“La tierra está en peligro”
(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 5 de abril 2023)
En 2021, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas que reunió miles de artículos científicos, alertaba acerca de las emisiones continuas de gases de efecto invernadero que estarían superando un límite clave para la temperatura global en poco más de una década. Y desde entonces la situación se ha agravado más aún, basta ver las olas de sequías que afectan cada veranos como pasó en Uruguay, Argentina, por supuesto en gran parte del planeta.
Este informe deja constancia de que el clima se ha transformado con respecto al de la era preindustrial y que la actividad humana es la principal causa de este cambio. Y eso tenemos que registrarlo y prestarle particular atención.
El impacto ambiental del estilo de desarrollo actual hace que, sin lugar a duda, se ponga en peligro el bienestar de buena parte de la humanidad y en muchos casos la propia supervivencia. Es sin dudas uno de los grandes desafíos que tenemos que afrontar urgentemente, ya que se ponen en riesgo los recursos comunes del mundo, lo que damos en llamar los Bienes Públicos Globales como la atmósfera, los océanos, los polos, la biodiversidad y un largo etcétera.
Estas alteraciones que se están viendo a nivel climático exceden los rangos de variabilidad sostenible a nivel de la temperatura, de las precipitaciones, de cómo está compuesta la atmósfera, lo que amenaza a todos los seres vivos tanto de la tierra como del mar. Y esta evidencia sobre el calentamiento global es hoy indiscutible, inequívoca, fruto en gran medida de la actividad humana, del aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero producidos por la quema de combustibles fósiles, por el cambio del uso del suelo y otros factores de la actividad humana.
Este cambio climático podemos apreciarlo en el aumento de la temperatura media a nivel mundial; es uno de los elementos que quizás nos es más fácil visibilizar junto con la modificación de los patrones de las lluvias. Estas transformaciones, además, influyen en las actividades económicas, en el bienestar social y también por supuesto en los ecosistemas.
De qué estamos hablando concretamente cuando hablamos del aumento de la temperatura: a menos que se tomen medidas urgentes y a gran escala es probable que la temperatura media mundial supere el umbral de calentamiento en 1.5 grados Celsius en los próximos 20 años y 1.6 en 2060. En esa dirección, los compromisos que se tomaron hasta ahora en los distintos países para reducir las emisiones y para disminuir este calentamiento global han sido absolutamente insuficientes y han tenido poca incidencia en frenar este cambio climático.
En pocas palabras: nos estamos quedando sin tiempo, la tierra se está quedando sin tiempo. Este tema ambiental y del cambio climático es uno de los mayores desafíos de esta era, ya que ninguno de nuestros países es inmune a estos efectos del cambio climático con efectos globales a nivel de la economía, de la salud, de la producción de alimentos y del bienestar en general.
La clave está en pensar tanto a nivel micro como a nivel macro qué es lo que podemos hacer cada uno de nosotros y nosotras. Tenemos que recordar que este nivel micro es muy importante, pero también que la mayor responsabilidad está en el nivel macro. Es decir, la tienen los estados, los gobiernos, los organismos internacionales. Trabajamos en los dos niveles, pero recordando los distintos niveles de responsabilidad que afectan a cada uno de estos niveles de análisis.
Tenemos que incorporar el cambio climático como una de las dimensiones centrales hoy del desarrollo, del bienestar y en definitiva del futuro que nos espera. CLACSO está incorporando esta temática del ambiente y del cambio climático en nuestras reflexiones, en nuestros trabajos; es parte esencial de nuestras Plataformas para el Diálogo Social.
Hoy en particular vamos a desarrollar la preocupante situación actual de la Amazonía, que es el bosque tropical más extendido del mundo y que sufre desde hace décadas los embates de los apetitos empresariales, agrícolas y mineros con sus consecuencias sobre la deforestación en perjuicio del ecosistema y de las poblaciones indígenas que allí habitan.
Hay nueve puntos que podemos señalar en términos de preocupación:
El primero, la deforestación: Para el año 2030 la Amazonía podría haber perdido cerca de un tercio de la densidad de su vegetación actual, lo que se traduce en más de 85 millones de hectáreas.
Segundo, los incendios: Dada la gran masa forestal de la Amazonía, los incendios son otra grave amenaza al ecosistema. De hecho, si miramos por ejemplo el mes de agosto de 2022 se registró el mayor número de incendios simultáneos en la región desde el año 2017. En esta ocasión se contabilizaron hasta 3.358 focos repartidos por todo el territorio, los cuales se achacan mayormente a la deforestación y al desbroce de áreas de pastoreo, ya que los incendios naturales en la Amazonía, por sus características, son fenómenos realmente bastante improbables.
Tercer punto, la minería y explotación de hidrocarburos: Por haber sido una zona de la tierra relativamente inaccesible en el pasado, la Amazonía en la actualidad sigue contando con algunas de las mayores reservas minerales y de hidrocarburos del mundo. El 15% del bioma amazónico se ve afectado en la actualidad por algún tipo de explotación minera o para la extracción de gas o petróleo. De entre todas estas amenazas la más importante de todas se refiere a la minería del oro, debido al empleo del mercurio en su refinamiento: un potente contaminante del agua y el suelo.
