“La salud tiene que ser un bien público integral garantizado por el Estado”

 “La salud tiene que ser un bien público integral garantizado por el Estado”

(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 6 de abril 2022)

El miércoles 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud y te propongo hablar de salud. La OMS (Organización Mundial de la Salud) para este 2022 en el marco de la pandemia, un planeta contaminado y una incidencia creciente de las enfermedades, eligió como tema “Nuestro Planeta, Nuestra Salud” para llamar justamente la atención sobre la interconexión entre los distintos ecosistemas del planeta y de nuestra salud.

En CLACSO hemos considerado la temática de la salud como uno de los elementos centrales y pilares para el bienestar social (y también individual).



Quiero utilizar la ocasión de este Día Mundial de la Salud para recordar algunas cuestiones de nuestra región latinoamericana y caribeña; por ejemplo, la OPS (Organización Panamericana de la Salud) estima que hay un 30% de la población de nuestra región que hoy no tiene acceso a la atención de la salud. Y principalmente ese no acceso es por razones económicas, es decir, no tener recursos para poder pagar los costos de la atención de la salud. Y la pandemia que atravesamos estos dos últimos años no hizo más que agravar el problema, porque los sistemas de salud de nuestra región latinoamericana ya estaban bajo presión antes del COVID-19. No olvidemos: En 2019 la epidemia del dengue fue gravísima en América Latina y el Caribe. Entonces, esos sistemas sanitarios que ya estaban bajo presión se vieron tensionados al máximo estos dos últimos años en el marco de la pandemia.

Recordemos también que si miramos América Latina y el Caribe, solo el 57% de las personas empleadas de 15 años o más tienen acceso a algún seguro de salud, es decir, alguna cobertura de salud que se la da por su condición de trabajador o trabajadora. En la población de ingresos más bajos, es decir quien tiene menos ingresos, la cobertura era solo de un 34% y además tenemos que sumarle la dificultad que se agrega para acceder a la atención o centros de salud en las zonas rurales o en las zonas alejadas de los centros poblados.

También según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gasto en salud que sale directamente de los bolsillos de los hogares y de las personas, representa el 37% del gasto corriente total de salud en América Latina y el Caribe. Este nivel –para que nos ubiquemos– representa un poco más que el doble de esta situación en la Unión Europea. También tenemos que agregarle el trabajo no remunerado en salud que realizan las mujeres en los hogares, es decir, toda la atención de la salud que se realizan en los hogares por parte de las mujeres y que no hizo más que aumentar durante la pandemia, donde el foco estuvo únicamente en el COVID-19 y todo lo demás se delegó prácticamente a la atención en los hogares. Antes de la pandemia, el 80% de las situaciones de cuidados de la salud se hacían en los hogares. Imaginemos esta cifra durante o después de la pandemia.

Más del 70% de las personas que trabajan en el sector de la salud son mujeres, es decir, son trabajadoras mujeres que están atendiendo el sistema de salud en América Latina y el Caribe. La pandemia desplazó el foco de algunas enfermedades que requieren realmente de un seguimiento y una atención por parte del sistema de salud, como por ejemplo todo lo vinculado a los servicios de salud sexual y reproductiva y también lo vinculado a las enfermedades crónicas de distinto tipo.

¿A qué nos lleva toda esta reflexión? A su vez quiero agregarle un elemento que tiene que ver con la posibilidad real de acceso y a la calidad de los servicios de salud en nuestra región. El panorama allí es muy dispar y desigual, es una de las tantas tramas de las desigualdades que estaremos analizando en nuestra Conferencia #CLACSO2022.

Si lo que queremos es lograr esa universalidad que nadie quiere por fuera de este derecho tan básico a la atención a la salud, necesitamos fortalecer el compromiso de todos nuestros países con la cobertura y el acceso universal de la salud. Es un paso absolutamente básico para poder hablar de sistemas de protección social universales.

Recordemos lo que pasó durante la pandemia con las vacunas: el escándalo en la desigualdad en el acceso a las vacunas, y eso se vincula al escándalo de las industrias farmacéuticas globales que condicionan absolutamente la posibilidad de las personas de acceder a los tratamientos necesarios en caso de encontrarse enferma. Las industrias farmacéuticas son un sector profundamente concentrado que fija de manera arbitraria los precios y las posibilidades de acceso.

Hoy en día en los países centrales, una de cada tres personas no accede a medicamentos por razones económicas, mientras que en nuestra región esa cifra aumenta a dos de cada tres, es decir, el 66% de la población hoy no está accediendo a los medicamentos necesarios para atender su salud. Por tanto, en este Día Mundial de la Salud recordemos con fuerza una vez más lo que venimos diciendo desde CLACSO: la salud es un derecho humano fundamental y la salud tiene que ser un bien público garantizado por el Estado mediante políticas de salud e intervenciones intersectoriales que efectivamente aborden los problemas de salud de una manera integral.

Tenemos que promover de una buena vez en toda la región latinoamericana y caribeña sistemas integrales y universales de acceso a la salud y también a la protección social. Hay que prestar además especial atención a otras dimensiones de la desigualdad que suelen también verse reflejadas en este campo, como los cuidados o trabajos no remunerados, pero también la dimensión generacional de cómo acceden los jóvenes a la salud.

-Qué sensación de oportunidad perdida en este tiempo de pandemia en poder construir una salud integral e inclusiva. Se ampliaron y profundizaron la lógica de desigualdad en la salud…

No pretendemos desesperanzar a nadie sino marcar los desafíos hacia adelante, y claramente la salud es un punto central en nuestra región. De una buena vez trabajar la salud como bien público para todos y todas y, por lo tanto, de alcance universal. Para eso se necesitan muchas cosas, pero la primera es compromiso y voluntad política por parte de los estados de América Latina y el Caribe. Y, sin duda, la salud sigue siendo una materia pendiente: desde América Latina debemos recordar esta materia pendiente que afecta los derechos humanos de todos y todas.


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