¿Cerca de la revolución?
Reflexiones históricas y sociológicas en torno a la movilización social desplegada en diversas ciudades de Chile
Gabriel Avelino Rodríguez Medina
Cuando creíamos que el neoliberalismo campeaba en la sociedad chilena, una escalada de protestas, activadas por los estudiantes secundarios al evadir el pago del metro santiaguino, cuyo precio fue recientemente alzado, ha devenido en la mayor reacción social popular desde el fin de la dictadura de Pinochet y su sostén civil, que desborda al mercado y al individualismo como la base del “modelo chileno”. La reacción incluyó una paralización total de la ciudad a partir de la tarde del día viernes 18 de octubre, que comenzó a replicarse en movilizaciones de las principales ciudades de Chile, todas ellas inspiradas en un afán por construir otras reglas del juego, vale decir, un nuevo orden material, social y cultural no bien delineado aún, pero centrado en rechazar lo actual, evidenciar su agotamiento y construir algo diferente. Recordemos, una construcción sociopolítica a la cual nunca han sido invitadas las patipeladas y patipelados, la plebe, o sea, nunca ha sido consecuencia directa del “pueblo” y su potencial deliberativo, sino que oleadas difusas de movimientos populares que siempre delegaron en los partidos políticos la negociación con la fronda, con la oligarquía, con el poder, o sea la fronda conservadora y los rebeldes de siempre. Hoy, la mediación y procesamiento de los partidos políticos, no basta, queda desbordado, y se fragmenta el modo en que el Estado regulaba el conflicto y por tanto sus herramientas pierden alcance y sentido, siendo interpelados a “innovar”. La fronda ya no conversa solo con sus hijos rebeldes. Hay nuevos invitados. Siempre fueron invitados, pero de lejos. La plebe, la conforman no sólo los pobres, es la diversidad misma, es todo lo que no es fronda, teniendo al abuso y a la mercantilización como su frontera identitaria.
Son días difíciles, pero llenos de sentido. Una situación de laboratorio social inédita e insuperable, como agentes y como observadores. “Evadir, no pagar, otra forma de luchar”; fue la consigna que parece contener una saturación con la mercantilización de muchas esferas de la vida individual y colectiva, rechazo que hizo sentidos en esferas de la sociedad que desbordan el imaginario bipolar de la guerra fría, y que al ser tan masivos y contundentes, contienen también la disrupción anárquica en la violencia urbana, el saqueo y expresiones artísticas variopintas. También, hasta este miércoles 22 de octubre, al menos 18 muertos y los militares vigilando las calles y cortando el libre tránsito en las principales ciudades de Chile a través de un toque de queda que para estos efectos no se veía desde 1987. No cabe duda entonces que es un hecho de calado mayor, del cual desprendemos algunas derivadas, inspiradas en la intención de contribuir a alimentar un nuevo orden de cosas.
Sí, han sido los jóvenes habitantes de Santiago, los que nacieron acá y los que han llegado de otras ciudades, todos ellos mostraron el agotamiento con las bases “del contrato social a la chilena”, en el que estamos de 1973. Quizás teníamos que esperar casi medio siglo, hasta que las reglas se volvieran a poner en duda, esperar a los secundarios emancipados del terror, para que pudiera la sociedad chilena, con todas sus variantes, o sea, los habitantes regidos por el acuerdo del Estado, la ley, con la fronda, rechazar el destino de sus abuelos o padres, que independiente de sus trayectorias y recorridos, configuraron un mundo desigual, clasista, políticamente fragmentado y que venía centrando en el mercado; el único espacio que socialmente se debía defender, valorar y en el cual existíamos como comunidad. Ese mundo ya no logró articular el contrato, el acuerdo se rompió. Todos los divorcios son difíciles.
