“El conflicto en Europa del Este vulnera las condiciones de vida en países emergentes”

 “El conflicto en Europa del Este vulnera las condiciones de vida en países emergentes”

(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 13 de abril 2022)

Ya hemos superado la barrera de los 6 mil participantes para la Conferencia #CLACSO2022, el gran encuentro que tendrá lugar del 7 al 10 de junio en la sede de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). No es sorpresa para CLACSO que sus Conferencias siempre son muy concurridas, pero en este escenario pospandémico teníamos el interrogante de cuántas personas iban a poder participar. Ya hemos superado la barrera de los 6 mil inscriptos y seguramente vamos a ser muchos más, porque aún están abierta las inscripciones para quien se quiera sumar de manera gratuita y libre en nuestra página: https://conferenciaclacso.org/

La Conferencia #CLACSO2022 será un encuentro presencial en el marco de las Ciencias Sociales y las Humanidades. Es una fiesta el reencuentro que tendremos en junio, sin dudas.



-Yendo a la temática que tienes prevista para esta columna, vivimos en un mundo con complejidades y cruces donde la lógica globalizante de la economía plantea desafíos nuevos. Una situación de conflicto bélico en un lugar, con un cambio en los valores por ejemplo de algunos productos de materias primas que pueden generar desestabilidad o movimiento económico en cualquier otra parte del mundo.

Una de nuestras participantes que va a estar en la Conferencia #CLACSO2022, la economista Jayati Ghosh, acaba de publicar un artículo muy reciente sobre el riesgo de una crisis alimentaria global. Voy a tomar elementos de dicho artículo para referirme al tema de esta nueva columna. La economista de la red internacional IDEAS (International Development Economics Associates) nos plantea que el conflicto que estamos viendo en Europa del Este no solamente va a afectar a Ucrania y Rusia, sino que también vulneraría las condiciones de vida de todas las personas que habitamos en países emergentes. Ella lo que nos muestra es cómo el impacto económico de este conflicto bélico ya empieza a sentirse en todo el mundo: en países de América Latina como Argentina y Uruguay; en Estados Unidos ya se conoció el dato de la tasa interanual de la inflación para marzo que es un 6%, y lo mismo está ocurriendo en nuestros países. Es así porque desde que comenzó esta escalada bélica a principios de año, los precios de los commodities como la energía y los alimentos están como en una especie de montaña rusa, es decir, una subida descontrolada. Los precios globales de la energía por supuesto que ya venían subiendo luego del desplome que tuvieron durante el periodo de confinamiento de 2020. Recordemos brevemente: en abril de 2020 el petróleo (Brent) llegó a estar en poco más de 9 dólares el barril. Desde entonces los precios aumentaron de una manera constante y en lo que va del 2022 de una manera acelerada. Si comparamos con abril de 2021, es decir el precio de 9 dólares en abril de 2020 a abril de 2021, el crudo aumentó un 60 por ciento. Y a principios de marzo de 2022 alcanzó los 120 dólares. Hoy están aproximadamente en 110 dólares. Y estos son los valores más altos desde 2014. Y como sabemos los hidrocarburos son un insumo estratégico que integra los costos de casi todos los bienes que se producen y un aumento de precios de los hidrocarburos se traslada al resto de la economía. Por ejemplo, en el lapso de un año, el gas natural, que es un insumo clave para la generación eléctrica y la calefacción, duplicó su valor en un 116 por ciento. Otro insumo que también duplicó su valor en el último año fue el gas que hoy se utiliza, además, mucho en la producción agrícola. El aumento en los valores se explica por supuesto en parte por el lugar de Rusia en el mercado energético mundial. Rusia es el primer exportador de gas natural y el tercer productor de petróleo crudo. Y también por las sanciones económicas de Estados Unidos y la Unión Europea que ponen en duda la prohibición de gas y petróleo ruso (eso hace que aumenten los precios).

Si seguimos el análisis de la economista Jayati Ghosh, esta causa está amplificada por el comportamiento de los capitales financieros que operan en los mercados del futuro de éstos y de otros commodities en búsqueda por supuesto del máximo rendimiento monetario. Entonces, esta espiral alcista en los mercados a futuro está afectando especialmente a los cereales con las implicaciones sociales y humanitarias que implica este tipo de aumentos. Al igual que en el caso de los hidrocarburos, el alza de los precios de granos se ve también impulsada por el riesgo que esta disputa bélica y disputa económica impida que tanto Rusia como Ucrania vuelquen sus producciones al mercado mundial. Recordemos además que uno de los informes de la FAO de Naciones Unidas establecía que Rusia y Ucrania se sitúan entre los cinco mayores productores de cereales del mundo. Rusia y Ucrania ocupan los dos primeros puestos en el mercado mundial de aceite de girasol y representan juntas el 60 por ciento de la oferta mundial de este producto tan básico. También Rusia es el primer productor de trigo y Ucrania es el quinto productor; los dos juntos aportan más de un tercio de las exportaciones mundiales de trigo. Estas dos naciones representan también casi un tercio de la oferta global de otros granos como la cebada, y Ucrania es el tercer productor mundial de maíz.

