Estigma y sensibilidades ante la pandemia de la Covid-19 en México

 Estigma y sensibilidades ante la pandemia de la Covid-19 en México

Eduardo Osiel Martell Hernández[1]*


Experiencias en las ciudades de Guadalupe. Nuevo León y Ecatepec. Estado de México. Parte II

Resumen: Como parte del contexto de pandemia mundial a causa del virus sars cov 2 y la enfermedad covid 19, la noche del 1 de mayo de 2020 ocurrió una irrupción de familiares de pacientes con dicha enfermedad en el nosocomio de las Américas. Estas personas, que entraron sin permiso a la clínica buscaban información sobre el estado de sus atendidos. La clínica del Instituto de Salud del Estado de México ‘Las Américas’ se encuentra en el municipio de Ecatepec de Morelos, México, ciudad que forma parte del área metropolitana de la Ciudad de México. Dicha irrupción fue cubierta con lujo de detalles por la mayoría de los principales medios de comunicación del país.

Tomando en cuenta este suceso, se pretende llevar a cabo un desarrollo exploratorio que intenta responder a la siguiente pregunta: ¿De qué manera incide la irrupción de familiares de pacientes con covid 19 en el nosocomio de las Américas en las sensibilidades que la población tiene con respecto al municipio? Para tratar de dar una primera respuesta a esta pregunta se llevará a cabo una exploración en la red social youtube de los comentarios hechos en las noticias recomendadas por el algoritmo de este red social que hablen sobre el suceso; a su vez se considerarán los principales datos sociodemográficos sobre el municipio, así como el desarrollo histórico del mismo. Ello para saber de qué manera se articula un ‘régimen emocional’ estigmatizante y si éste está relacionado o no con la condición de Ecatepec al ser una supuesta ‘comunidad periférica violenta’.

Introducción

El presente ensayo se reclama como parte del giro afectivo de las ciencias humanas en particular y de la ciencia en general (Clough y Halley, 2007), acaecido en las últimas décadas del siglo pasado, cuyo objetivo es el estudio de “la vinculación humana a través de las emociones como un problema sociológico central” (García y Sabido, 2014: 21), ello mediante el uso combinado de las herramientas propias de distintas teorías que caben en el giro afectivo.

Dentro de esta condición de voltear a ver a las emociones como un fenómeno central, se reconoce una posición supuesta sobre estas que las reconoce como fenómenos relacionales de distintos niveles cognoscitivos (Turner, 2009). Dichos niveles se articulan en la aparición del fenómeno emoción, si bien estos ‘niveles cognitivos’ dependen también de la manera en la que se voltea a ver a las emociones considerando la tradición de investigación (Laudan, 1977) y la disciplina (García, 2013) de la que se trate.

“Un único elemento -biológico, construcción cultural o cognición- es el responsable por cómo son experimentadas y expresadas las emociones. Más bien, estos elementos interactúan en complejas vías en las que no sólo una disciplina explica todo. Una orientación aproximada a la biología y a la cognición provee ideas para explicar las relaciones entre el sistema corporal, los procesos cognitivos y las construcciones culturales” (Turner y Stets, 2005; 10).[2]

Tomando en cuenta el enfoque relacional a partir del cual se estudian las emociones como objetos cognoscitivos que relacionan distintos niveles de análisis aprehensible, así como la importancia que recae en la disciplina o tradición a partir de la cual se las define, se propone que este acercamiento forma parte de la tradición de investigación de la sociología de las emociones que Robinson y Clay-Warner (2008) denominan como situado o contextual.

«Los primeros trabajos en la sociología de las emociones progresaron a lo largo de dos caminos divergentes. El primero, de carácter cualitativo y descriptivo, empezó a desarrollar descripciones de la relación entre las emociones y la estructura social para documentar el proceso de normas y el manejo de emociones en diferentes dominios de lo social. El segundo, en gran parte cuantitativo y predictivo, comenzó a desarrollar modelos formales de relación entre la emoción y la estructura social. La primera tradición desarrolló una base de entendimientos empíricos que proporcionan una base desde la que los estudiosos de la disciplina (y más allá) comenzarían a ver el papel central que juegan las emociones en la configuración de las interacciones rutinarias. La segunda tradición produjo una rica acumulación de pruebas empíricas y la elaboración teórica de los modelos de emociones tempranas» (Robinson y Clay-Warner, 2008; 2).

