“No se puede avanzar en planteos de izquierda sin incorporar la perspectiva feminista”
Transcripción de la columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 2 de agosto de 2023
Hoy, te propongo hablar sobre un tema que consideramos central para América Latina y el Caribe: los vínculos entre la izquierda y el feminismo.
Podemos hablar de una izquierda feminista: hay que partir de la base en reconocer que en desde comienzos de este siglo, se ha dado un diálogo enriquecedor e integrador entre los feminismos y la izquierda política, dando lugar a un espacio de convergencia, articulación, reflexión y propuestas en pos de una sociedad más igualitaria, más justa.
Hoy, en 2023, es importante tomar en consideración la evolución de los movimientos feministas por un lado, pero también de la izquierda y los progresismos en América Latina y el Caribe. Y allí, partir de dos premisas de manera simplificada.
Primero, la premisa de la izquierda centrando su atención en la lucha por la igualdad social, por la igualdad económica, planteando la justicia distributiva y el reconocimiento de los derechos. La izquierda tiene estos elementos dentro de sus planteos políticos y partidarios en sus distintas formas de expresión a nivel regional que desafían el poder establecido y pretenden transformar esas estructuras de poder en beneficio de las clases más desfavorecidas y más marginadas en nuestra región.
Segundo, me hago la pregunta: ¿Cómo no integrar feminismo y la izquierda? Justamente se plantea la igualdad, incorporando la dimensión de género y un trabajo en torno a la cuestión distributiva y la cuestión del reconocimiento.
Desde el punto de vista teórico, quienes nos dedicamos a este tema, siguiendo a Nancy Fraser, solemos plantear que ése es uno de los dilemas del Movimiento Feminista en la tensión entre el conocimiento y la distribución.
Entonces, ¿cómo no plantear el vínculo entre los feminismos y la izquierda cuando no pueden lograrse los objetivos de una izquierda verdaderamente izquierda si no integra el feminismo? Porque no podemos hablar de igualdad social, igualdad económica, justicia distributiva y reconocimiento de los derechos, si no se incorpora la mirada de la perspectiva feminista.
Además, representa una oportunidad para poder ampliar y reconocer que efectivamente las opresiones, desde el punto de vista del sistema sexo-género, son un componente fundamental de las desigualdades sociales, que en América Latina y el Caribe sin duda la izquierda se propone superar, eliminar o disminuir.
Allí empiezan a aparecer algunas razones fundamentales por las cuales una perspectiva feminista en la izquierda política es, no necesaria, sino imprescindible. Yo me animaría a decir que no se puede avanzar en planteos verdaderamente de izquierda política sin incorporar esta perspectiva feminista. Voy a compartir algunos puntos sobre dichos fundamentos.
En primer lugar, la idea de la visión interseccional de las desigualdades. Es el feminismo quien ha mostrado esa interseccionalidad y por lo tanto el reconocimiento de que las opresiones y la discriminación están interconectadas y se superponen entre sí con las tramas de desigualdades que abordamos en la Conferencia de México en 2022. Además, afectan a diferentes grupos de mujeres de manera desigual. Una izquierda feminista claramente considera esta complejidad y lucha por la justicia social, tomando en cuenta las intersecciones entre género, raza, clase, orientación sexual, identidad de género, discapacidad, entre tantas otras dimensiones.
En segundo lugar, hay que colocar en el centro la idea de la igualdad que todavía está lejos en América Latina y el Caribe y en el mundo. En nuestra región la más grave es la igualdad salarial y en las oportunidades laborales. Si realmente queremos trabajar para que todos y todas ganen lo mismo, no hay forma de hacerlo sin incorporar esta perspectiva feminista que justamente se preocupa por cerrar esa brecha salarial y eliminar la discriminación en el ámbito del trabajo, procurando que todas las personas, independientemente de su género, reciban un salario justo y tengan igualdad de oportunidades para acceder a los puestos de trabajo y para hacer su trayectoria laboral.