En cuarto lugar, las represas hidroeléctricas: El incremento en la construcción de presas para la producción de energía eléctrica es otra de las graves amenazas que enfrenta la bioregión, ya que afecta el flujo natural de los ríos, los procesos de transporte de sedimentos, además de poner en peligros los procesos de migración de algunos peces o especies tan icónicas como el delfín de río del amazonas. En la actualidad existen 154 presas hidroeléctricas en la región y hay hasta 277 proyectos para construir nuevas presas.
En quinto lugar, la agricultura intensiva: Con la deforestación, en los últimos años grandes extensiones de terreno han sido liberadas de árboles para ser ocupados por terrenos agrícolas, principalmente destinados a la producción de soja o para la alimentación del ganado. Otros de los cultivos que más se expanden por la Amazonía es el de la palma de aceite, que se une además a un aumento del terreno dedicado a la ganadería para la producción de leche y carne.
En sexto lugar, las vías de transporte: Otro de los grandes impactos generados en la Amazonía procede de la construcción de nuevas vías de transporte, sean carreteras, vías férreas o del aprovechamiento de las vías fluviales, la mayoría relacionadas con el aumento de la exportación de productos hacia nuevos mercados, sobre todo asiáticos.
En séptimo lugar, la pesca indiscriminada: Muchas de las comunidades autóctonas de la Amazonía sobreviven gracias a la realización a pequeña escala de actividades como la pesca y la caza. No obstante, en los últimos años lo que vemos son grandes empresas que están sobreexplotando el ecosistema fluvial.
En octavo lugar, el cambio climático: Al día de hoy, una de las mayores amenazas para la Amazonia es el cambio climático. Unido a la pérdida de masa forestal y al aumento de los incendios provocados y no naturales.
Y, por último, lo más importante, son las últimas tribus del Amazonas que están en peligro de extinción: En la selva amazónica de Perú y Brasil, mineros, rancheros y leñadores furtivos invaden los territorios ancestrales de los últimos pueblos aislados. En toda la cuenca del Amazonas hay entre 50 y 100 tribus aisladas y no contactadas, que representan la mayoría de las tribus aisladas que quedan en el planeta y que corren serios peligros de desaparecer por el avance salvaje de la actividad humana sobre la selva.
Estos puntos me parece importante mencionarlos, además decir que el marco del próximo Foro que vamos a estar realizando desde CLACSO en el Caribe está vinculado a la temática de los cuidados, pero estaremos allí justamente estableciendo un diálogo entre esta plataforma vinculada a la cuestión de los cuidados con la plataforma ambiental. Y también estaremos presentando el afiche “Amazonas – La diversidad Amenazada” con texto del filósofo brasileño Leonardo Boff e ilustración del dibujante argentino REP.
Ahí, Boff sostiene: “La Tierra no es de nadie. Es un bien común de toda la humanidad y de toda la comunidad de vida (animales, árboles, microorganismos, etc.). La Amazonía que abarca 9 países con cerca de 8 millones de kilómetros cuadrados es parte de la Tierra; Brasil y otros países no son los señores de la Amazonia. La Amazonia es de toda la Tierra, de toda la humanidad.” En este punto, nos tiene que llamar a reforzar nuestro trabajo en esta clave ambiental y de cambio climático.
-¿Cuál es el impacto de las políticas concretas en el marco del cambio climático? Vimos en Brasil un gobierno anterior al de Lula como fue el de Bolsonaro, donde hubo lógicas de destrucción de la Amazonía, pero también persecución de estas comunidades ancestrales que se encuentran viviendo ahí, fue realmente muy complejo también en la destrucción de los territorios.
-Absolutamente. Todo basado en un interés puramente mercantil. Lo importante aquí es retener la idea de estos bienes públicos globales, entender que justamente se trata de bienes públicos. Por lo tanto, no deben ser objeto de tratamiento mercantil, ni convertirse en bienes transables a nivel del mercado. Allí todos y todas estamos llamados a actuar con responsabilidad, pero la responsabilidad principal la tienen los estados por medio de sus políticas públicas para preservar estos bienes públicos globales necesarios, porque ponen en cuestión la propia sobrevivencia. Aquí, lamentablemente, debemos decir que, por supuesto, hay algunos gobiernos como el que tú mencionas de Bolsonaro que poco han colocado el foco en la preservación de estos bienes públicos globales, sino que han actuado más bien en el sentido contrario. Pero que a nivel general tampoco vemos hoy un nivel de acción de los estados en la protección de estos bienes públicos globales. Y por eso, el informe que citaba al inicio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas nos llama una vez más la atención, diciendo: todos estos acuerdos, todos estos elementos, que supuestamente han sido acordados a nivel mundial, poco se están respetando, porque el cambio climático sigue avanzando, la temperatura media del planeta sigue aumentando y nos hablan de esa conclusión de que la tierra está en peligro; la tierra se está quedando sin tiempo de reacción.
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