaron la intervención privada en el sector.

En un contexto de múltiple y profunda crisis del capitalismo, de la que las crisis económica y climática son dramáticas expresiones, con avances de la extrema derecha, amenaza de guerra mundial y de hecatombe nuclear cobran protagonismo, mientras un genocidio se desarrolla, con transmisión en vivo por las redes sociales y apoyo de medios de comunicación y contando con el aparato tecnológico de las mismas corporaciones de plataformas, queda claro que ya no se trata de mera disputa por los sentidos. La participación de las big tech, no solamente en la manipulación de la opinión pública sino directamente en las acciones genocidas, dejan evidente la necesidad de un cambio radical en la estructura de los sistemas de comunicación en general y en la economía de la internet en particular, en aras de garantizar formas verdaderamente solidarias y democráticas de organización de la sociedad humana.

Los retos crecen ante el desarrollo, en los términos actuales, de la denominada Inteligencia Artificial. La expansión de las tecnologías emergentes en los marcos capitalistas tendrá significativas consecuencias, especialmente sobre los trabajadores que tengan menos ingresos y educación por lo que acrecentará la desigualdad. Esta dinámica avanza en relación con el trabajo cultural e intelectual, como el de periodistas y profesores, lo que también afectará a la comprensión crítica de este proceso. También existirán dificultades para adaptar las matrices productivas de nuestros países a las nuevas posibilidades y no resulta obvio que los mismos trabajadores que pierdan sus puestos de empleo puedan adquirir las habilidades necesarias para la reconversión.

Cabe destacar cómo estos procesos reiteran problemas históricos en la región, como los ataques a Cuba. Hacemos un llamado a divulgar y visibilizar los estragos que continúa generando el bloqueo, provocando una crisis actual de apagones de más de 13 horas, a lo que se suma el boicot mediático que en acciones como las de marzo de este año, youtubers e influencers pagos desde Estados Unidos aprovechan las manifestaciones sociales para desdibujar la realidad y desestabilizar aún más el sistema político cubano.

La proyección hacia un horizonte común exige la construcción de una comunicación democrática y la subordinación del desarrollo tecnológico a las necesidades populares. No se trata de una exigencia estrictamente tecnológica, mucho menos de una visión lineal, que ignore los contextos culturales, sociales y ambientales locales. Se trata, en realidad, de la defensa de la soberanía como una forma de estimular la autonomía cultural y de la necesidad de un proyecto de vida alternativo que incorpore las dimensiones comunicativas y tecnológicas. Eso no puede existir, como en los antiguos proyectos de desarrollo nacional capitalista, por fuera de la lucha de clases, que debe incluir la comprensión de la importancia de los modos de vida en contradicción con el capital y la importancia de otra relación con la naturaleza. Tampoco es posible ignorar dinámicas estructurantes como el patriarcado, el racismo y la exclusión como ejes que se expresan en los medios apoyados por elementos poderosos en la construcción de seguidores masivos, en la batalla cultural y la emergencia de movimientos de exclusión y marginación de la diferencia en todas sus expresiones, principalmente orientados al surgimiento de las llamadas nuevas derechas.

Ante el nuevo régimen informacional que se despliega, la Red de Comunicaciones Democráticas expresa:

