“En Chile son tiempos de transformaciones y de asumir desafíos”

 “En Chile son tiempos de transformaciones y de asumir desafíos”

La flamante Ministra del Trabajo y Previsión Social de Chile, Jeannette Jara Román, participó del InfoCLACSO del 18 de mayo, donde dejó definiciones acerca de los principales desafíos de la gestión de Gabriel Boric, con el eje puesto en los cambios en el ámbito laboral y, en particular, en la reforma de pensiones para lo que han convocado a los diálogos tripartitos entre trabajadores, empleadores y el Gobierno.


Entrevistó Gustavo Lema


-Entiendo que los desafíos son muy grandes, es un proceso de transformación muy importante y las tensiones que hay relacionadas con lo que pueda suceder también son importantes. En principio,¿cuáles son los principales desafíos y nuevos lineamientos de esta gestión?

Sin dudas, estamos en un momento muy importante en Chile, donde se instalan posibilidades de transformaciones, junto además en tener que asumir desafíos en iniciar una gestión gubernamental en un país que viene bastante complicado internamente en su convivencia y con temas además socioeconómicos con consecuencias derivadas de la pandemia. Por tanto, tenemos que atender básicamente dos líneas permanentemente: por un lado, la contingencia y las ayudas que las familias necesitan para salir de la situación en la que está urgentemente con una inflación bastante alta para los estándares que ha tenido Chile en el orden macroeconómico, lo cual significa en concreto que el costo de vida, sobre todo para familias más vulnerables del país, se ha elevado considerablemente; y por otro, en el eje transformador que nos lleva a hacer un esfuerzo permanente para poder avanzar en los cambios que dentro de los ejes expuestos por tu pregunta tiene la línea de un combate a la desigualdad y a los abusos es fundamental. Chile salió de la dictadura militar hace treinta y dos años y efectivamente avanzó durante este periodo con muchos elementos de políticas públicas que confluyeron en una posibilidad de disminuir niveles de pobreza y extrema pobreza, pero lo que es la desigualdad propiamente tal, se ha mantenido y se ha profundizado muchas veces. Entonces, el Estado neoliberal en toda su expresión ha dejado esa herencia en la sociedad chilena, luego de la Revuelta Popular y del estallido social, un momento en el cual tiene la posibilidad de escribir un nuevo pacto.

-Ministra: En este camino y en las disputas de poder que iniciamos esta charla, hablamos de los rastros que quedan en la dictadura, pero que evidentemente no solo se limitan en un cambio de gobierno, sino a transformaciones muy profundas. Específicamente en el ámbito laboral, ¿cómo se proyectan esos cambios teniendo en cuenta las tensiones que se puedan generar con los sectores que posiblemente siempre estuvieron más acostumbrados a ganar y con los sectores que en gran cantidad de los años en todos los países de Latinoamérica lamentablemente siempre estuvieron acostumbrados a perder? ¿Cómo se manejan esas tensiones cuando hay una desigualdad importante en cómo, con el poder que tienen, pueden presionar y generar diferentes alternativas al cambiar algunas políticas?