Esta tradición de estudio de las emociones situadas como algo central, abreva a su vez de los aportes de tradiciones filosóficas como la teoría de la percepción de Merleau-Ponty, para quien “el ‘algo’ perceptivo está siempre en el contexto de algo más: siempre forma parte de un ‘campo’. Una región verdaderamente homogénea, sin ofrecer nada que percibir, no puede ser dato de ninguna percepción” (Maurice Merleau-Ponty, 1993; 26).

Es así que al estudiar emociones de manera central, como parte del giro afectivo, estas se presentan como contextuales y de una manera relacional entre distintos niveles cognitivos de análisis, generalmente presentes en el cuerpo o en elementos que trascienden el vocabulario, pero también en el vocabulario, ello dentro de un contexto específico, en este caso, la irrupción de familiares enfermos con covid 19 al nosocomio de las Américas en el municipio de Ecatepec, México, la noche del pasado 1º de mayo de 2020.

Marco teórico

La teoría que se propone como punto de partida para llevar a cabo la exploración del suceso referido, se refiere a la ‘navegación de las emociones’ del historiador William Reddy, la cual comparte un enfoque situado y relacional con las tradiciones de investigación de la sociología de las emociones, sus postulados dialogan con las aportaciones de la fundadora de la sociología de las emociones anglosajona Arlie Hochschild. Para Reddy, las emociones se entienden como traducciones de sensibilidades intermedias entre el lenguaje y la ‘tonalidad’ de ese lenguaje.

“Propondré que el ‘proceso’ cognitivo puede ser visto como un tipo de ‘traducción’ (…), hay un tipo de pensamiento que se encuentra «fuera» del lenguaje, sin embargo, está íntimamente involucrado en la formulación de la verbalidad. Las emociones, yo sostengo, están entre las más importantes de este tipo de pensamiento; y cuando hablamos de nuestras emociones, ellas entran en una peculiar, relación dinámica con eso que decimos de ellas” (Reddy, 2001; 64).[3]

Dicha manera de entender a las emociones como traducciones de sensibilidades, que son experimentadas corporalmente y comunicadas, tanto corporal como verbalmente, en tanto pueden ser traducidas, tiene un soporte en la idea de la posibilidad de gestionar emociones al hacerlas conscientes (Hochschild, 1975, 1979, 1983, 2008). De esta manera, las emociones, después de ser gestionadas, y de manera específico verbalizadas ya como una particularidad del interés de la historia de las emociones, tienden a formar maneras normativas recurrentes esperadas de sentir de acuerdo a determinadas épocas históricas y particularidades territoriales.

Siendo así, la historia de las emociones de Reddy, si bien parte de la explicación sobre cómo la experiencia sensible fisiológica es traducible a lenguaje verbal para poder ser estudiada por historiadores, se preocupa y enfatiza en cómo estas traducciones emocionales generan normas sobre las maneras en las cuáles deben vivirse las emociones de acuerdo al contexto histórico. Ya no se habla directamente de la experiencia sensible, pero se habla de las normas sobre las mismas en una situación delimitada, en ese caso, por los procesos históricos; a esto Reddy lo denomina ‘régimen emocional’.

“Instrumentos para disciplinar o castigar lapsos emocionales, que ofrecen una confirmación sobre la relevancia de objetivos morales y la no certeza del control mental son características universales de la emoción, así como el reconocimiento de un foco universal de las teorías de la persona y las normas locales, costumbres, creencias religiosas e instituciones políticas. Este breve resumen sugiere, que los ‘regímenes’ emocionales pueden variar entre un amplio rango de posibilidades, pero este rango está sujeto a dos constricciones: 1) A causa de que las emociones están relacionadas con la estrecha red de objetivos que le dan coherencia al ser, la unidad de la comunidad -tal como podía ser- depende en parte de su habilidad para proveer de un conjunto coherente de prescripciones sobre emociones. 2) A causa de la formación intencional de emociones (en la medida en que son hábitos cognitivos) es posible modificarlas, sujeta a las condicionantes del control mental y el orden que una comunidad emocional tenga sobre la forma de ideales de trabajo hacia estrategias que guíen el esfuerzo individual. Si estas dos condiciones prueban ser universales, sería de gran relevancia política” (Reddy, 2001; 61).[4]

Entonces, estas maneras de estudiar las sensibilidades a partir de un contexto histórico nos remiten al municipio de Ecatepec, para el cual existe una clasificación básica que se encuentra cruzada por el propio desarrollo histórico del mismo, se le entiende como una ciudad metropolitana de la ciudad de México, es decir, es parte de la periferia de la ciudad de México (Bassols y Espinosa 2011; Mejía, 2015 y 2019; Hernández Monroy, 2016).

