Justicia por la muerte de Mahsa Amini
La placa que sus seres queridos dejaron en su tumba: “Amada Zhina,no morirás. Tu nombre se convertirá en símbolo”.
Hace días las mujeres iraníes se levantaron contra la “policía de la moral” y las imposiciones de un régimen de características teocrático, patriarcal y exigen justicia en Teherán por la muerte brutal de Mahsa Amini. La joven de 22 años de edad murió bajo custodia policial, después de haber sido detenida por no llevar bien el velo y mostrar parte de su cabello. Como desobediencia al apartheid de género, varias acciones de protesta fueron escenario de las calles. Pudimos ver cómo tantas mujeres con tijeras en una mano cortan su cabello y en la otra su hiyab (velo) en medio de la quema de velos entre las
llamas como simbolización de una profunda transformación política. Además de Teherán y Kurdistán, destacan las protestas en Sari, Mashdad y Kish, siendo las movilizaciones más amplias desde las protestas de 2019. Entre los antecedentes próximos que las mujeres iraníes intentan conseguir su libertad, se encuentra en 2014 una protesta en redes sociales llamada ‘Mi libertad sigilosa’, que se atrevió a desafiar las leyes del hiyad, cuando un grupo de mujeres compartían videos y otras imágenes.
Un eslogan favorito de los ayatolás es “El paraíso está bajo los pies de las madres”. En Irán, como en otras sociedades de mayoría musulmana, las dinámicas feministas fueron cambiando con las nuevas generaciones. En particular mencionamos a la revista Zanan, a la que se le atribuye el origen del concepto de “feminismo islmámico”. La creciente presencia de las mujeres en todas las esferas de la vida social, su elevado nivel de educación superior y su presencia en las universidades, la reivindicación de sus derechos, contrarresta la persecución del régimen que considera lo que llama la «vestimenta inadecuada». Las mujeres en Irán han sido obligadas, por ley, a utilizar hiyab desde 1979, después de que triunfara la revolución islámica del Ayatollah Jomeini. Conforme al artículo 368 del Código Penal islámico iraní, las mujeres que se muestren en público sin velo pueden ser condenadas a una pena de cárcel que puede llegar hasta dos meses. Esta ley se aplica desde la edad de los 9 años. En la práctica, las autoridades imponen el uso obligatorio del velo a partir de los siete años, es decir, cuando las chicas entran en la escuela elemental. Quienes rechazan su uso, se enfrentan a duras sanciones, detenciones, multas, encarcelamientos y alcanzan como con los acontecimientos brutales, la muerte de la joven.
Por un lado, el movimiento feminista reclama el llamado de las feministas musulmanas consideran que hay que liberar el pensamiento de la religión musulmana, principalmente de los ulemas, que son los varones que se arrogan la veracidad del relato e imponen su visión del Corán y las sagradas escrituras.
Luchar contra las políticas feminicidas en el mundo, a este estado de guerra contra cuerpos feminizados que en mis libros, llamo apartheid de género, que busca apelar al terror para imponer políticas de disciplinamiento y control, cuando el espectáculo de las masacres de mujeres e identidades sexogenéricas disidentes en los territorios hablan de la necropolítica del poder o la política de dejar morir.
La critica patriarcal a la dominación de los cuerpos/territorios es universal pero está situada. Mi trabajo de investigación ha sido en la dirección de cuestionar la retórica salvacionista de los feminismos hegemónicos cuyo discurso y práctica revictimiza a las mujeres del sur, en este caso, a las iraníes. La imagen opuesta a la que tenemos sobre ellas en Occidente, de ser “víctimas pasivas” cuando lo que observamos es que ante la represión extrema del apartheid de género, que causa la muerte, la represión brutal, las jóvenes no temen, ellas no son en absoluto víctimas sino que están desafiando con sus acciones los poderes opresivos religiosos y politicas que consagran los abusos del patriarcado y vulneran sus derechos, para alcanzar la ansiada igualdad de género.
La única forma de detener los asesinatos sistemáticos de mujeres es desarrollar la lucha común de todos los movimientos de mujeres en los contextos de opresión patriarcal diversos que tienen una historicidad propia es propiciar la hermandad lordeana (Audre Lorde), desoccidentalizar los prejuicios de las feministas hegemónicas que representan a todas las mujeres “oprimidas” “sin agencia” a través de dispositivos orientalistas y racistas que ubica la supremacía blanca occidental otrificando y exotizando identidades no occidentales, y traducir las revoluciones feministas que, como entre las iraníes, se dan en el seno mismo de la religión.
Hay una necesidad de reconocer que el velo es el signo por excelencia de la falta de libertad de las mujeres post 9/11. Es preciso descolonizar, despatriarcalizar y des-orientalizar nuestra mirada que se formó bajo los ojos de Occidente, según Chanddra Mohanty.
Nota de la Entrevista a Karina Bidaseca, co-coordinadora del GT Epistemolgías del Sur. Coorinadora del Programa Sur Sur de CLACSO. Profesora de UBA y UNSAM en EIDAES.
6 de octubre de 2022
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