Hay bastante asimetría de poder de una tasa baja, digamos. Pensar que un trabajador de forma individual pueda negociar o mejorar sus condiciones constituye una falacia. Sabemos que efectivamente el poder negociador de los trabajadores reside precisamente en su capacidad de organizarse. La legislación laboral y previsional en Chile que rige es la que se impuso en la dictadura con algunos cambios que se han ido introduciendo. Hoy día las posibilidades que se abren en términos en particular de reformar el sistema previsional, que además se constituye en uno de los pilares en el mercado financiero chileno, nos obliga a tener un espacio muy importante en el cual podamos avanzar con un diálogo que sea efectivo. Lo señalo así porque tenemos un parlamento en nuestro país que tiene una representación muy diversa políticamente y muchas de las reformas se tienen que viabilizar evidentemente a través del ámbito legislativo. Por eso estamos impulsando desde la cartera de Trabajo y Previsión Social lo que se denomina el diálogo tripartito. El presidente Gabriel Boric ha puesto al centro del gobierno cuatro ejes que nos orientan, uno de los cuales es avanzar en el trabajo decente. El trabajo decente estamos convencidos y convencidas que se construye a partir del diálogo social y el tripartismo. Por eso, tanto en las reformas que hagamos en lo sustantivo de la reforma provisional como en las materias reales que abordemos, estamos en conjunto con empleadores y trabajadores conversando y buscando espacios de acuerdos, que sumen voluntades a los proyectos y que nos permitan a la vez tener una tramitación legislativa que sea más efectiva. Yo formé parte del gobierno de la ex presidenta Michelle Bachelet, también intentamos hacer una reforma provisional y han pasado ocho años. Luego durante la derecha el presidente Sebastián Piñera intentó hacer una modificación al sistema previsional fortaleciendo las AFP en lo cual evidentemente tampoco avanzó. Hoy día nosotros tenemos un compromiso en torno en instalar en Chile un sistema de Seguridad Social que uno podría pensar a lo mejor desde otros países que ven esta cápsula, donde es evidente que en materia (de pensiones) previsional debiera existir, pero en Chile en realidad no existe. Desde hace 40 años lo que hay es un seguro individual en materia de pensiones privado ejercido a través de la AFP como industria lucrativa que han hecho de las pensiones un negocio y producir los cambios sin duda (que no se pudo hacer en la presidencia de Bachelet ni se avanzó con Piñera) va a requerir sumar voluntades. Y hay una ventana de oportunidad, porque el estallido social si bien pone al centro la protesta por el abuso sostenido de muchas cosas y la ausencia de derechos colectivos, abre a la vez una posibilidad: ¿Cómo nos ponemos de acuerdo hacia adelante en la sociedad que construimos? Y en ese ejercicio estamos no solamente como país en el proceso constituyente que está en curso y que este 4 de septiembre va a tener su plebiscito a efectos de revisar la opinión respecto al apruebo o rechazo por la Nueva Constitución, sino que también en la agenda y el propio gobierno que está llevando adelante.

-En todo este camino usted recién nombraba algunas cuestiones relacionadas con la reforma de pensiones. ¿Cuáles son esos puntos claves y la estructura a modificar? Porque entendemos que son cuestiones muy enraizadas también en la dinámica social e inclusive la transformación posiblemente no solo sea política sino también cultural para que una gran parte de la población que por ahí todavía no termina de entender lo complicado de que no salga una reforma y que empiece a entender esa situación…

Es una pregunta muy esencial en la base. Nos pasa que nosotros hemos conocido generaciones que solamente se les denomina la capitalización individual, donde desde su propia definición se asumen los riesgos del envejecimiento desde su propio costo y riesgo. En Chile hay un dicho popular que dice lo siguiente: “Cada uno se rasca con sus propias uñas”. Ese dicho en realidad engloba a la propia filosofía que hay detrás de la denominada capitalización individual administrada por la AFP, además es el reflejo del comportamiento en el mundo del trabajo. Entonces, en países como el chileno donde los salarios están hacia la baja, muy cercanos al sueldo mínimo, que atrae no solo a los que pueden pagar exactamente lo mínimo, sino además de todos los salarios que se pegan a él o ella (quien gana un salario mínimo), que tienen lagunas previsionales, que tienen desigualdad salarial por tema de género, todo eso se reproduce también en el mundo laboral. Entonces lo esencial, en primer lugar, es instalar el concepto de Seguridad Social no solo en lo normativo, sino también en el trasfondo cultural. Y eso es tremendo desafío en una sociedad como la nuestra, porque si bien sabemos todos y todas que así no podemos seguir, es en la construcción de la alternativa donde estamos conversando y poniéndonos de acuerdo. Entonces, estamos realizando ahora un proceso de conversación tripartita descentralizada entre empleadores, trabajadores y gobierno. Chile es una larga y angosta franja de tierra que tiene 16 regiones (territorios) administrativamente definido como regiones, y que esta conversación tripartita se está realizando en cada una de estas regiones, donde se invita a las y los presentes a conversar de los principios de la seguridad social, la solidaridad, la universalidad, la equidad en el sistema. Se hace una reflexión además como el actual pilar contributivo y no contributivo de pensiones son consistentes o no con estos principios de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

-Entiendo que es una construcción mucho más solidaria, donde la lógica social prima sobre la lógica individual. Y ahí me parece que está el núcleo de la transformación cultural, ¿no?