También, el cada vez mayor abismo entre la nación, el pueblo, la sociedad o la gente, con el Estado quedó en evidencia. No somos una unidad, nunca lo hemos sido. Quizás ningún estado-nación lo es, pero hablo por el Mapocho, este Estado mestizo de un rincón del tawantinsuyo. Patipelados y patipeladas que desde que en 1879, conocieron el acto de guerra de Prat y comenzaron a internalizar y reproducir la idea de Chile, como unidad e identidad, que han ido construyendo el imaginario popular que toda idea de patria requiere: que somos una sola cosa, que somos civilizados y que esperamos convivir en un modo justo. Nuevamente, con dolor y pugna, queda en evidencia que esa unidad no ha llegado a cristalizar nunca y quizás nunca llegue a serlo: se devela el abismo entre el capital y el patipelado y la patipelada, entre el rubio rosado y el moreno, entre el apellido excluyente y el popular, entre el alto y el bajo, el oriente y el poniente. Existe un cansancio recurrente con el multifacético e idealizado autoritarismo chilensis: en los barrios, en las clases, en las calles, en la ropa y desde 1973, además, multipago, moderno y rápido, con todos los bienes púbicos entregadas al mercado.
¿Hay algo transformador en esta reacción social? Respecto a las reglas del juego, el lugar y acceso a los bienes públicos, veremos: la mal llamada seguridad social, de hecho, sistema de ahorro individual forzado; la propiedad del agua; el sentido del sistema de educación superior: sus accesos, criterios; la autonomía territorial y el centralismo vergonzoso en las agencias estatales; veremos cómo se vuelven a entender y distribuir. No será fácil ni será breve. Pero eso no es lo central. Observamos que una mayoría legitima de la democracia representativa no basta. No es funcional, ni puede sustentar a una sociedad. Una democracia representativa es legítima, aunque pocos voten, pero si solo es sustentada en votantes mayores, hijos de la guerra fría, el potencial deslegitimador que contenía era evidente y eso, brotó, se expresó, dejo de ser un riesgo y deviene en un quiebre que se está expresando con intensidad en forma inagotable y probablemente será la antesala de un nuevo orden sociopolítico.
El problema público es de todos, y hay cada vez menos mediadores. Existen múltiples canales. Las comunicaciones y contenidos circulan por wattsapp, por facebook, por twiter, instagram. Los medios tradicionales son denostados, el guión público se transforma de manera vertiginosa.
¿CERCA DE LA REVOLUCIÓN?: Con el cambio constitucional podemos comenzar. La madre y el padre de las futuras batallas variopintas: globales y locales, antiguas y nuevas, rubias y morenas, en el norte y en el sur, en la sequía y en el saqueo, en el mar y en la cordillera Jueves 24 de octubre.
El estado de Chile, -no los chilenos siempre diversos, cada vez más cultos y conscientes del mundo y de su barrio-, ese estado que se forjó en pleno siglo XIX, que consideraba a la chusma y al roterío como un conjunto de incivilizados y que de manera muy lenta comenzó a reconocer a los morenos mestizos como ciudadanos, y que hace menos de 70 años reconoció a las mujeres blancas rosadas, cholas, morenas, altas y bajas: para ese caso daba igual; ha ordenado el territorio y sus gentes, ha puesto las reglas del juego, en base a 3 constituciones, todas posteriores al dribling de la milicia: una post Lircay, 1833; otra post ruido de sables, 1925; y otra post golpe de estado; 1980. En ninguna de ellas las patipeladas y los patipelados hemos tenido alguna incidencia. A través de algún adelantado de la plebe o algún rebelde de la fronda, se han logrado conquistas sociales importantes, el orden sociopolítico, como negarlo. Pero la plebe siempre ha estado intermediada, y quizás lo siga estando.
Debemos superar esto pronto. Chile no es unidad, es diversidad. Territorio gigante con población concentrada, con capital en Sanitasco para algunos. Gobernada por la fronda centralista, santiaguina, colonial, eurocéntrica y romana/ibérica en sus límites morales y en su cosmovisión. Para superarlo, debemos y podemos organizadamente deliberar y aquello es posible con la plebe más educada, con millones de smarthphones y pantallas y con aprendizaje colectivo encina. La humillación histórica genera dolor, malestar, pero en el largo tiempo histórico, también genera deliberación, violencia, cambio de orden, aprendizaje colectivo; entonces será la inercia de grupos ocultos, los secundarios, los flaites, los cuicos, los inteligentes, los tontos, los lindos y lindas y los feos y feas, todos agregados en la densidad de contenidos que transitan en redes sociales, la que orientará la próxima negociación, debiese ser, ojala así sea. El siglo XXI demanda otro orden constitucional, inspirado en todo lo bueno, debe ser construida en forma inteligente, participativa y amplia, o sea, en forma descentralizada.
