“La educación superior es un elemento estratégico para el desarrollo soberano de nuestras naciones”

 “La educación superior es un elemento estratégico para el desarrollo soberano de nuestras naciones”

Yamile Socolovsky, Secretaria de Relaciones Internacionales de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) y Directora del Instituto de Estudios y Capacitación (IEC) de Argentina, hizo una presentación en el marco de la “Campaña latinoamericana y caribeña por la democratización de la educación superior y el conocimiento: La educación superior no es mercancía”, que cuenta con el auspicio de numerosas instituciones educativas para quienes la educación superior es un bien público social, un derecho humano y universal y una responsabilidad de los estados.

La campaña regional se da en camino a la Conferencia Mundial de Educación Superior (WHEC2022) que se celebrará en Barcelona, España, del 18 al 20 de mayo organizada por la UNESCO, se inició con el propósito de defender la educación superior pública como derecho y acervo de nuestros pueblos.



Estamos trabajando en una articulación de entidades para llevar adelante una campaña latinoamericana y caribeña en defensa del derecho a la educación superior y la democratización del conocimiento. En primer término, pensando en una agenda inmediata porque en el mes de mayo se va a llevar adelante Barcelona la Conferencia Mundial Superior de la UNESCO. Se ha generado una situación de mucha controversia, no está habiendo claridad respecto de la posibilidad de la participación de voces que entendemos que son de los debates, del trabajo, de la actividad que se desarrolla en la educación superior y en las universidades públicas y particularmente en América Latina.

Entendemos que hemos logrado ya en la Conferencia Regional de Educación Superior que se hizo en Córdoba en el año 2019, en ocasión del centenario de la Reforma Universitaria, acuerdos muy importantes, muy significativos y que reivindicamos en torno al valor que tiene la educación superior y el conocimiento. En esa ocasión reafirmamos nuestra convicción de que la Universidad, la educación superior, es un derecho, es un derecho humano fundamental. Por lo tanto, es una responsabilidad de los estados y que se trata de un elemento estratégico para el desarrollo soberano de nuestras naciones.

Desde esta perspectiva que reivindicamos en América Latina, entendemos que en este momento es fundamental que todas las discusiones que se planteen en torno al futuro de la educación superior, al futuro de la universidad y de las instituciones de producción de conocimiento, tiene que estar repensando cómo es qué garantizamos este derecho y cómo es que nos aseguramos de que la educación superior y la producción de conocimiento en nuestros países responda a estos objetivos que nos planteamos. Y en ese sentido creemos que es muy importante poder estar discutiendo la preocupación que nos genera el modo en que se están profundizando y acelerando la tendencia a la privatización y a la mercantilización de la educación superior y el conocimiento; junto con eso, la precarización del trabajo en la educación superior y en el mundo académico en general, y el redireccionamiento de la organización y la dinámica de los sistemas de educación superior en función del desarrollo de un mercado de la educación superior, pero también en función de la pretensión de que la educación superior complemente o se funcionalice hacia una precarización general del mundo del trabajo.



Esa es una discusión absolutamente actual. Esos son procesos que se están produciendo y es necesario que quienes defendemos esta idea del derecho a la educación, la idea de que es necesario democratizar la producción, la circulación y el acceso al conocimiento, estemos discutiendo estas funciones y estemos discutiendo cuáles son las políticas que es necesario organizar desde los estados para confrontar estas tendencias, y al mismo tiempo que podamos estar discutiendo positivamente cuáles son las reformas que necesitamos en nuestros sistemas de educación, en nuestros sistemas universitarios en nuestros sistemas científico-tecnológicos, para que esas transformaciones sean transformaciones democratizadoras, sean transformaciones que apunten a acompañar la búsqueda de soluciones a los grandes problemas que afrontan nuestras sociedades, a la reparación de las profundas brechas de desigualdad que atraviesan a nuestras sociedades y que atraviesan al mundo. Que podamos también estar discutiendo cómo garantizamos el derecho a la educación y cómo garantizamos que el mundo educativo, el mundo de la educación superior, el mundo universitario, sea un mundo con derechos. Por lo tanto, también que podamos estar discutiendo las formas en que se expresa la desigualdad dentro de nuestros sistemas de educación superior y nuestros sistemas universitarios. Fundamentalmente la desigualdad por razones de género, pero también todas las intersecciones de la desigualdad, de las distintas formas de la desigualdad social que nos preocupan; por supuesto, las cuestiones que tiene que ver con la desigualdad de clase, las desigualdades socioeconómicas, la situación de las personas en condición migrante, la situación de los pueblos originarios y también cómo pensamos en nuestras instituciones de educación superior como lugares donde se puedan producir reapropiaciones de la riqueza que tienen nuestras culturas, lejos de la tendencia que está primando en el desarrollo de la educación superior, que es a construir las instituciones de educación superior como espacios de homogeneización cultural. Nosotros, nosotras, en América Latina y el Caribe tenemos una preocupación muy clara respecto de la necesidad de reconocer esa diversidad cultural que enriquece nuestros territorios y que las universidades, las instituciones de educación superior, sean lugares donde esa diversidad, esa riqueza, se reconozca, se multiplique y nos enriquezca.

En este momento lo que estamos haciendo con un conjunto de entidades muy representativas de la tarea de la educación superior, la producción de conocimiento, la actividad académica en nuestra región es construir las bases para el desarrollo de una campaña que haga visible cuáles son las preocupaciones que tenemos en nuestra región. Que esas preocupaciones, esas advertencias, esas críticas y esas propuestas lleguen no solamente a la Conferencia Mundial de Educación Superior en Barcelona, sino que también sigan trazando un camino para los debates que tenemos que construir y las estrategias que tenemos que desarrollar en nuestro propio territorio latinoamericano y caribeño. Por eso es muy importante que podamos encontrarnos las organizaciones sindicales que representamos a la docencia universitaria en la región, organizada, en la Internacional de la Educación para América Latina, con la UDUAL, una asociación muy importante de instituciones universitarias de la región, con CLACSO, el Consejo Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales, con la CLADE, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación, con la OCLAE, la Organización Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, y con RED ESTRADO, la Red de Estudios sobre el Trabajo Docente. Todas organizaciones con las que hemos compartido muchos encuentros, mucho trabajo, mucha lucha, y que hoy estamos pensando cómo llevar este debate a todo el territorio latinoamericano y caribeño, a cada uno y cada una de las personas que habitamos la universidades, las instituciones de educación superior, pero también al conjunto de nuestra ciudadanía y también, por supuesto, a todos los espacios donde podemos estar teniendo incidencia en la discusión y en la elaboración de las políticas que necesitamos, con las que los estados se comprometan para sostener estos derechos.


Ver: La educación superior no es mercancía


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