“El golpe en Uruguay fue el punto de partida para la consolidación de un modelo neoliberal”
“Lo que ocurrió en Uruguay fue un proceso y el 27 de junio de 1973 es como un punto de llegada y de consolidación de todo este autoritarismo que se venía desarrollando en el país”, sostuvo la Directora Ejecutiva de CLACSO, Karina Batthyány, en su columna de InfoCLACSO del miércoles 21 de junio desde Montevideo.
Se trata de “un proceso en el que comienza el período más negro, más triste, más dramático del Uruguay en el que se pone en juego ese modelo de país. Y eso es lo que nosotros tenemos que mirar hoy a 50 años”. Y se planteó: “¿Cuáles fueron los cambios en la estructura social del Uruguay a partir de ese golpe de Estado, de esa consolidación dictatorial y del autoritarismo en Uruguay”, temas que analizaron los participantes del Foro “Cambios sociales subterráneos más acá y más allá del autoritarismo político: aportes y debates desde las ciencias sociales antes y después del Golpe de Estado”, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y Centros Miembros CLACSO en la Universidad de la República.
“La destrucción en términos brutales que se hizo sobre los sectores políticos era para instaurar un modelo de país que tuvo su auge en los 90’ con la consolidación del modelo neoliberal… que tiene que ver, entre otros elementos, con la primacía del mercado sobre los demás elementos proveedores de bienestar social, como por ejemplo el Estado, quitarle peso al Estado”.
Entrevistó Gustavo Lema
Transcripción de la columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO el 21 de junio de 2023
– ¿Qué pasaba hace 50 años en Uruguay?
– El 27 de junio de 1973 fue un punto de llegada y consolidación de todo ese autoritarismo que se venía desarrollando en el Uruguay. Es un proceso en el que comienza el período más negro, más triste, más dramático del Uruguay, en el que se pone en juego ese modelo de país. Y eso es lo que nosotros y nosotras tenemos que mirar hoy a 50 años.
Vamos a analizar cuáles fueron los cambios en la estructura social a partir de esa consolidación dictatorial y del autoritarismo en Uruguay. Además, qué elementos teníamos en ese momento, qué elementos hay hoy, sobre todo cómo podemos trabajar en clave a qué es la democracia hoy, cómo podemos fortalecer esos procesos de democracia tanto en Uruguay como en el resto de la región latinoamericana.
También es una preocupación para CLACSO en el marco de su Plataforma para el Diálogo Social sobre Democracia, Derechos Humanos. Queremos colocar esta reflexión desde el Uruguay. Evidentemente, la sociedad uruguaya se transformó profundamente a partir de ese episodio dramático, que además hoy está muy a flor de piel de todos los que somos uruguayos y uruguayas por dos hechos muy importantes que ocurrieron la semana pasada.
El primero, el hallazgo de nuevos restos de detenidos/as desaparecidos/as en el Batallón 14. Ese es un momento muy complejo, que muestra una vez más cómo los procesos de impunidad siguen adelante en el Uruguay, porque hay quienes saben dónde están cada uno y cada una de quienes han desaparecido y no lo dicen. Hay un profundo trabajo en el que también participa la Universidad de la República con su Equipo de Antropología de búsqueda, casi palmo a palmo. Aparecieron restos, nos conmovió como cada vez que aparecen restos en Uruguay, Argentina y en otros países también.
Lo segundo es que se dio un acto cumpliendo una sentencia de la Corte Internacional de Derechos Humanos de reconocimiento de la responsabilidad del Estado uruguayo ante algunos casos de desaparición y de asesinatos durante la dictadura. Y eso fue desde el punto de vista simbólico muy importante, porque colocó estos 50 años aún más en la piel de todos y de todas. Tenemos desafíos pendientes, uno de ellos es la Verdad, Memoria, Justicia y Nunca Más. Podría decir que en el Nunca Más hay un gran consenso a nivel nacional. Por supuesto, siempre hay algunos sectores que probablemente no lo afirmen con tanta convicción. Ahora, en el Verdad y Justicia los consensos no son mayoritarios, pero tenemos que seguir trabajando por esas consignas.
– En ese sentido, entiendo que esta última parte de lo que tú dices tiene que ver con las marcas que ha dejado la dictadura, pero también con que las dictaduras del Cono Sur no sólo tenían una expectativa de destrucción física e ideológica, sino también un plan político y económico. Y eso evidentemente marca que las trazas de lo que quedó de la dictadura son más grandes. ¿Cuáles son esas trazas?
– Evidentemente la destrucción en términos brutales que se hizo sobre los sectores políticos era para instaurar un modelo de país que tuvo su auge en los ‘90 con la consolidación del modelo neoliberal, pero era ir en contra de algunos planteos para poder instaurar definitivamente ese modelo neoliberal que tiene que ver, entre otros elementos, con la primacía del mercado por sobre los demás elementos proveedores de bienestar social como por ejemplo el Estado. Es decir, quitarle peso al Estado y otorgar la capacidad de regir prácticamente todo al mercado.
Lo referido tuvo que ver con transformaciones en el plano educativo, en el plano de la salud o en el plano de la seguridad social. Fue lo que se gestó durante ese periodo autoritario y que luego estuvo vigente en el Uruguay durante mucho tiempo, donde se intentó revertir y de hecho se hicieron grandes transformaciones durante los 15 años de gobierno del Frente Amplio. Lamentablemente, hoy estamos nuevamente con un gobierno de corte neoliberal que incluso está intentando ir hacia atrás en algunos de los elementos que se habían avanzado por ejemplo con el sistema de cuidados que está siendo recortado; con la educación pública. También ahora viene la Ley de Rendición de Cuentas. Ese era el modelo de país que estaba en juego.
