«No les prestamos suficiente atención a las fisuras culturales»

 «No les prestamos suficiente atención a las fisuras culturales»

Transcripción de la columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 3 de abril de 2024

En primer lugar quiero destacar que el tema de las derechas lo venimos trabajando de manera secuencial con una serie de actividades que comenzaron el año pasado en el marco de lo que llamamos 40-50-50, los 40 años de la recuperación democrática aquí en Argentina y 50 del golpe en Uruguay y en Chile. Al hablar de esos temas hoy es introducir lo que está ocurriendo a nivel de la expresión de las derechas especialmente de la relación entre derechas y nuevas derechas y democracia en América Latina.

En el ciclo «Avance de las derechas en el mundo» nos centramos más en el Conosur, pero sabemos que este es un fenómeno a nivel de toda América Latina y del mundo porque estas expresiones las encontramos también en otras regiones. ¿Por qué por qué hacer esto? Porque es un tema que nos preocupa y nos ocupa. Y que además es un eje central de nuestras Plataformas para el Diálogo Social, que articulan todo lo que tiene que ver con la producción de conocimiento con la política pública y los movimientos y las organizaciones sociales. Por si todo eso fuera poco, lo hicimos aquí, en nuestra casa de CLACSO, en el marco de la semana del 24 de marzo, con todo lo que implica esa fecha en relación a la democracia, en términos de Derechos Humanos y de Nunca más, en términos de memoria, verdad y justicia.

Estos temas que parecerían ir por carriles distintos en realidad están todos relacionados entre sí. Me permito hacer una primera reflexión vinculada a las democracias. Quienes desde hace muchos años nos dedicamos a las ciencias sociales tuvimos un primer gran momento en la región de América Latina y especialmente en América del Sur, donde se hablaba de la recuperación democrática. Estoy hablando obviamente de los momentos de salida de los golpes de Estado civiles y militares en nuestros países.

Yo recuerdo estar estudiando sociología en esos momentos o en los primeros momentos de la recuperación democrática en el Uruguay y este era un eje central de la reflexión. Lo que implica la democracia, haberla recuperado y fortalecerla cotidianamente en el día a día en los distintos planos y dimensiones a los que nos referimos cuando hablamos de democracia. Pasados los años, creíamos quizás que era un tema superado, por lo menos de análisis, de estudio, de investigación, porque las democracias se habían recuperado en nuestra región, en la mayoría de los países. Entonces, no parecía ser un tema de agenda.

Sin embargo, nos vimos sorprendidos o desafiados nuevamente a colocar este tema, ya no como un tema más sino como un tema central en la preocupación de todos y todas. Pero particularmente de quienes hacemos ciencias sociales. Eso en buena parte tiene que ver con la emergencia de estos movimientos de derechas, nuevas derechas o ultras derechas que están desafiando las conquistas democráticas, que creíamos irreversibles.

Lo que se ve en algunos países, caso de España, con Vox, caso de Francia con Marine Le Pen o podría poner como ejemplo a Donald Trump en Estados Unidos y a Javier Milei en Argentina, es un riesgo de los sistemas democráticos. Yo creo que, si bien en principio se juega dentro del marco democrático, hay un riesgo en términos de lo que llamábamos la consolidación democrática y segundo, y principalmente, en términos de los derechos humanos, de los derechos de todos y todas.

Porque más allá de las reglas democráticas lo que se está poniendo en cuestión son los derechos de los distintos colectivos que están siendo atacados. Esto no es ya una proyección de lo que podría pasar, por ejemplo si miramos el caso argentino, sino una realidad. Determinados derechos han sido recortados, eliminados y socavados en este corto tiempo, en los poco más de 100 días que lleva por ejemplo el gobierno de Javier Milei. Este es un fenómeno que, aún dentro de los marcos de la democracia liberal, con todo lo que eso implica, tiene expresiones en prácticamente todos los países de nuestra región.

En el seminario de la semana del 20 de marzo, nuestra colega de Transform! Europe, Marga Ferré, mostró un mapa sobre cómo avanzan las expresiones, los partidos o los movimientos políticos asociados a la derecha en el mundo. Yo, por mi parte, centré mi mirada en América Latina. Hoy están en discusión los derechos de todos y de todas y allí tenemos ejemplos muy concretos. Podemos pensar en los derechos de las personas con discapacidad en Argentina, donde hubo una reducción importante, con despidos en la Agencia Nacional de Discapacidad o lo que ha ocurrido e con el el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI).