Ecatepec de Morelos, como ya se dijo, es parte del área metropolitana de la Ciudad de México, sin embargo no pertenece administrativamente a ésta, más bien es un municipio del Estado de México, cuenta con una extensión de 186.9 km2 y una población de 1.677.678 habitantes en el año de 2015 de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía[5], lo que lo convierte en la segunda unidad administrativa más poblada del país y de la ciudad de México, así como en el municipio más poblado del Estado de México.

Ecatepec se volvió nacionalmente conocido en México cuando, en el año 2018, se difundió de manera mediática la existencia de los llamados ‘monstruos de Ecatepec’[6][7][8], una pareja serial de feminicidas, lo cual asoció al municipio en la opinión pública con una serie de características afectivas atribuidas en el sentido común al territorio como un lugar periférico, violento, peligroso, etc.

Aunado a esto, cabe mencionar que, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de diciembre de 2019, el 92% de los habitantes del municipio perciben su habitabilidad en el mismo como insegura, siendo la tercera ciudad percibida como más insegura del país en dicha encuesta.

Dicha posición periférica es mencionada, como en el caso de otros estudios, en una investigación sobre la violencia feminicida en el municipio, donde, aunque no se habla centralmente de emociones, en tanto se sitúa al cuerpo como un medio de experimentar el territorio, éstas acaban siendo mencionadas como parte de la habitabilidad en el municipio.

“Pensar el cuerpo no separado del territorio, para quienes hemos vivido en el ámbito conurbado, nos permite, en primer lugar, reconocernos como seres que habitamos un espacio producto de un despojo anterior, de una migración campo-ciudad, de una colonización, o de una colonización de tierras antes ejidales o coloniales” (Reyes-Díaz, 2017; 63-64).

Pues como a su vez reconocen otros estudios sobre emociones en general, el estudio de éstas está cruzado por el estudio de la experiencia corporal (Scribano 2012) como cimiento a partir del cual se generalizan normatividades sobre lo que se espera sentir, debe sentir y se puede expresar sobre ese sentir, dependiendo del contexto social, histórico y territorial, lo que termina por influir en la sensibilidad territorial de un municipio como Ecatepec.

“Gran parte de los escritos actuales se han beneficiado del matiz del ‘trabajo corporal’, después de todo, nuestro primer y principal, más inmediato e íntimamente sentido como geografía es el cuerpo, el sitio de la experiencia emocional y la expresión por excelencia. Las emociones, para estar seguros, tienen lugar dentro y alrededor de estas escalas espaciales más cercanas” (Davison y Milligan, 2004; 523).[9]

Siendo así, se propone que Ecatepec está simbolizado de acuerdo al régimen emocional histórico de construcción de su territorio como un lugar periférico, lo que contribuye a que sea percibido sensiblemente como un territorio estigmatizado, donde la identidad de sus habitantes es vista como transgresora a la centralidad de otros territorios, y en ese sentido, su sensibilidad sería rechazada e incierta.

De esta manera, se propone que la condición de periferia de Ecatepec dentro del régimen emocional latinoamericano, propia del desarrollo histórico moderno de poblamiento de las ciudades en Nuestra América durante el siglo XX como consecuencia de la industrialización, que la asimiló a la Ciudad de México, la coloca en una condición emocional de ‘sensibilidad estigmatizada’ como ciudad-dormitorio.

“Espero que haya quedado claro a lo largo del texto que la clasificación de una ciudad en cuanto ‘ciudad-dormitorio’ históricamente ha estado basada en un modelo de modernidad industrial y desarrollista. Y espero también haber estado claro en cómo esa clasificación de ‘ciudad- dormitorio’ constituye un estigma territorial” (Ojima, Marandola, Moraes y Da Silva, 2010; 409).[10]

Los regímenes emocionales para Reddy van del la mano de procesos históricos de construcción política situada, en este caso la modernidad latinoamericana, así para él “se trata del conjunto de emociones normativas y rituales oficiales, prácticas y emotividades que las expresan e inculcan, el soporte fundamental de cualquier régimen político estable” (Reddy, 2001; 129)[11]; de esta manera se puede suponer a Ecatepec como parte del proceso histórico latinoamericano de acceso a la modernidad como un suburbio periférico, una ciudad-dormitorio estigmatizada en su territorio.

