La crisis del Covid-19 y los asentamientos populares: Aproximación sobre la marcha para el debate de una estrategia regional

 La crisis del Covid-19 y los asentamientos populares: Aproximación sobre la marcha para el debate de una estrategia regional

Luis Bonilla Ortiz-Arrieta[1]

Los asentamientos informales son una de las máximas expresiones de las desigualdades de las ciudades latinoamericanas. Aproximadamente 20% de la población urbana vive en estas comunidades, que están expuestas a múltiples vulnerabilidades y exclusiones, producto de las debilidades de un modelo de desarrollo que los coloca en un intersticio entre la debilidad del Estado para universalizar los derechos y la exclusión del mercado. Este texto busca aportar sobre la marcha el impulso de una estrategia regional en respuesta a la crisis del COVID-19 relacionada con los desafíos de los asentamientos populares informales.

Frente a la propagación del Coronavirus, y en relación con las medidas de distanciamiento, los hogares de asentamientos informales se encuentran en un panorama crítico para la sobrevivencia, que los sitúa entre el aislamiento que impide procurar los ingresos e insumos para vivir el día a día y el riesgo al contagio, lo que podría ser devastador para la salud familiar, comunitaria y pública. Esta situación se agrava por multiformes impactos de desigualdades que experimentan estas comunidades, como la discriminación, las violencias sociales y la represión estatal. Se trata de formas de marginación cotidiana que intensifican sus efectos en esta coyuntura.

La urgencia de diseñar acciones para abordar los múltiples desafíos de los asentamientos populares informales frente a la crisis ha activado comunidades, movimientos sociales, academia, gobiernos y practicantes en general. En las últimas semanas se han organizado redes, plataformas, grupos, conversatorios y todo tipo intercambios, para una variedad de insumos que responden a esta problemática.

Este nivel de actividad es muestra del impulso creador del ecosistema urbano regional que, en el medio de la crisis, viene construyendo las principales líneas de la que podría ser una estrategia urbana regional enfocada en asentamientos populares informales, a través de una diversidad de iniciativas que operan de manera interrelacionada en las siguientes dimensiones:

  • Gestión de información. Es sabido que los asentamientos informales muchas veces están invisibilizados en la información oficial y en estos momentos se necesita urgentemente contar con datos que reflejen su situación interna y respecto al equipamiento urbano. La experiencia de auto-organización de las comunidades ha demostrado ser la forma más eficaz para responder a los desafíos planteados por las distintas crisis. Entre otros, acá se destaca la importancia de universalización del acceso a la conexión digital, que es clave para la participación coordinada desde el territorio.
  • Respuesta de urgencia de salud y necesidades básicas. Corresponde tanto a medidas de salud como de mitigación del impacto económico. Entre las primeras se encuentran la garantía al acceso al agua de forma rápida y oportuna, así como las respuestas de emergencia para mejorar la materialidad y el espacio disponible de vivienda y espacios comunitarios, la prohibición de los desalojos, la regulación de los arriendos y los debates sobre el uso de espacios habitacionales disponibles en la ciudad para mejorar las condiciones de aislamiento de grupos vulnerables. Asimismo, respecto al impacto económico, existen propuestas para garantizar un nivel de ingreso suficiente, abastecimiento de alimentos y adaptación del comercio local. También dentro de este rubro están la prohibición de los desalojos y medidas para disminuir el gasto en arriendos.
  • Integración urbana. Busca responder a vulnerabilidades de los asentamientos informales desde un enfoque de relación con la ciudad, principalmente frente a una etapa de recuperación. En esta dimensión se encuentran iniciativas para acercar los servicios de salud pública y mejorar el acceso a la movilidad urbana. En una mirada de mayor alcance, también se deben incluir iniciativas como los bancos estatales de suelo bien ubicado para vivienda popular. También están en debate estrategias para la formalización del empleo y universalización de la seguridad social, inclusión de los asentamientos informales en los desafíos de la economía circular y la soberanía alimentaria, entre otros relacionados con la economía productiva de las ciudades en el nuevo panorama mundial.
  • Combate a las desigualdades entrecruzadas. Vincula las desigualdades económicas y territoriales con múltiples formas de vulnerabilidad y exclusión que experimentan los asentamientos informales y que se intensifican durante esta crisis y tienen efectos duraderos en el tejido social. Por ejemplo, las iniciativas para evitar la represión por parte de la fuerza pública, la defensa de los derechos de las mujeres, la lucha contra la discriminación por lugar de residencia y otras repercusiones de la desigualdad estructural que se presentan en estos asentamientos.
  • Reforma de la gobernanza urbana. Apunta a operacionalizar con eficacia las dimensiones anteriores para responder a la crisis, superando la fragmentación del gobierno de las ciudades y fortaleciendo la gestión integrada, con enfoque territorial, coordinación interinstitucional, intersectorial y basado en la participación ciudadana. Desde esta perspectiva, se impulsa el protagonismo de las comunidades, el papel de los gobiernos locales como punto nodal del sector público y la coordinación entre los diversos poderes del Estado para la elaboración de marcos normativos y legislativos, presupuestos y acciones coordinadas.