Yo creo que ahí está la clave, además se ha producido un fenómeno. Porque en nuestro país el pilar contributivo lo cotiza solamente el trabajador (en Chile no hay cotización patronal). Además, la cotización es del monto de la mitad de lo que es la cotización de los promedios del mundo, es del 10%, es de carácter individual. Entonces, el trabajador o trabajadora cotiza solo para su cuenta y evidentemente al final de su vida va a poder pensionarse con lo que le quedó en ese saldo: más pérdida o más ganancia, pero se produce una cuestión más compleja o muy poco entendible para la ciudadanía. Porque los fondos de esa capitalización individual están expuestos a los riesgos del mercado financiero con utilidades o con pérdidas, pero no hay una correlación entre la remuneración que le paga el trabajador a la AFP, porque se la paga en función del flujo en función de su sueldo, y el resultado del fondo. Entonces cuando al fondo le va bien, el trabajador le paga una comisión a la AFP; y cuando a los fondos les va mal, el trabajador le paga exactamente la misma comisión a la AFP. No están alineados los incentivos. A la esencia (tecnicismo más, tecnicismo menos) lo centrado va a estar dado por entender que la Seguridad Social es un derecho humano, que le asiste a todas las personas y que basa su principio, entre otros, en la solidaridad que es distinto de la capitalización individual. Es bien probable que arribemos a alguna solución de tipo mixto en nuestro país. Hay algunos instrumentos acá en Chile de la seguridad social que ya reconocen esta mixtura entre lo individual y lo colectivo, como el Seguro de Cesantía que tiene cuentas individuales y un fondo de cesantía solidario, pero es una discusión que estamos dando. En nuestro país, además, durante mucho tiempo (cosa que son comunes y habituales en la Seguridad Social Internacional) se han demonizado. Por ejemplo, en torno al reparto, se ha señalado que es una caja pagadora que se gasta la plata hoy día y para mañana justo cuando a ti te toca jubilarte no hay ningún peso. Sabemos que el reparto moderno usa técnicas actuariales que aseguran la sostenibilidad de los beneficios para el futuro, que es una obligación y compromiso de Estado en esa materia. Aquí en Chile solo hay instituciones privadas sin fines de lucro en materia de pensiones, de interés también de nuestro gobierno que exista una institucionalidad pública. Entonces, por otro lado, se trata de señalar como una caricatura que esto sería para que los políticos se roben la plata. Estamos hablando de instituciones altamente tecnificadas, protegidas por rangos constitucionales. Hay un debate bien de extremos, pero igualmente tenemos la confianza en llegar a un acuerdo, porque la necesidad de mejorar las pensiones es tan alta, grave, profunda e importante para la sociedad chilena, que todos y todas vamos a tener que ceder en nuestras banderas más rígidas, con el fin de poder sumar voluntades y sacar el proyecto adelante, porque llevamos mucho tiempo esperando.

-Y por último, hablaba de la pandemia en un inicio. Hubo dos momentos muy fuertes relacionados con la pandemia, uno de ellos inclusive en parte de la academia con cierta expectativa social que podía ser un momento muy transformador, en el cual las lógicas del individualismo se empezaron a construir dinámicas diferentes. Lamentablemente con el paso de dos años de pandemia muy bravos y duros en diferentes partes del mundo, no parece haber sido eso que se haya transformado, sino más bien se han endurecido las lógicas de las desigualdades en muchas partes del mundo. ¿Cuál es su análisis con respecto a lo que sucedió con trabajadoras y trabajadores en Chile en este periodo que en gran parte estuvo con un gobierno de derecha como el de Sebastián Piñera? ¿Qué sucedió en la pandemia con el trabajo en Chile?