  1. Reivindicamos la comunicación como un bien común y derecho colectivo La comunicación es un derecho humano que debe ser defendido en el contexto de los medios tradicionales de radiodifusión y de la plataformización a escala planetaria, mediante la aplicación de normativas existentes y la creación de nuevas regulaciones capaces de hacer lugar a la complejidad de estructuras de poder corporativas que desbordan el alcance de los Estados-Nación.
  2. Las antiguas propuestas en relación a las leyes de medios cuyo objetivo es democratizar las comunicaciones siguen válidas y urgentes. La regulación de los nuevos medios no elimina la necesidad de regulación de los antiguos, que siguen vigentes y ensamblados, atravesados por los cambios que la incorporación de internet y la IA han provocado en sus estructuras y rutinas. Es necesario revertir mediante políticas activas la tendencia a la concentración en favor de formas democráticas y populares de comunicación interactiva y horizontal
  3. Las políticas de inclusión digital que impulsaron gobiernos progresistas de la región desde fines de la primera década de este siglo, constituyeron un importante avance en términos tanto de calidad educativa como de la vinculación de la misma a preocupaciones más amplias sobre la desigualdad y el ejercicio de la ciudadanía. Sin embargo, las transformaciones de los entornos tecnológicos obligan a una profundización de los instrumentos de democratización de los medios, redefiniendo en consecuencia estrategias y objetivos, considerando las posibilidades abiertas por las nuevas tecnologías en términos de comunicación horizontal interactiva.
  4. Necesitamos profundizar el pensamiento crítico acerca de esa situación, de la toma de decisiones democráticas en entornos mediados por la Inteligencia Artificial, así como elaborar una teoría crítica de la razón automática y algorítmica. El modo de construir la discusión en el espacio público digital representa un dilema de nuestra época y demanda acciones coordinadas.
  5. Urge la necesidad de priorizar la vida, atendiendo al desequilibrio creciente entre los sistemas de vida humanos, naturales y tecnológicos; preservando el planeta, en especial aquellos territorios como América Latina y el Caribe, cuyos minerales, agua, fuerza de trabajo y datos son utilizados para alimentar los desarrollos tecnológicos de los países industrializados. Tenemos la tarea urgente de develar que los datos no son etéreos e inofensivos, por el contrario, su producción y almacenamiento demanda un uso intensivo de recursos naturales y sustancias químicas nocivas y están en el marco de la ampliación de la financiarización y de diferentes formas de dominación.
  6. Aun cuando no hayan sustituido de ninguna manera la necesidad de la co-presencia y de la ocupación del espacio público como forma de lucha política, las tecnologías digitales ya son inescindibles de cualquier aspecto de nuestra vida social y constituyen parte de su infraestructura, desde la manera en que nos informamos o entretenemos a la forma en que trabajamos, estudiamos o participamos políticamente, y más allá aún, a la manera en que nos relacionamos con nuestros afectos más cercanos e incluso que construimos nuestras identidad personales y colectivas. Es crucial, por lo tanto, discutirlas críticamente en toda su complejidad.
  7. Es fundamental desarrollar teorías y políticas de defensa de los trabajadores y facilitar a los trabajadores instrumentos que apoyen sus estrategias en defensa de sus intereses frente al capital y al imperialismo, especialmente en lo que respecta al trabajo mediado por plataformas. Más allá de que las industrias infocomunicacionales ya están siendo impactadas por estos cambios, la comunicación en sí es fundamental como el espacio articulador para una discusión democrática de esta transformación productiva ya que, en su ausencia, nuestras sociedades quedarán frágiles ante el imperio único de la maximización de la ganancia y extracción de plusvalía.
  8. En un escenario de gran retroceso de las condiciones en que se desarrolla el trabajo periodístico, expresamos la preocupación que nos produce la constante vulneración de derechos que llevan adelante determinados gobiernos nacionales a través de diferentes estrategias para promover el debilitamiento del periodismo. Se busca así restringir y debilitar las voces que contribuyen a generar agenda sobre temáticas de relevancia para nuestra vida en común. Repudiamos los asesinatos, como hemos visto en Gaza y también en América Latina, y los ataques reiterados contra colectivos de periodistas y fotorreporteros mientras cubren diversas protestas que tienen como objetivo debilitar el trabajo e impedir la cobertura de acontecimientos sociales.
  9. La censura y la autocensura son armas del capital mediático para silenciar al pueblo. No hay libertad de expresión donde unos pocos controlan los medios como propiedad privada. Romper la concentración y colectivizar la comunicación y la información es tarea urgente.
  10. Las big tech reditúan de una trama compleja de tratados de comercio internacional, con cláusulas de arbitraje, lo que equivale a contar con un sistema de privatización de la justicia con capacidad para imponer grandes penalidades a los Estados en caso de potenciales acciones de protección de su soberanía. Esta situación de desventaja estatal frente a los intereses privados se agrava por la falta de marcos legales compartidos o, al menos, compatibles frente a un mercado digital global cada vez más concentrado y excluyente.