Estos datos nos están mostrando la importancia, desde el punto de vista de la producción, de lo económico y social, de la crisis atravesada. Esto ha llevado, entre otras cosas, a que en el último año el trigo haya aumentado un 60 por ciento y llegó a valores que superan su máximo histórico anterior que era de 2007. Y esos valores son de 1.200 dólares por tonelada. En lo que va de este 2022, el maíz (un producto tan básico) aumentó casi un 30 por ciento. Esta alza de precios de los alimentos ya era preocupación antes de que estallara este conflicto bélico, porque si seguimos el índice de precio de alimentos que maneja la FAO, un indicador sintético que reúne los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios, ya en febrero de 2022 se había registrado un aumento interanual del 21 por ciento y se había alcanzado un nuevo máximo histórico en ese índice que supera el récord anterior que era de 2011.

La FAO también en esta última semana, preocupada por este conflicto bélico, publicó un informe sobre los riesgos que esta guerra en Ucrania representa para la seguridad alimentaria global: nos advierte que la operación militar que Rusia lanzó sobre Ucrania se dio justo además en el periodo de siembra de los cultivos de verano, lo que pone también en duda de cómo serán los futuros stocks en los precios de los productos. Y revela allí un dato que es poco conocido que tiene que ver con el rol de Rusia como líder en la producción de los fertilizantes, porque Rusia aporta casi una quinta parte de los fertilizantes del mundo, un insumo importante para la producción. Sumemos entonces el aumento de los hidrocarburos, los fertilizantes y todos los otros datos mencionados, para ver el riesgo desde el punto de vista alimentarios en que nos encontramos.

Tras dos años de pandemia, la situación de base sobre la que estamos elaborando este escenario es obviamente complicada. Porque recordemos que a finales de 2021 ya la FAO nos advertía en su reporte anual sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutricional mundial, que por el efecto de la crisis internacional provocada por la pandemia por el COVID-19, la desnutrición había avanzado en el mundo alcanzando entre 720 a 811 millones de personas, entre los cuales casi 60 millones eran de nuestra región latinoamericanos y caribeños. En este informe de la última semana, la FAO actualiza la estimación y advierte que si continúa este conflicto bélico y geopolítico, el aumento de los precios en los alimentos podría llegar a provocar el aumento de la población mundial desnutrida en 7 a 13 millones más, los que se suman de 811 millones que mencioné anteriormente. Todas estas cifras son preocupantes y alarmantes. No tenemos que irnos muy lejos en el tiempo para buscar antecedentes de una crisis alimentaria global. La última ocurrió hace poco entre 2007 y 2009 provocada por el alza de los precios internacionales de los granos que acompañó a la crisis financiera internacional. Tampoco tenemos que ir muy lejos, a la Revolución Francesa por ejemplo, para realmente tener dimensión de la importancia que tiene el precio de los alimentos, la importancia política del trigo que estuvo en el origen de la Revolución Francesa. Pensemos lo que pasó en la primavera árabe por el precio del pan o en los ejemplos de América Latina vinculados justamente al precio de los alimentos. Entonces, por supuesto, éste será uno de los temas del programa de la Conferencia #CLACSO2022 en la UNAM y además contaremos con la economista Jayati Ghosh en representación de IDEAS, red internacional conformada por economistas.

-Si el libre mercado “resuelve todo”, si dejar en manos del empresariado y los sectores más ricos del mundo “resuelven todo”, lo que tú estás contando es qué sucede cuando no se regula nada…

-Resuelve todo en esta dirección, es decir, causando este tipo de consecuencias. Y por eso una vez más insistimos, como lo hace CLACSO en general, en la vocación de trabajar en la articulación de políticas públicas progresistas, en la necesidad de retomar esta idea de Estado Social y la intervención del Estado para garantizar el bienestar básico de todos y todas. El tema de la alimentación es uno de los puntos esenciales del bienestar. Es evidente que el mercado estas cosas no las resuelve en dirección al interés de todos y todas, sino en dirección al lucro y a otras reglas del mercado y no las reglas del bienestar.


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