Necesitamos una nueva constitución y muchas revoluciones. Revoluciones culturales en todas las ciudades de Chile, autonomía territorial/urbana, sentido propio, pero eso es harina de otro costal. El problema del agua no es igual en Aconcagua que en Aysén; en los recientemente anexados territorios de Parinacota y Tarapacá, hay mar y altiplano y aymaras, cosa que en el valle del Maipo se ve poco; en los valles del Bio Bio hay más pinos que en Magallanes y en Atacama se sienten más chilenos que en Bajos de Mena. Los verdes valles de Los Ríos y Los Lagos del sur de Chile tienen más conexiones entre ellos que el desierto y los puertos del norte, y salvo Santiago, cuna del estallido actual, todas las otras localidades tienen escala para ser consultadas en un marco deliberativo, a través de un diseño, eso es posible, no es dramático y hasta es una oportunidad. Debemos reconocer a los territorios, a las ciudades, la diversidad requiere agencias estatales funcionales a la democracia directa: consultar, preguntar, plebiscitar, acordar. La democracia representativa, colonial y eurocentrada, no nos liberó de ningún orden feudal, acá eso no existió, instaló otro orden: clasista, centralizado, donde los territorios son llamados por un número, y son representados en su mayoría por la dinámica santiaguina, otro déficit gigante. La democracia representativa que tenemos no es virtuosa, requiere complementos importantes para ser otra, para volver a tener valor: debe incorporar prácticas de democracia directa y eso requiere una escala.
Podría ser este el estallido de las ciudades, hay que ver como se bailó en la Plaza de la Independencia de Concepción; como se baila en la Plaza Ñuñoa, como se saquean varios supermercados; como se marcha, como se apedrea. No hay unidad en ello y la eficiencia militar lo demanda: los toques de queda comienzan a horas distintas en provincias y comunas del territorio administrado por la fronda.
La plebe es diversa, tiene muchas caras, todos tenemos esas caras y esas caras nos reflejan a nosotros. Chile se expande en un territorio diverso, debemos reconocer esa diversidad y ser plurinacionales, multiculturales, con horarios diversos, rebautizar calles y lugares, la fronda debe también sincerarse y abandonar la idea de interpretar a Chile, en base al modus vivendi de las ocho manzanas santiaguinas; que no sigan siendo las ocho manzanas santiaguinas las que sigan tratando a los valles y sus gentes como un tablero de ajedrez, situando a los representantes, designando intendentes, abriendo sedes.
Partamos por el orden constitucional.
¿CERCA DE LA REVOLUCIÓN?: El petitorio de la nueva plebe: más culta, más conectada y más diversa; menos centralizada, menos obediente, menos temerosa. Reacción postguerra fría, postliberal, postpatriarcal, post nacional y postcolonial. Viernes 25 de octubre.
AGENDA CORTA. Esta es la esfera de acción de los actores deslegitimados, un espacio para controlar la agitación social y devolver a las ciudades y las vidas la paz en la convivencia.
1. Terminar con el estado de emergencia y sacar a los militares de las calles.
2. Instaurar un comité ad hoc para investigar, enjuiciar y castigar todos los actos en contra la seguridad y la vida de las personas, cometidos por agentes del Estado.
3. Igualar el salario mínimo a las pensiones, dimensionarlo financieramente, establecerlo como norma y reformar la estructura tributaria en concordancia.
4. Rediseñar el sistema penal para perseguir y castigar de manera efectiva la colusión en los mercados, la evasión tributaria de las empresas y el no complimiento de las normas que protegen a los trabajadores, por parte de los empleadores.
5. Establecer tarifas diferenciadas de transporte público a los menores de 25 años y a los mayores de 60 años.
6. Ley espejo de metro de Santiago para trenes inter e intra regionales.
7. Rediseñar la administración del Estado, bajo el principio del fortalecimiento de las entidades locales y subnacionales y el debilitamiento de los niveles centrales.
AGENDA LARGA. Este proceso debiese ir tomando forma de manera independiente a la negociación a la que pueden arribar los actores de la democracia representativa: agotados y deslegitimados.