    En función de este estado de situación, la Red de Comunicaciones Democráticas propone:

    1. Incorporar una alfabetización digital crítica, en tanto espacio desde donde debemos construir modos de estar, decir y actuar en el mundo que discutan contra la discriminación, la exclusión y la vigilancia sobre las vidas personales que la tecnología actual materializa, especialmente a partir de la incorporación de la inteligencia artificial.
    2. A esta apuesta de alfabetización debe sumarse un esfuerzo por generar pedagogías, procesos de formación y materiales divulgativos en colaboración con escuelas y los movimientos sociales, para que las comunidades, pueblos tradicionales y sociedad en general se puedan concientizar y construir sus alternativas. Proponemos Impulsar procesos de formación crítica y emancipadora para comunicadores populares, estudiantes y trabajadores de la comunicación, articulando saberes técnicos con luchas sociales, economía política de la comunicación y pedagogías populares, con el fin de disputar la hegemonía cultural, fortalecer los medios comunitarios y garantizar el derecho colectivo a la palabra desde las clases populares.
    3. Reconocer las dimensiones técnicas, políticas, económicas, geográficas y culturales de las comunicaciones digitales y en consecuencia definir políticas públicas que contemplen esa complejidad y diversidad y permitan abordar la información, los datos y la Internet en tanto bienes públicos.
    4. Velar desde las diferentes posiciones que ocupamos en el campo por un reparto equilibrado de las voces que acceden a los espacios de comunicación, las posibilidades de expresión democrática y la propiedad no concentrada de los medios.
    5. Trabajar por una regulación de las comunicaciones que incluya la democratización de los medios, la promoción de la libertad de expresión, el ejercicio del periodismo, la protección de datos personales, la protección del trabajo y otras políticas, con el fin de limitar la interferencia de las grandes empresas tecnológicas en las comunicaciones y en la gestión de datos estratégicos de gobiernos, comunidades y territorios, como elecciones, recursos y producción.
    6. Aportar al fortalecimiento de los mecanismos y espacios de integración regional, con participación de las organizaciones populares, para renegociar los tratados comerciales que lesionan los derechos colectivos, armonizar los marcos regulatorios y promover la soberanía digital, la gobernanza energética y el cuidado de nuestra biodiversidad.
    7. En la medida en que solo podemos entender la comunicación como el aporte a la construcción de una sociedad más justa y humana; nos obligamos a hacerlo en alianza con todos los actores que tengan objetivos similares. Entendemos el nuestro como un aporte a una lucha amplia, extendida y global que nos lleva a incrementar todavía más el diálogo con otros actores: investigadoras e investigadores, actores gubernamentales, organizaciones sociales y comunitarias, sindicatos y comunidades de pueblos originarios. Proponemos entonces mancomunar esfuerzos para un trabajo interdisciplinar proponga alternativas de apropiación de tecnologías que impulsen el fortalecimiento y desarrollo de nuestras comunidades desde sus propios proyectos y necesidades y respetando sus diversidades y particularidades.
    8. Reconocer la necesidad de fomentar y fortalecer las iniciativas de comunicación ciudadana, alternativa, comunitaria y popular que tienen como eje la defensa de los derechos de las mujeres, las diversidades y la inclusión de quienes siguen siendo excluidos de manera sistemática de la comunicación. Esto implica generar políticas y disponer recursos especiales para medios de comunicación liderados por mujeres, diversidades, campesinos, poblaciones indígenas y afrodescendientes, personas con discapacidad, personas longevas que se encuentran fuera de los circuitos de comunicación.
    9. Reflexionar críticamente sobre el control de la circulación de contenidos por parte de las plataformas, la facilitación de discursos de odio y otras formas de violencia, que afectan sobre todo a las mujeres y a la población negra. Las medidas para modificar esta situación no deben conducir a un mayor control por parte de las propias plataformas. De ahí la importancia de contar con arquitecturas reguladoras sólidas y con participación social.
    10. Queremos disputar el futuro a partir del entendimiento de que el nuevo ambiente que construyen las tecnologías y la IA requieren comprender la información y las comunicaciones en tanto bienes públicos a fin de fortalecer democracias realmente participativas, orientadas por los trabajadores y el pueblo al cuidado y la justicia social y ambiental, con vistas a la transformación social.

    1 de julio de 2025
    Grupos de Trabajo CLACSO
    Economía política de la información, la comunicación y la cultura
    Apropiación de tecnologías digitales e interseccionalidades
    Comunicación, culturas y política

    Adhiere
    Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC)

    Este texto expresa la posición de los mencionados Grupos de Trabajo y no necesariamente la de los centros e instituciones que componen la red internacional de CLACSO, su Comité Directivo o su Secretaría Ejecutiva.