De esta manera, si el régimen emocional histórico sitúa a Ecatepec como parte de su desarrollo como ciudad-dormitorio periférica latinoamericana (Ojima, Marandola, Moraes y Da Silva, 2010), y esto hace que sea sentido con estigma, cabe entonces saber qué emociones se asocian a tener una condición de estigma.

Para Goffman, el estigma se asocia con el rechazo y la inferioridad, pues “esto representa una deficiencia casi fatal en el sistema del yo, ya que éste no puede ocultar ni excluir una formulación definida: “Soy inferior, por lo tanto, la gente me tendrá aversión y yo no me sentiré seguro con ellos” (Goffman, 1970; 24). Así también, “la incertidumbre del estigmatizado surge no sólo porque ignora en qué categoría será ubicado, sino también, si la ubicación lo favorece, porque sabe que en su fuero interno los demás pueden definirlo en función de su estigma” (Goffman, 1970; 25), es decir, ser estigmatizado, implica elevar la intensidad afectiva para señalar la desviación del régimen emocional, rechazar a la persona en cuestión y mantenerla a la incertidumbre sobre cómo será tratada.

Metodología

El alcance del estudio planteado se presenta como exploratorio, contextual en su delimitación, así como relacional y emocionalmente central de acuerdo a su enfoque teórico, en la idea de tratar de responder a la siguiente pregunta: ¿De qué manera incide la irrupción de familiares de pacientes con covid 19 en el nosocomio de las Américas en las sensibilidades que la población tiene con respecto al municipio?

El nosocomio ‘Las Américas’ se encuentra localizado en el municipio de Ecatepec de Morelos, el cual, como ya se dijo, pertenece al área metropolitana de la Ciudad de México; este hospital es parte del Instituto de Salud del Estado de México y del programa gubernamental mexicano IMSS-Bienestar, el cual se ocupa de brindarle seguridad social a la población que no cuenta con un trabajo dentro de la economía formal.

Ello implica que la mayoría de las personas que asisten a este hospital, el cual se encuentra en la zona menos marginada de Ecatepec, pertenece a los estratos socioeconómicos bajos, lo cual es una variable contextual a tener en cuenta, si bien no aparece central en el análisis.

Debido a las condiciones de la nueva normalidad acaecidas debido a la pandemia por la covid 19 en todo el mundo, se decidió realizar un acercamiento exploratorio mediante ‘etnografía virtual’ para contrastar las ideas expuestas con relación a que Ecatepec es sentido como un territorio estigmatizado, de acuerdo al régimen emocional inserto en el proceso histórico de construcción de la periferia de la Ciudad de México.

La etnografía virtual es un término polisémico que puede significar distintas cosas dependiendo de la tradición de investigación con la cual se la relacione y justifique, así como el uso que el investigador haga de ésta, de acuerdo con Pink, Horts, Postill, Hjorth, Lewis y Tacchi en sociología, a grandes rasgos, se reconocen los siguientes cuatro usos:

“En su introducción a Digital Sociology Deborah Lupton (2014) defendía hace poco que quienes dicen ser sociólogos digitales se dedican a cuatro tipos de prácticas, entre ellas: primero, nuevas formas de práctica profesional en que el sociólogo utiliza instrumentos digitales para elaborar y entrelazar conversaciones; segundo el estudio del uso que las personas hacen de los medios, las tecnologías y los instrumentos digitales; tercero, el uso de instrumentos digitales para el análisis; y, cuarto, la práctica del análisis crítico del uso y las consecuencias de los medios digitales” (Pink, Horts, Postill, Hjorth, Lewis y Tacchi, 2019; 22).

De esta manera en la presente investigación que parte del estudio exploratorio de un hecho contextual delimitado con un enfoque de emociones que abreva del desarrollo normativo tomado de la historia de las emociones, se presume el uso número 3 de la etnografía digital, el uso de instrumentos digitales para el análisis de los fenómenos señalados.

Se hace uso de las redes sociales como un espacio de sociabilidad, que adquiere diferentes matices dependiendo de la red y el uso que se haga de ésta; en este caso, únicamente se asume que “la etnografía virtual podría entenderse como una etnografía estructurada en torno a casos concretos dentro y fuera de la red, vinculadas entre sí por medio de complejas relaciones mediadas por artefactos tecnológicos, de los que Internet sólo sería uno más de ellos” (Domínguez, 2007; 59).