Fue un golpe muy duro, me imagino además no solo en términos económicos sino también emocionales. Yo creo que ninguno y ninguna de nosotros/as esperábamos enfrentar una pandemia mundial. Uno se puede imaginar varias cosas que van a pasar en la vida, porque podrían eventualmente pasar, pero una pandemia era más difícil de predecir o de prever. En materia de empleo, tuvimos altos niveles de desempleo producido por cuarentenas bastantes estrictas en un principio. El tránsito de los demás países ha de haber sido similar en esto… Llegamos a perder cerca de un 20% de la fuerza laboral en materia de empleo, estuvimos con 2 millones de personas desempleadas y sin ayuda estatal. El gobierno de este entonces presidente Piñera tuvo una política muy restrictiva sobre todo en un principio de este tipo de materia y el parlamento luego fue empujando a que dieran apoyo y ayuda. En Chile volvieron a abrirse espacios de comedores solidarios, ollas comunes como se le llama acá hacia los territorios que no se veía desde la crisis económica más dura que hubo en la última dictadura. Sí hubo después bastante avanzado del tiempo, procesos de transferencia fiscal acompañado además de retiro de los fondos de capitalización, que en el momento más duro de la pandemia también permitieron superar esta situación. Pero en materia de mercado laboral, aún no nos recuperamos. Las mujeres en el minuto más duro de la pandemia, retrocedimos como si hubiéramos estado diez años atrás en participación laboral. Hoy día nos quedan todavía puestos de trabajo por recuperar previo a la pandemia. Ni siquiera hemos recuperado los trabajos que teníamos antes de la pandemia, pero además la calidad en el empleo es algo que nos tiene preocupados/as (del empleo recuperado), tanto por la cantidad de horas de trabajo en las cuales hoy día las personas están empleadas con el nivel salarial consecutivo, como por otro lado en el empleo que se ha recuperado es informal. Por tanto, sin seguridad social, sin salud laboral, sin equidad, sin todas las condiciones de lo que es el trabajo decente regulado. Y esa materia nos tiene preocupados y preocupadas. Tenemos desafíos por delante, diría yo, que tienen que ver con recuperar empleos y formalizar, así como también con (re)encantar afecto que las y los trabajadores puedan adscribirse nuevamente al trabajo formal. En Chile entre esta semana y la que viene vamos a estar discutiendo un alza del salario mínimo que ha sido la mayor en 25 años. Además, viene acompañado de un subsidio a las pequeñas y medianas empresas para que puedan absorber este alza salario mínimo que es más de un 14%. Pero como el costo de vida está creciendo, igualmente se siente que no es suficiente, pero es una ayuda y un apoyo. Sabemos que es el alza histórica más importante que se registra, pero también sabemos que hay muchas necesidades en la vida de las y los trabajadores. Entonces, estamos con distintos tipos de desafíos. Lo que nos ha pasado es que muchos/as trabajadores/as informales han descubierto que trabajando el fin de semana o unas pocas horas a la semana, muchas veces pueden generar un ingreso muy similar a lo que es el salario mínimo. Si nosotros queremos promover el empleo formal tenemos que mejorar las condiciones laborales de los/as trabajadores/as que están en el empleo formal. Y por eso tenemos el compromiso de subir el salario mínimo a un estándar. En Chile se ha generado un debate por largos años en si subimos el salario mínimo a 5 o 10 o 3 dólares. En realidad, no se mira ni el costo de la canasta básica de alimentos, ni la línea de la pobreza o ningún otro indicador. Entonces, lo que el presidente Gabriel Boric nos ha planteado como desafío, es generar una política salarial y avanzar a estándar línea de la pobreza. Así también vamos a trabajar en reducir la jornada laboral de trabajo a 40 horas y la vamos a implementar con gradualidad para que no afecte el empleo: lo vamos a hacer, porque estamos convencidas y convencidos que va a contribuir al buen vivir y porque además Chile, que pertenece a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), es el de los países que tienen jornadas laborales más altas con tasas de productividad más baja. Entonces, tenemos algo que revisar ahí. Y a partir de la pandemia también han surgido, cada vez más, enfermedades de origen mental tanto del mundo laboral como del sistema de la salud común. Entonces, vamos a avanzar en el salario mínimo en 40 horas laborales, en formalización y en empleo, y así también en la Reforma Previsional. Ahí están los cuatro ejes en las cuales estamos trabajando en este año 2022 con todas las fuerzas, porque sabemos que es importante avanzar en justicia social.


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