“El desafío sigue siendo la noción de las transiciones justas desde el punto de vista ambiental, económico y social”
(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 16 de noviembre 2022)
En esta columna vamos a retomar el tema de las Transiciones justas del Ambiente y Cambio Climático. ¿Y por qué? Porque efectivamente está ocurriendo la COP 27, una Conferencia de las Partes, en Egipto entre el 6 y 18 de noviembre. La COP 27 es una cumbre anual que realiza la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, donde se reúnen representantes de los 197 países firmantes de la Convención, también expertos en el tema, y organizaciones de la sociedad civil.
La COP 27 es un encuentro muy importante, porque representa una oportunidad para generar conciencia y reunir en un mismo lugar instituciones públicas e instituciones privadas, delinear estas estrategias y medidas para lo que se denomina la crisis climática y a su vez para dar cumplimiento a los objetivos trazados ya en otras Conferencias de las Partes de años anteriores.
Esta Cumbre busca, además, brindar soluciones sustentables para esta problemática y fomentar la inversión y la legislación en esta materia. Este año, la COP 27 va a centrar sus esfuerzos en evaluar las comunicaciones nacionales y los inventarios que presentan las distintas partes (la Naciones y los territorios). También se va a analizar los efectos de las medidas adoptadas por las partes y los progresos que se hayan realizado (o no) en la consecución de los objetivos de la Convención.
Dato “curioso”, esta cumbre en Egipto es auspiciada por Coca Cola, una de las empresas justamente más cuestionada por toda la contaminación especialmente de residuos plásticos. Un dato que por lo menos nos tiene que llamar a la reflexión.
La presión principal sobre la COP 27 de este año para lograr resultados es realmente fuerte, porque se está muy lejos de los objetivos que se establecieron en lo que se llama el Acuerdo de París. El calentamiento global está aumentando y la financiación para la transición sigue siendo un elemento en debate pero que no se garantiza.
Recordemos, hace un mes aproximadamente cuando surgió el informe del grupo intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (que es otro órgano de Naciones Unidas) que decía:
-Primero, los efectos relacionados con el clima son peores de lo previsto, es decir, peores de todas las proyecciones y estudios que se habían realizado.
-Segundo, los efectos del cambio climático en el corto plazo seguirán siendo peores, es decir, no van a mejorar.
-Tercero, los riesgos aumentarán rápidamente con las temperaturas cada vez más altas que se están registrando, lo que va a generar efectos ya irreversibles en el cambio climático.
-Cuarto, la desigualdad, los conflictos y los problemas de desarrollo, aumenta la vulnerabilidad a los riesgos climáticos.
-Quinto, hay una cuestión que es la adaptación, que ya existen algunas soluciones viables pero que se necesita más apoyo para llegar a las comunidades más vulnerables.
-Y por último, este informe también marca que algunos efectos del cambio climático ya son demasiados graves para lograr esa adaptación y que necesitamos medidas urgentes para hacer frente a las pérdidas y a los daños.
Recordemos también que este informe habla de que se necesita una inversión anual mucho mayor de todas las partes interesadas a nivel mundial, para lograr la transición a un futuro con bajas emisiones de carbono y evitar que el calentamiento supere el 1.5 grados que está previsto.
La COP 27 de este año tiene una particularidad: se la conoce con la COP de África, ya que tiene que abordar además los desafíos climáticos específicos de África y cumplir con la financiación climática. ¿Por qué? Porque África tiene grandes problemas en este punto y aún no se encuentran las soluciones. Las economías actuales se basan en la explotación de los recursos naturales; se necesita también para África discutir el concepto de transición justa que genere más empleos decentes, que implique inversiones en una producción sostenible desde el punto de vista ambiental.
Eso en África, pero qué pasa en América Latina. Nuestra región se ha caracterizado por ser considerada la más desigual del planeta y en el contexto actual, además, se suman los impactos derivados de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania, que han consolidado las tendencias en materia de concentración de la riqueza, de empobrecimiento creciente y aumento de la vulnerabilidad de poblaciones enteras frente a la violencia y a los fenómenos asociados a las cuestiones climáticas.