Lo que sí se pretende precisar con relación al uso de redes virtuales es entender cómo incide sobre la comunicación emocional la no presencia del cuerpo orgánico, pues la presencia del cuerpo como lugar de la experiencia y expresión emocional es algo sustentado por la mayoría de los estudiosos de las emociones que son parte del giro afectivo (Scribano 2012).

Siendo así, se propone que la manera en la que de inicio podría decirse que la no presencia física del cuerpo incide en las emociones pasa por entender que el uso de medios electrónicos para el estudio sociológico “expone un tipo particular de práctica de etnografía digital cuyo punto de partida es la idea de que los medios y las tecnologías digitales forman parte de los mundos cotidianos y más espectaculares que habitan las personas” (Pink, Horts, Postill, Hjorth, Lewis y Tacchi, 2019; 23).

Es decir que la sensibilidad experimentada y expresada en una relación cara-a-cara mediante medios corporales orgánicos queda subsumida a un tipo de supra-sensibilidad espectacular, donde si bien las tecnologías de vuelven artefactos sensibles, dicha sensibilidad se vuelve una representación de la sensibilidad, en tanto siempre se expresa como traducción, si bien eso no implica que dejen de existir elementos paraverbales en la comunicación.

“Este es el principal fetichismo de la mercancía, la dominación de la sociedad por ‘las cosas suprasensibles más que sensibles’ que se cumple absolutamente en el espectáculo, donde el mundo sensible se encuentra reemplazado por una selección de imágenes que existen por encima de él, y que al mismo tiempo se reconoce como la sensibilidad por excelencia” (Debord, 1992: 36).[12]

Reconociendo estos elementos de contextualidad en torno a la irrupción de familiares de enfermos por covid en el nosocomio de Las Américas, Ecatepec, la noche del 10 de mayo de 2020[13], insertos en un régimen emocional moderno que genera un estigma-territorio sobre Ecatepec y que es estudiado mediante vías supra-sensibles o espectaculares, cabe precisar de qué manera se abordó la exploración de la noticia aludida.

La muestra fue de origen teórico, “son aquellas en las que el investigador arma la muestra de tal modo que está refleje lo mejor posible al universo a su criterio” (Davidovics y Mayol, 2009; 108), estadísticamente no representativa y adecuada a los tiempos de la nueva normalidad. De esta manera se puso en el buscador de la red social youtube las palabras ‘irrupción’ ‘hospital’ ‘Ecatepec’ y ‘covid 19’, cada una por separado y las 4 juntas durante los primeros 5 días del mes de mayo, obteniendo 24 noticias que hablaban sobre el hecho en cuestión.

Posteriormente, el día lunes 3 de agosto de 2020, 3 meses después de los hechos, se revisaron los comentarios inscritos en la parte de abajo de las noticias, para observar si estas hacían alusiones a Ecatepec con ‘rechazo’ o ‘incertidumbre’, reproduciendo en ese caso el ‘estigma-territorio’ supuesto, ante lo cual se elaboró la siguiente tabla:


Se observa entonces que, si bien la mayor parte de los comentarios no hacen alusión a la condición de Ecatepec como parte de un régimen emocional estigmatizado, el primer comentario en la mitad de los casos apunta a censurar la actitud de acuerdo a un enfoque sensitivo de ‘salud’.

En 5 noticias el primer comentario sí reproduce el estigma-territorio sobre Ecatepec, así como en los primeros 10 comentarios de 18 noticias sí existe algún comentario que apela a una sensibilidad estigmatizante sobre Ecatepec.

Se muestran a continuación dos comentarios que dan cuenta de lo dicho como ejemplos:

“Marta Vera. ¿Por qué difunden estas mentiras? Soy mexicana. La gente de Ecatepec es muy violenta e ingobernable. ¡Son horribles! No siguen ninguna instrucción de autoridad médicas o administrativas. Si dice que ”estaba bien». ¿A qué diablos fue a un hospital que los habitantes sabíamos que estaba saturado? Si dice que los están matando ¿A qué diablos va?”.

“Israel lopez. Se confirman las sospechas Joaquín no hay vida inteligente en Ecatepec”.

Estos dos comentarios dan cuenta del estigma-territorio sobre Ecatepec, en ambos se observa como existe una relación entre la pertenencia al municipio de Ecatepec y la condición de ser rechazado explícitamente debido al hecho ocurrido, pues se asocia la existencia a Ecatepec como origen de la irrupción al hospital antes que otra variable a considerar.