Pensemos, más en general, en todo lo ocurrido en términos de derechos asociados al género, a las mujeres y las disidencias. Creo que lo más simbólico es la prohibición del lenguaje inclusivo, la prohibición de la perspectiva de género, como si eso se pudiera prohibir por decreto. Como correlato de todo eso, la eliminación en el Congreso del antes salón de las mujeres, llamado ahora salón de los próceres. Creo que allí tenemos un indicador.

Además, hay algunos peligros muy específicos que me parece que tenemos que tener en cuenta, vinculados a esta amenaza de las derechas en el ejercicio del gobierno. Los primeros propósitos que se plantean estos gobiernos de derecha son el debilitamiento y, si es posible, la eliminación de las bases que constituyen al Estado de Bienestar. Qué curioso que justo en Argentina, que es junto con Uruguay de los dos países que han desarrollado algo parecido a un Estado de Bienestar en América Latina y el Caribe, haya un énfasis en recortar los servicios públicos, particularmente los servicios públicos sociales. Estoy hablando de cosas tan básicas como la educación, la salud, la seguridad social.

Esto tiene un impacto directo sobre las condiciones de vida de todos y todas, que es más grave aún para los sectores más vulnerables. Pero nos afecta a todos y todas en nuestra vida cotidiana. Además, hay un retroceso concreto en el campo de los Derechos Humanos con las posiciones conservadoras que toman estas nuevas derechas en todo lo que tiene que ver con las cuestiones sociales, con especial énfasis en la temática de género y el feminismo. Creo que allí tenemos peligros específicos dentro aún del juego democrático.

En el marco de estas transformaciones que se vienen dando, parece haber sociedades muy enojadas en algunos países, que no ven respuestas satisfactorias a sus problemas en el marco de las democracias liberales. Y entonces, tienden hacia sectores de ultraderecha que restringen los derechos y en algunos casos votan incluso en contra de sus propios intereses…

En lo que estás refiriendo justamente, este atentar o ir en contra de las bases de ese sistema de bienestar individual y colectivo, hay algunos elementos que creo que son importantes. El primero es la desigualdad. No nos podemos olvidar de que estamos analizando todo esto en un contexto y en una región donde la desigualdad es la característica estructural histórica, pero también una que se ha profundizado en los últimos años. Recordemos que América Latina en general venía atravesando un periodo de acortamiento de las brechas de desigualdad, pero a partir de 2015/2016, según los datos que tomemos como referencia, se vuelven a amplificar. Y la pandemia no hizo más que agrandar esa brecha de desigualdad. Entonces, ahí hay un primer elemento a tener en cuenta.

El segundo tiene que ver con el descontento que planteabas, asociado a crisis económicas  en la mayoría de los casos. Se dan situaciones de restricción económica y de no crecimiento que generan una especie de terreno fértil para la búsqueda de alternativas a esa desigualdad, esa crisis económica.

Creo que hay un tercer elemento que tiene que ver con la seguridad. Es asombroso cómo en todos nuestros países este tema de la seguridad, sea real o no, se ubica en los primeros lugares de la preocupación de las personas. Me refiero a situaciones de violencia de criminalidad, inseguridad pública, y por supuesto también a situaciones asociadas al fenómeno del narcotráfico. Quizás, si rastreamos esos problemas de seguridad, estaban presentes antes de la pandemia, pero desde mi punto de vista se han exacerbado a partir de ella.

Otro factor relacionado a la seguridad es la inseguridad sanitaria, que ponía en riesgo la vida. Todos los discursos que recordamos de la época de la pandemia llevaron en muchos casos a que aceptemos niveles increíbles de control sobre nuestras vidas, sobre nuestros desplazamientos, sobre nuestras conductas cotidianas. Quizás allí también apareció un terreno fértil para este tipo de comportamientos, esta idea de la necesidad de la securitización de las relaciones sociales y de la vida en sociedad.

No casualmente estas derechas generalmente llegan al poder con el discurso de la mano dura, del control del delito, de la posibilidad de existencia, de niveles que permitan la circulación de todos y todas. La famosa búsqueda del orden. Creo que esos elementos pueden contribuir a entender esto.

Y también algo que venimos diciendo hace tiempo: el descontento con la clase política, como se la llama aquí en Argentina, la famosa “casta”, el establishment político en los distintos países. Acá creo que fue muy claro. Surge la necesidad de algo diferente, aunque eso diferente suene terrible.

