“La dimensión ambiental, una de las dimensiones de las desigualdades”
(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 26 de agosto 2020)
Vamos a hablar de una dimensión que tiene que ver con los temas que venimos tratando de las desigualdades. Y también uno de los ejes estratégicos en lo que CLACSO está trabajando en estos años que es la dimensión ambiental. Algo así como elementos para poder pensar otras formas de habitar y de cuidar al planeta y a nosotros mismos y nosotras mismas. Este es uno de los puntos además que también la pandemia nos muestra, que la forma en que estamos habitando hoy el planeta parece ser un tanto perjudicial para su naturaleza. Este elemento que tú mencionabas: la aparición de enfermedades zoonóticas, las que se transmiten de los animales a los humanos, no es un fenómeno nuevo pero ha ido en aumento. Los virus por supuesto que tampoco son nuevos, los virus que han azotado y azotan a la humanidad. Pero quizás haya una estrecha relación con la destrucción de los ecosistemas, con la plantación de monocultivos a escala industrial, con las emisiones de Co2, con la expulsión de residuos contaminantes en ríos, mares, océanos, con la pesca indiscriminada, con la tala y con la quema y los incendios de árboles, con la construcción de campos mineros, y un largo etcétera que podría seguir agregando. Nos muestran que tenemos que interrogarnos sobre esta relación entre quienes habitamos el planeta y la naturaleza.
Y es fundamental pensar en el desarrollo a futuro de las sociedades desde una perspectiva que logre reemplazar esa visión un tanto extractiva y un tanto antropocéntrica que hemos tenido hasta ahora. Una vez más creo que tenemos que reafirmar e insistir en la idea que manejamos hace algunas columnas del cuidado que también incluye, por supuesto, el cuidado del ambiente. Y una vez más, cuidar la vida, pero no sólo la vida de las personas, sino todas las formas de vida por sobre los intereses dominados por el capital. Necesitamos poner en cuestión, por lo tanto, las formas en que se organiza la producción a nivel global desde por lo menos mediados de los 70, con esas cadenas globales de valor que tanto han tenido consecuencia a nivel de la mercantilización de la naturaleza y la destrucción de los ecosistemas naturales. Necesitamos también repensar estos modelos económicos basados en formas de producción, de consumo, de organización y de desarrollo tecnológico que de una buena vez racionen el uso de los recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental. Es urgente la construcción de dinámicas sociales que sean capaces de responder a las dinámicas de reacomodo capitalista y a las dinámicas de concentración de la riqueza que implican la destrucción de ecosistemas. Una vez más, insisto: tenemos que avanzar hacia esa nueva idea, ese nuevo pacto, ese nuevo contrato social que no es solamente social, es también económico y es también ambiental, y que sea capaz de garantizar justicia social, justicia económica y justicia ambiental. Necesitamos urgentemente ese pacto eco-social a nivel global que incorpore estos elementos, que incorpore los términos que hemos planteado en las columnas anteriores: la solidaridad, la democracia, la co-responsabilidad también en relación a lo ambiental. Se trata en definitiva de ampliar también el paradigma del cuidado, de valorar la reciprocidad y la interdependencia entre las personas, pero también con el ambiente, con la naturaleza, con la tierra. Tenemos una oportunidad para construir ese nuevo vínculo con el ambiente. Esta crisis, además, nos muestra que es urgente, que es hora de repensar esa relación con la naturaleza, y sobre todo esa relación tan antropocéntrica y esa noción de autonomía que tenemos descuidando la dimensión ambiental. No nos olvidemos que la vida de nosotros, de los humanos y de las humanas, representa sólo el 0,01 por ciento de la vida en el planeta. Entonces, por favor, tengamos un gesto de mayor humildad y empecemos a considerar estas dimensiones de manera integrada, porque si no nos aguardan otras pandemias y la multiplicación de fenómenos ligados a la contaminación y a los problemas climáticos que están afectando y que van a afectar a futuro nuestras condiciones de existencia.
-Pensando en varias situaciones muy concretas en donde los problemas medioambientales generan problemáticas sociales: el desplazamiento de gente por inundaciones que se tiene que ir de los lugares por las cuestiones medioambientales, por efectos climáticos relacionados con el cambio climático. Esto lo que hablamos pasa en muchos lugares: los incendios en Brasil que han generado catástrofes en el Amazonas, también con el desplazamiento de muchas poblaciones. Pero también pensaba gente que vive en lugares fabriles como por ejemplo Dock Sud, en la provincia de Buenos Aires, donde la contaminación eleva el nivel de plomo en sangre en los nenes y nenas que nacen en esas localidades, ahí es muy concreto el problema social.
-Absolutamente. Por eso queremos colocar la dimensión ambiental como una de las dimensiones de las desigualdades, que por supuesto –como en todos los casos– no debemos analizarlas separadamente, sino con esta idea de la interseccionalidad, y cómo la dimensión ambiental influye en la dimensión social, económica, política, de género, generacional y otras de manera articulada. Por eso decía la importancia de trabajar en este nuevo pacto o contrato social que incluya estas dimensiones: la social, la económica, la política, la ambiental. El problema, creo, es que muchas veces nos olvidamos o no lo colocamos en el lugar adecuado, y por eso quería traerlo hoy en esta columna a esta dimensión ambiental.
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