En tercer lugar, la visión crítica de la división sexual del trabajo, donde probablemente es el principal aporte del feminismo justamente a la discusión de la izquierda, porque el feminismo ha desafiado la idea de que esa división sexual del trabajo que tantos y tantas toman como natural en que las actividades domésticas y de cuidados son responsabilidad exclusiva de las mujeres. Además, el feminismo ha mostrado cómo esta división desigual del trabajo se reproduce en el origen de las desigualdades de género y de las desigualdades sociales. Por supuesto, el feminismo ha planteado la redistribución equitativa de ese trabajo doméstico de cuidados, así como el reconocimiento y la valoración de estas labores. Entonces, una izquierda que no cuestione esta visión crítica de la división sexual del trabajo, no estaría cumpliendo con los objetivos mencionados.
En cuarto lugar está el tema de los cuidados, donde la izquierda y el feminismo se entrelazan en una especie de vínculo muy poderoso que promueve la construcción de una sociedad más justa y más igualitaria. El cuidado es básicamente la atención hacia las personas dependientes como niños/as, personas mayores. Y desde la perspectiva de izquierda, el cuidado se convierte en muchos casos en una pieza fundamental para establecer políticas y medidas que garanticen el bienestar y la dignidad de todas las personas, particularmente preocupándose por cómo (re)distribuir ese trabajo de cuidados.
En quinto lugar tenemos los derechos reproductivos. Claramente el feminismo ha planteado el derecho de las mujeres a tomar decisiones autónomas sobre sus cuerpos y salud reproductiva, incluyendo el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, la anticoncepción y el derecho al aborto legal y seguro.
Generalmente, una izquierda feminista no puede dejar de colocar en el centro dichos temas. A su vez, tenemos la participación política y el liderazgo. Una izquierda feminista impulsa activamente la participación política y el liderazgo de las mujeres en todos los niveles de la sociedad, tratando de eliminar las barreras que impiden esa participación, promoviendo la representación igualitaria en los lugares de toma de decisión.
También hay un punto vinculado que es la violencia basada en género. Una izquierda que no coloque en el centro esa problemática, sabiendo cómo afecta a todas las mujeres en la región, está lejos de cumplir con el objetivo que mencionamos al inicio. Por lo tanto, este tiene que ser un tema central en la agenda de la izquierda y particularmente de una izquierda feminista.
¿A qué quiero ir con todo esto? En definitiva, es necesario que la izquierda sea feminista para abordar realmente las desigualdades. Si no nos vamos a quedar en lo discursivo respecto a las desigualdades en todas sus dimensiones, incluyendo la de género, hay que abordarlas de manera integral y efectiva, reconociendo las múltiples dimensiones de la opresión y luchando por la equidad en todas las áreas de la sociedad.
Solo a través de esta alianza comprometida entre la izquierda y el feminismo, vamos a poder avanzar hacia esas sociedades más justas, inclusivas y respetuosas. Además, es importante recordar que todas nuestras sociedades tienen una deuda con las mujeres y con el feminismo. Y la izquierda tiene la obligación ética, moral y política de asumir ese legado para hacer otra sociedad ante las desigualdades de género.
No podemos avanzar en esta idea colectiva de transformación social, sin incorporar los planteos del feminismo en el centro de esos procesos de transformación. Si la izquierda no fuera capaz de asumir las reivindicaciones políticas, sin duda su propuesta de transformación social y política va a perder legitimidad, va a ser muy acotada y no va a ser realmente transformadora.
Desde mi perspectiva, necesitamos políticas feministas para interrumpir los procesos de agravamiento de la profundización de la desigualdad que se están dando en América Latina y el Caribe. Es muy importante que dicho desafío sea asumido en las discusiones electorales, pero también en las discusiones más de fondo que se están dando a nivel de la izquierda latinoamericana.
CLACSO se ha definido como una institución y organización feminista que pretende, dentro de lo que es un marco acotado de acción y de trabajo, dar respuestas a estos temas.
Hay que tener mucho cuidado con la banalización del feminismo, cuando estamos hablando de estructuras históricas de desigualdad que nada tienen de banales. Hay que tener una mirada crítica y transformadora con vocación de transformar la sociedad más justa e igualitaria en los objetivos del feminismo que van de la mano de los objetivos que plantea la izquierda en nuestra región.
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