Tiene que ver con ese descontento en general con la clase política y fíjate que yo digo con la clase política y no con los partidos políticos necesariamente. Me gusta hacer esa separación, porque los partidos políticos son esenciales para la vida democrática. Sin partidos políticos no hay vida democrática posible, por lo menos en estas formas de organización democrática que tenemos

El último punto que no quiero dejar de mencionar tiene que ver con el conservadurismo cultural, es decir el retorno de algunos discursos muy conservadores en términos culturales. Recuerdo algunas discusiones e intercambios que hemos tenido aquí vinculados a eso que a mí me gusta llamar las fisuras en el orden de lo cultural. En muchos casos, dejaron de ser fisuras y quizás son grietas, como dicen aquí en Argentina. Pero esas fisuras del orden cultural, a las que probablemente no les prestamos suficiente atención por la crisis económica, la crisis sanitaria y por algunos acontecimientos de orden político.

Cuando digo que no les prestamos suficiente atención, me refiero a los y las cientistas sociales. Nos descuidamos un poco cuando veíamos que efectivamente se estaban dando estas fisuras. Y por allí empiezan a aparecer estos discursos tremendamente conservadores que también creíamos superados en el ámbito de lo social. Nuevamente el ejemplo por excelencia en esa expresión del conservadurismo es todo lo vinculado a las relaciones de género, ese concepto inventado de la ideología de género, que no es más que una expresión de ese conservadurismo cultural.

Creo que el antifeminismo exacerbado es una penosa característica que comparten todas estas expresiones de derecha. Allí ponen el eje de su batalla cultural, porque se sienten amenazados por el avance de los derechos de las mujeres y las disidencias en nuestros países. Sienten amenazas en las posiciones simbólicas y de poder que han ocupado siempre, por los avances vinculados a las mujeres y a los feminismos. Hay discursos muy claros en este sentido: la pelea contra el lenguaje inclusivo que puse o esta idea de que es momento de que las mujeres vuelvan a sus roles tradicionales, puertas adentro de sus casas, a ocuparse de sus hijos, de la vida doméstica y no mucho más. Eso es lo que hoy estamos analizando, para comprender, pero sobre todo para construir alternativas.

La gran preocupación que se genera en el marco de los avances de estas nuevas derechas es cuáles son los frenos. Por ejemplo, en Argentina hay un montón de gente en ministerios que se acaba de enterar de que fue despedida y surge la cuestión de cómo van a funcionar esos espacios sin toda esa gente menos. Da la sensación de que es muy fácil la destrucción de cosas cuya construcción llevó tanto tiempo y que son tan fundamentales para la vida democrática. ¿Cuáles te parece que son los frenos a estas situaciones?

Estos ejemplos que estás poniendo son ni más ni menos que el eje central de las propuestas de estos gobiernos de derecha: el achicamiento del Estado a su mínima expresión por la creencia de que el mercado lo regula todo. Vemos que no. Por ejemplo, ayer me atacaron los mosquitos y no hay prácticamente posibilidad en Argentina de comprar repelentes. El país vive una crisis de dengue como nunca antes en la historia. ¿Dónde está el mercado entonces? Pongo este ejemplo para mostrar cómo ese discurso absurdo se desmonta.

Pero volviendo a lo que me preguntabas, creo que hay dos elementos que son centrales. El primero, hay que tratar de fortalecer, en lo posible, las distintas instituciones de la democracia y su funcionamiento independiente: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial. Esa es la base del sistema democrático y es fundamental la independencia en el funcionamiento de estos tres poderes. No se puede permitir por ejemplo que se gobierne por decretos avasallando al Poder Legislativo avasallando al Judicial.

El segundo, que creo que es aún más importante en el marco de instituciones democráticas que funcionen, es el fortalecimiento de los espacios asociados al control ciudadano, es decir al ejercicio real de la ciudadanía de todos y de todas. La ciudadanía es un componente esencial de la democracia. Eso implica sociedad civil, organizaciones sociales, movimientos sociales organizados, con agenda, trabajando y controlando lo que se hace desde los distintos poderes del Estado. Y denunciando, cuando es necesario denunciar, como estamos haciendo aquí en Argentina, trabajando junto a nuestros centros miembros, organizándonos, discutiendo y proponiendo alternativas para este momento tan complejo.


Si desea recibir más información sobre las propuestas de formación de CLACSO:

[widget id=”custom_html-57″]

a nuestras listas de correo electrónico.