“Los pueblos indígenas representan la mayor parte de la diversidad cultural del mundo”
(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 17 de agosto 2022)
El 9 de agosto se conmemoró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con el objetivo dar visibilidad a la situación de las comunidades originarias, que se suelen encontrarse entre las poblaciones más vulnerables de nuestras sociedades.
Según Naciones Unidas, existen alrededor de 476 millones de indígenas viviendo a lo largo de 90 países. De ellos 8 millones habitan en América Latina y el Caribe, representando el 11.5 % de la población indígena global. La mayoría de la población indígena de nuestra región se concentra en seis países: Chile, Colombia, Guatemala, México, Bolivia y Perú.
Las desigualdades estructurales de carácter político, económico, social, ambiental y sanitario que afectan a los pueblos indígenas configuran un escenario de gran vulnerabilidad frente al resto de la población.
Los pueblos originarios representan poco más del 5% de la población mundial, pero, sin embargo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables representando el 15% de los más pobres, y el 19% de la población que se encuentra en situación de extrema pobreza.
La incidencia de la pobreza y de la pobreza extrema es mayor entre las personas indígenas. De acuerdo con el último Panorama Social de América Latina de la CEPAL, en nuestra región la tasa de pobreza de las personas indígenas asciende al 52,1%, mientras que la tasa de pobreza en personas no indígenas o afrodescendientes se ubica en 25,8%. Estamos hablando del doble, por lo tanto. La brecha es aún más escandalosa si nos fijamos en la extrema pobreza: el 25,8% de la población indígena pasa hambre, contra el 7,6% de la población no indígena ni afrodescendiente. Aquí la relación es de 4 veces superior. Es decir que las personas que pertenecen a pueblos o comunidades originarias en nuestra región tienen cuatro veces más probabilidades de vivir en condiciones de extrema pobreza que sus homólogos no indígenas.
Las personas indígenas enfrentan discriminación estructural en los mercados laborales. Los ingresos de los trabajadores indígenas promedian sólo la mitad de los de trabajadores no indígenas, debido en gran parte a factores como la discriminación y la calidad de la enseñanza. Más del 86% de las personas indígenas, en comparación con el 66% de las personas no indígenas, trabajan además en la economía informal. Economía informal que, como hemos mencionado en otras columnas, sabemos los problemas de acceso a seguridad social y a bienestar social que presentan.
Los pueblos indígenas padecen las consecuencias de la injusticia histórica, a saber, la injusticia producto de la colonización, de la desposesión de sus tierras, de sus territorios y sus recursos, la opresión y la discriminación.
Son muy pocos los países que reconocen los derechos de los pueblos indígenas a la tierra, ni siquiera en esos países se han completado los procedimientos de otorgamiento de títulos y de demarcación de las tierras. Pero son muy pocos, la mayoría ni siquiera reconocen estos derechos. La falta de seguridad jurídica de la tenencia sigue siendo un problema clave para los pueblos indígenas casi en todas partes. En los últimos años, el desarrollo de megaproyectos mineros, hidrocarburíferos, de represas y del avance de la frontera agrícola, ganadera y forestal ha provocado una nueva oleada de despojo de estos pueblos indígenas.
La CEPAL identificó, tan solo entre 2015 y 2019, más de 1.200 conflictos en 13 países de América Latina, derivados de la afectación de los derechos territoriales de los pueblos indígenas asociados a industrias extractivas. Uno de los temas que hemos discutido en CLACSO y que también está presente en estos días en el marco del Congreso de ALAS. Durante ese mismo período –2015 a 2019–, 232 líderes y lideresas indígenas fueron asesinados en el marco de los conflictos territoriales: en promedio, 4 defensores y defensoras indígenas son asesinados cada mes en nuestra región latinoamericana.
Los pueblos indígenas representan la mayor parte de la diversidad cultural del mundo. Se calcula que representan unas 5.000 culturas indígenas diferentes. Por ese motivo, los pueblos indígenas del mundo representan la mayor parte de la diversidad cultural del planeta, aunque constituyen una minoría del pu8nto de vista numérico.
Pero su reivindicación excede lo cultural: las comunidades originarias nos proponen alternativas al modo en que producimos y nos vinculamos con la naturaleza. Los pueblos indígenas han heredado y practican culturas y formas únicas de relacionarse con la gente y con el medio ambiente. Si bien los pueblos indígenas poseen, ocupan o utilizan el 20% de la superficie del mundo, protegen el 80% de la biodiversidad que aún queda en el planeta.
Dentro de estos pueblos, las mujeres son pilares esenciales en las comunidades y en pueblos indígenas y juegan un papel muy importante en la preservación y transmisión de los conocimientos y prácticas ancestrales tradicionales.
Las mujeres indígenas tienen un rol colectivo y comunitario integral como cuidadoras de los recursos naturales y como cuidadoras de las personas en sus comunidades; además son guardianas del conocimiento y cada vez más toman las riendas de iniciativas como la defensa de las tierras o la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas en todo el mundo.
Por todo ello, podemos entender el por qué de la importancia de esta fecha internacional –9 de agosto–, pero sobre todo el por qué de la importancia de tomar en consideración en todos nuestros análisis, en todos nuestros trabajos y nuestras prácticas, de la realidad de los pueblos indígenas en el mundo, pero en particular en América Latina y el Caribe.
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