Si partimos de una concepción según en la cual un cambio en la matriz energética y productiva es absolutamente necesario y urgente, todavía persiste un gran conjunto de tensiones e interrogantes en relación a cómo será esa transición, a las modalidades de la transición y a las oportunidades que se abren a partir de la imperiosa necesidad de llevarla a cabo, sobre todo incorporando criterio de equidad y justicia. Es decir, en el centro se encuentran las preguntas que giran en torno a las dinámicas políticas y sociales y los principios de implementación para esa transición en nuestra región.
De acuerdo al informe de Grupos de Expertos sobre el Cambio Climático, también nuestra región está incluida en ese informe y está sufriendo las consecuencias o los puntos que vengo destacando en el informe. En esa misma línea, hay otro reporte que se conoce como los Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial, muestra que los riesgos relacionados con el cambio climático, representan los principales riesgos para la humanidad de cara a los próximos diez años.
Y en América Latina, por supuesto que la realidad no es diferente, pues es el informe del Foro Económico Mundial y también el informe de la Organización Meteorológica Mundial, muestran con mucha claridad las profundas repercusiones en los ecosistemas, en la seguridad alimentaria, en la seguridad hídrica, en la salud y en la lucha contra la pobreza que tiene esta dimensión ambiental en América Latina.
Entonces, es por eso que la COP 27 representa un escenario muy importante para que las partes involucradas efectivamente trabajen en conjunto, en la toma de decisiones, en la búsqueda de soluciones que promuevan la adopción de medidas reales contra el cambio climático.
Por último, nuestra región para lograr estos propósitos cuenta con un instrumento quizás único (y sin duda pionero) para mejorar la toma de decisiones en materia ambiental y proteger el derecho de todas las personas a un medio ambiente sano, limpio y sostenible. El famoso acuerdo regional sobre el acceso a la información, la participación pública y acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe conocido por su abreviación como el Acuerdo de Escazú que es pionero y único en el mundo.
Entonces, tenemos un instrumento concreto, una plataforma clara que promueve las soluciones, la búsqueda de alianzas entre los distintos países, entre los gobiernos a nivel nacional, local, municipal, con el sector privado, con la comunidad científica, con la sociedad civil, para favorecer una distribución equitativa de los beneficios económicos y de los impactos ambientales en términos regionales.
También plantea resguardar los derechos fundamentales de todas las personas con especial foco en aquellas voces que no son debidamente escuchadas. Entonces, tenemos este desafío, especie de triple crisis planetaria del cambio climático, de la biodiversidad, de la contaminación y que se agudizan.
-Es muy fuerte lo que está sucediendo… Algunos datos que iba recabando mientras que te escuchaba hablar y comentabas el caso de este polémico auspicio de una empresa como Coca Cola: 100 mil millones de botellas al año son las que fabrica en plástico, son desechables, ni siquiera retornables. Entonces ahí realmente digo esta pregunta: ¿Cómo generar medidas que no sean lavadas de cara, sino que sean cambios reales en profundidad? En Filipinas, en el año 2013, Coca Cola puso por primera vez botellas de plásticos, solo cinco años después era la principal generadora de basura en plástico en Filipinas. ¿Cuánto de estos tipos de encuentros son realmente profundidad de cambio y cuánto se puede transformar en una limpieza de imagen por parte de algunas empresas o inclusive de algunos gobiernos?
-Esa es la pregunta sin lugar a dudas… Creo que efectivamente por lo que ha ocurrido en las COP anteriores y el tema de los Acuerdos de París, no parecen ser muy efectivas en la construcción de alternativas reales, verdaderas y que tengan un impacto además en el corto plazo. En definitiva, el desafío sigue siendo esta noción de las transiciones justas desde el punto de vista ambiental, pero también desde el punto de vista económico y social y cuál es el lugar de los países del Sur en esas transiciones justas. Es un tema sobre el que vamos a seguir intercambiando y, si me preguntas mi opinión personal, digo que no va a ocurrir gran cosa en la reunión de la COP 27 en Egipto y es por eso el dato curioso del auspicio de Coca Cola. Por lo menos nos sirve para recolocar el tema en la preocupación como uno de los desafíos absolutamente vitales y trascendentes para todos y todas, y que también por supuesto es un desafío para las Ciencias Sociales y las Humanidades, que para CLACSO es uno de los ejes estratégicos que estamos trabajando de clave de Plataformas para el Diálogo Social.
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