– Veíamos algunos datos muy dramáticos de la dictadura, donde la cantidad de detenciones fue brutal, posiblemente una de las más altas a nivel total de población que hubo en la región.
– Todo aquel que pensara diferente al modelo que se quería imponer era perseguido, detenido, en muchos casos encarcelado por muchos años, pero bajo detención estuvo buena parte de la población uruguaya solo por pensar diferente o por oponerse a esas transformaciones de las que estábamos hablando y que proponía este régimen militar y con los civiles que lo acompañaban. Sin dudas, los números son tremendos, a veces no se conocen, porque cuando uno lo dice en números absolutos son pequeños frente a los números de Argentina, pero hay que mirar las tasas.
Pasa lo mismo con la violencia. Hay mucha gente que se sorprende de saber que Uruguay es de los que tienen la tasa de femicidios más alta en América Latina, porque si uno mira los números absolutos, por supuesto que son muchas menos las uruguayas víctimas de femicidios que las mexicanas o cualquiera de los países superpoblados de nuestra región.
Sin dudas, fue un periodo absolutamente dramático, donde un porcentaje muy alto de la población uruguaya fue víctima directa de detenciones, encarcelamiento y por supuesto muchos de ellos de torturas y desapariciones.
– ¿Cómo se logra construir democracia en el marco de una cierta dificultad en el acceso a la Justicia con respecto a las violaciones de los derechos humanos y las lógicas negacionistas?
– Para mirar el lado optimista, yo creo que las tendencias al negacionismo son menores. Es decir, si uno lo mira en estos 50 años o desde el fin de la dictadura hasta ahora, han ido en disminución, particularmente entre las generaciones más jóvenes, donde es muy clara la postura que están tomando.
Por ejemplo, se ve en las marchas del 20 de mayo que se realizan en Uruguay pidiendo Verdad, Memoria y Justicia, que cada vez son más grandes y donde cada vez son más los jóvenes que participan y arropan a madres y familiares de detenidos/as desaparecidos/as.
Por supuesto, hay expresiones como en todos los países de negacionismo y de conservadurismo de derecha o de extrema derecha incluso muy asociadas a ese partido militar que por primera vez tenemos en Uruguay, que tiene representación en el Senado y que no pierde oportunidad para plantear permanentemente estas visiones negacionistas, la teoría de los dos demonios, la teoría de que quienes están presos por ser violadores y torturadores son presos políticos e incluso pidiendo la prisión domiciliaria para ellos porque son mayores de 70 años.
En estos 50 años desde el golpe de Estado en Uruguay, me gusta encontrar la mirada optimista y decir que el negacionismo, si lo miro en perspectiva del ‘85 a la fecha, realmente es menor. Son cada vez menos aquellos que siguen sosteniéndolo. Por supuesto hay que prestarle atención a esos discursos, hay que trabajar con ellos y, lo más importante, incorporar estos temas en la educación en todos sus niveles para que se sepa lo que pasó y porque esa es la garantía de la memoria y de la no repetición.
– ¿Por qué la temática de cambios sociales subterráneos?
– Porque lo que queremos es mirar qué pasó a nivel de la estructura social y del sistema social en Uruguay en estos 50 años, cuáles son esos cambios vinculados a cuál era y cuál es el papel de las mujeres en la sociedad uruguaya. Es decir, esos cambios que empiezan siendo subterráneos, pero por supuesto después emergen y que van mucho más allá de este proceso autoritario, que dejan marcas importantes a nivel de toda la sociedad. Así como también las transformaciones desde el punto de vista familiar, las transformaciones en el sector educativo, las transformaciones a nivel territorial.
Se van a ir abordando distintas dimensiones con la idea de mirar el país hoy con el proceso de estos 50 años de transformaciones con sus luces y sus sombras. Si uno mira la cuestión vinculada al papel de las mujeres, vaya si hubo transformaciones en términos de la incorporación, la participación, pero eso no nos tiene que hacer olvidar las profundas brechas de desigualdad que todavía persisten en el Uruguay de hoy desde el punto de vista de género.
Efectivamente, el papel de las mujeres fue absolutamente importante en todos los sectores, no solamente puertas adentro, no solamente en las casas, no solamente en la resistencia, sino también en la militancia y la dirigencia de primera línea que combatió a la dictadura. Eso estuvo invisibilizado por mucho tiempo. También por mucho tiempo temas que hoy nos parecen tan obvios, tan evidentes, no formaban parte de las preocupaciones de este país.
Un ejemplo claro es la violencia hacia las mujeres. Hoy, ese tema está en la agenda, es un tema de preocupación a nivel nacional. Y allí está el papel del Movimiento Feminista, que sin dudas es el movimiento social por excelencia en Uruguay en los últimos años, por lo que ocurrió hace 50 años pero también por lo que está ocurriendo ahora como un movimiento social de carácter transformador. También se ha puesto sobre la mesa la violencia particular de las que fueron víctimas las mujeres durante la dictadura y el ensañamiento que se tuvo con los cuerpos de las mujeres, por la simple razón de ser mujeres.

A 50 años del golpe de Estado en Uruguay
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