Conclusiones

Se propone entonces que la coyuntura actual de la covid 19 toma parte de un régimen emocional que en el caso de Ecatepec se articula con su condición sensible de estigma-territorio, haciendo que los actos de los familiares que participaron de la irrupción del hospital de las Américas sean vistos como estigmatizantes de origen por el hecho de pertenecer al municipio de Ecatepec. Cabrá ver qué tanto incidirán otras variables como la educación, la salud, etc., en los comentarios de redes sociales para explicar el mismo hecho si no ocurriese en Ecatepec.

Se hipotetiza que la lógica ‘suprasensible’ espectacular de lo virtual, en tanto se erige como forma de comunicación emocional, plantea un medio que ayuda a estigmatizar al territorio Ecatepec, pues el comentario en una red social permite que quien comenta no involucra explícitamente su cuerpo, cabrá ver de qué maneras la virtualidad incide o no en lo sensible, ya sea como extensión tecnológica o cómo sensibilidad mediada por espectáculo.

Cabrá observar si el estigma que se genera hacia el territorio de Ecatepec es parte de un régimen emocional de las periferias latinoamericanas, o es particular de Ecatepec, así como indagar sobre si este estigma sólo es territorial o implica otros elementos sensibles como la salud, la educación, la pobreza, etc., así como si estos tienen autonomía o se pueden aglutinar en el ‘estigma territorial de ciudad dormitorio’.

Resulta importante resaltar que tanto la irrupción en la clínica, así como la mayoría de los comentarios en redes sociales donde se reproducía el rechazo hacia Ecatepec, implicaban usos de elementos para-verbales que aludían a una intensidad mayor en la acción social que la normal, cabrá ver si en tanto romper una norma o señalar que se está rompiendo al estigmatizar, la intensidad mostrada para reclamarlas o romperlas siempre se presenta como mayor.

Cabrá observar las relaciones y comparaciones entre el estigma y la incredulidad como parte de este régimen emocional latinoamericano periférico supuesto, tal vez el primero sea el régimen emocional y la segunda sea la percepción-sensibilidad de los estigmatizados en ciudades-dormitorios que se resisten a ese régimen emocional; si me estigmatizan por mi posición territorial en una coyuntura particular, tal vez lo mejor sea creer que la covid 19 no existe.


Fuentes
-Bassols Ricárdez, Mario; Espinosa Castillo, Maribel (2011). “Construcción social del espacio urbano: Ecatepec y Nezahualcoyotl. Dos gigantes del oriente”, en Polis, Vol. 7, No. 2, UAM Iztapalapa, Ciudad de México.
-Bautista Luca, Juan (2019). “Los conceptos en la política latinoamericana comparada”, en Espiral, Vol. XXVI, No. 74, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades-Universidad de Guadalajara, pp. 9-48.
-Clough, Patricia; Halley, Jean (eds) (2007). The Affective Turn, Theorizing the Social, Duke University Press, Durham.
-Davidovics Molnar, Gabriel; Mayol Miranda, Alberto (2009). “Introducción al uso de muestras para la realización de encuestas en a investigación social”, en Salinas Meruane, Paulina; Cárdenas Castro, Manuel, Métodos de Investigación Social, Segunda Edición, Quito, Editorial Quipus, CIESPAL, pp.99- 138.
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[1]* Integrante del Grupo de Trabajo CLACSO “Sensibilidades, subjetividades y pobreza”. Licenciado en sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México; maestro en sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Azcapotzalco; estudiante del doctorado en ciencias sociales en el Colegio Mexiquense A.C.

[2]Traducción propia.
[3]Traducción propia.
[4]Traducción propia.
[5]Consultado en http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/mex/territorio/div_municipal.aspx?tema=me&e=15 , el día 26 de mayo de 2019.
[6]Consultado en https://es.wikipedia.org/wiki/Monstruos_de_Ecatepec, el día 26 de febrero de 2020.
[7]Consultado en https://www.psico.mx/articulos/el-monstruo-de-ecatepec-perfil-psicologico, el día 3 de abril de 2020.
[8]Consultado en https://www.radioformula.com.mx/noticias/mexico/20181010/este-es-el-perfil-psicologico-del-monstruo-de-ecatepec/, el día 3 de abril de 2020.
[9]Traducción propia.
[10]Traducción propia.
[11]Traducción propia.
[12]Traducción propia.
[13]El hecho referido puede revisarse en el siguiente vínculo ‘https://www.youtube.com/watch?v=xIG2pYcMqUA’.


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