En general, considero que, para construir una estrategia regional, las dimensiones anteriores deben nutrirse de tres perspectivas complementarias. Por un lado, la perspectiva inter-regional que desarrolle sinergias, aprendizajes cruzados y fortalezca la articulación con otras regiones del mundo, principalmente con África, donde las ciudades, y las comunidades han incorporado aprendizajes a partir de la experiencia del brote del Ébola durante la década pasada. Por otra parte, se debe desarrollar un enfoque de resiliencia urbana, que combine capacidad de respuesta a la emergencia, con recuperación y adaptación a la nueva normalidad y capaz de proyectar la superación de las vulnerabilidades crónicas actuales, permitiendo a las ciudades estar mejor preparadas para impactos agudos en el futuro. Y, en tercer lugar, el Derecho a la Ciudad como nuevo paradigma de habitar en las ciudades fundamentado en la centralidad de la ciudadanía, la función social y ambiental del territorio, la producción social del hábitat, entre otros.

Para fortalecer la acción colectiva frente a la crisis y proyectar esta respuesta en el largo plazo, considero importante retomar la Nueva Agenda Urbana como un instrumento para articular los esfuerzos de respuesta y recuperación, es marco de referencia flexible, que puede adaptarse al contexto actual y tiene la fortaleza de ser un compromiso refrendado por la Asamblea General de la ONU. A su vez, contiene elementos de resiliencia urbana, reconoce el Derecho a la Ciudad y desarrolla algunos de sus principios. Asimismo, en América Latina contamos con un Plan de Acción Regional con ejes de acción sobre financiamiento urbano, gobernanza, políticas públicas y marcos legales, entre otros.

En esa línea, la Nueva Agenda Urbana, que es un bien público internacional, puede servir para potenciar el impulso creador del ecosistema urbano que, desde los distintos frentes, está combatiendo la crisis actual. Se trata de una colaboración entre actores que requieren continuar debatiendo y profundizando, así como de una actuar coordinadamente para adaptar, innovar y acelerar una estrategia de desarrollo urbano sostenible, cuya construcción colectiva resulta cada vez más urgente.

Anexo: Listado de algunas iniciativas sobre el tema

A continuación, algunas iniciativas regionales e internacionales relacionadas con el tema. Sin ánimo de exhaustividad, sino para poner a disposición recursos de interés que forman parte de la amplia variedad de proyectos valiosos sobre este tema:

Documentos conceptuales y guías para la acción en asentamientos informales

Leilani Farha, Relatora Especial de Naciones Unidas para vivienda adecuada. COVID-19 Guidance Note. Protecting residents of informal settlements. (Acceso)

Social Science in Humanitarian Action. Consideraciones clave: el COVID-19 en asentamientos urbanos informales. (Acceso)

ONU Hábitat. Key messages on COVID-19 and informal settlements. (Acceso)

ONU Hábitat. Orientaciones para abordar la emergencia COVID-19 en asentamientos informales. (Acceso)

Urban Housing Practitioners Hub. Laboratorio de Vivienda (LAV) – Asentamientos precarios y vivienda social: impactos del COVID-19 y respuestas. (Acceso)

Plataformas de estrategias, prácticas y otros materiales relacionados

Metrópolis & Allas. Ciudades para la salud global. (Acceso)

Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad. #ElDerechoALaCiudad frente al #COVID19. (Acceso)

Urban Housing Practitioners Hub. COVID-19 y Asentamientos informales. (Acceso)

Proyecto de acompañamiento y monitoreo comunitario en asentamientos informales

TECHO Internacional. Relevamiento y monitoreo de necesidades prioritarias en asentamientos populares. (Acceso)

Campañas de comunicación e intercambio que han abordado la temática

Global Resilient Cities Network. #CitiesOnTheFrontline. (Acceso)

UCLG, Metropolis & ONU Hábitat. #BeyondTheOutbreak. (Acceso)


[1] Economista y Magíster en Estudios Políticos y Sociales Latinoamericanos. Responsable de Comunicaciones y Alianzas para América Latina de la Red Global de Ciudades Resilientes. Integrante del Grupo de Trabajo CLACSO Desigualdades urbanas.


Luis-Bonilla-Ortiz-Arrieta

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