1. Realización de diversas y múltiples conversaciones sobre la situación futura de la distribución de bienes públicos en el orden constitucional. Base del proceso instituyente y constituyente. Conversaciones en los barrios, escuelas, universidades, lugares de trabajo, campo, ciudad, mar, cordillera, en el día y en la noche. Donde haya opción de facilitar el diseño, recordar que están todos convocados: blancos, negros, nacionales, extranjeros, altos, bajos, hombres mujeres, homo y bi sexuales, veganos y animalistas; y por cierto también la fronda y sus diversas caras.
2. La esfera de la democracia representativa, debe procesar esto para arribar a una nueva constitución para la república. La esquina a la izquierda: frente amplio, socialistas y comunistas deben acoger esta deliberación variopinta e ir reflejándola en su oferta política en las próximas elecciones 2020 y 2021. Es altamente improbable que la fronda acoja el proceso instituyente y constituyente. Los procesos de este calado no son rápidos.
¿CERCA DE LA REVOLUCIÓN?. La fronda está paralizada, el capital financiero no tiene valor de uso en estos días; tienen a la milicia estatal: soldados, policías, marinos y aviadores; el aparato administrativo y ejecutivo, representación parlamentaria, nada más y nada menos. Sábado 26 de octubre.
Piñera tiene que asumir no sólo su fracaso, sino que el de la democracia representativa centralizada mapochina, versión mestiza postcolonial, en un contexto global, cosa que lo hace más novedoso como hecho social a observar, pero más humillante en la esfera biográfica y subjetiva de un agente emblemático de la fronda globalizada setentera, como lo es el presidente del estado de Chile. Tardará en asumirlo, está pedido, los meses restantes serán tortuosos.
El capital, fuente de la fronda santiaguina y sus réplicas territoriales subnacionales, tampoco es homogéneo. Muchos empresarios pequeños o locales, también se oponen al orden neoliberal, entendiendo por eso el principio de situar todo lo posible en la esfera del mercado y lo menos posible en la esfera estatal, de modo de honrar la eufemística libertad individual y atenuar prácticas o irrupciones colectivas: la agricultura familiar campesina en sentido amplio; pescadores; pequeños almaceneros, feriantes, traficantes de droga y vendedores de armas, choferes, garzones, cooperativistas, inversionistas, rentistas, lobos bursátiles de bandera con nueva york, emprendedores e innovadores del siglo XXI, empresas B, agentes de la economía social, agentes del trueque y de los bancos de tiempo. Todos ellos abogan por libertad de precios en sentido amplio, no siempre dinero, relaciones de intercambio. Nada de soviets, nada de economías centralizadas. Nadie de ellos pretende un mercado cerrado ni nada parecido. Otra cara del capital, los inversionistas en bolsa y todos sus derivados, tienen preguntas nuevas, vergüenza y temor; intuyen que su riqueza se ha originado de espaldas a la realidad material y ese es un sinsentido que se debe frenar, y esto debe tener un reflejo en el orden constitucional futuro. Empresas privadas concesionarias o reguladas están estimando el nuevo encaje: energía, caminos, inmobiliarias, están atentos al consenso legislativo y a las elecciones 2020 y 2021. No deben ser nuestros enemigos, tienen la oportunidad de acelerar la agenda para actualizar el pacto social.
El presidente en su laberinto, sigue auto degradándose manteniendo a su primo en el Ministerio del Interior. Bajo su mando, la milicia y la policía ha disparado perdigones, han dejado a muchos ciegos en Santiago, heridos, incluyendo niñas, niños y adolescentes, denuncias de torturas, amenazas, abusos sexuales. El ministro, de perfil muy similar al primo presidente, con el agregado del beaterismo romano perverso, golpista, con terror generacional al cambio social, dotará de oxígeno al presidente con su salida post agitamiento social. Catriillanca será su día y la revolución aun innominada, su noche. Los 800 en Hacienda y en Justicia, tienen en su memoria familiar las rebeliones, están conversando cuanto mueven la cerca del inquilinaje.
El entorno financiero del presidente ya está conversando, cuánto y cómo soltar de capital para equipar a la plebe, ordenar la fuerza de trabajo y seguir acumulando. Aunque no todos sus hijos son atraídos por ese destino, muchos se rebelan y marchan por Apoquindo, en Los Dominicos, en el parque Araucano, en Manquehue, en Colón. Ojalá sea una conversación efectiva para que podamos cicatrizar avanzando, dado que la plebe entiende que no somos una unidad, que antes de la idea de Chile, existen relaciones de dominación cuyos límites materiales y morales deben revisarse, y luego de verlo, veremos si nos reconfiguramos ojalá en muchos Chiles.
¿CERCA DE LA REVOLUCIÓN?. La participación es necesaria y a la vez, impredecible. La participación social en un proceso de construcción constitucional en Chile, que como hemos dicho, será inédito, contra intuitivo y por tanto desafiante, debe asegurar la expresión de todos los actores, territorios, organizaciones, maximizar la participación de todas las organizaciones. Lunes 28 de octubre.
Las prácticas participativas muchas veces derivan en lugares impensados, en lugares que consideramos opuestos a los procesos que le dieron curso. Poner en tensión las preguntas, explorar el lugar de llegada de manera participativa supone dialogar con los feos y feas, negros, indios, no letrados, displicentes, ignorantes, egoístas, temerosos, fanáticos, intolerantes; la fauna humana moderna en su expresión ampliada. La mayoría de los movilizados son jóvenes sub 35, no valoran ni operan los canales de la democracia representativa, esto es: partidos políticos y elecciones periódicas, por tanto esa perspectiva, problemas y propuestas deben ser explorados, sistematizados e incorporados a la construcción con herramientas ad.hoc. De otra manera, a la nueva plebe no terminaremos por conocerla ni construir algo en coherencia, en particular conocer visiones de futuro y situarlas como fuente de propuestas y/o alternativas para la agenda corta y larga.
El estado de Chile ha venido incorporando a su ordenamiento jurídico y tejido institucional, a la participación como valor público: leyes de transparencia, ley 20500, sistema de evaluación ambiental, leves y esporádicas consultivas ciudadanas y plebiscitos comunales, presupuestos participativos, diálogos locales de diverso tipo. No obstante estos avances, al ser implementados en el estado más centralizado de América Latina, donde nunca se ha elegido a la autoridad subnacional, donde no más del 15 % del presupuesto del Estado se decide a nivel local y subnacional, donde la representación parlamentaria transgrede el espíritu de la ley electoral y representan territorios donde no residen y no conocen, lo mismo el proceso en que los partidos nacionales definen a sus candidatos. Todo ello hace que los canales tradicionales no pueden procesar el potencial deliberativo mayoritario de la población en Chile: no votan, no atienden a los partidos políticos, participan de un sinnúmero de organizaciones, les interesa lo público y enpatizan con la diversidad como principio. Esos Chiles, así en plural, deben ser integrados a las conversaciones, cabildos, reuniones, de manera progresiva. El estado tiene dos elecciones, locales y subnacionales pronto (primera vez desde la constitución de la república, 2020; presidenciales y parlamentarias, 2021), lo que potencialmente puede acoger este eventual nuevo rasgo o valor de la acción colectiva que sustenta el rechazo al modelo, en este caso, la participación de las futuras elecciones, nuevamente el rincón a la izquierda: PS, PC, FA, puede capitalizar este giro, incorporando a su oferta territorial, las soluciones propuestas por los nuevos Chiles que se asoman.
Constatamos el impulso auto convocante para continuar la deliberación, articular propuestas diversas, distinguir medidas rápidas de otras más lentas. En distintos barrios del territorio que controla el estado de Chile, se hacen asambleas, cabildos coloquios, surgen aplicaciones en diversas plataformas web para identificar propuestas. Hay que mantener este proceso de manera autogestionada. La participación social sustantiva supone ir a explorar cuales son las preguntas que luego debemos hacer, supone escuchar a los patipelados, patipeladas, negros, negras, blancos, blancas, mestizos, multaos, nacionales extranjeros, en el campo, en la ciudad, en el día y en la noche. Ya se está registrando todo en la web, big data lo procesa y nos invade con contenidos y fake news, ese es el primer marco del motor de esta reconfiguración que germina.
Santiago, octubre de 2019
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