Crisis sanitaria y desastre económico y social en la Eurozona

 Crisis sanitaria y desastre económico y social en la Eurozona

Luis Enrique Casais Padilla[1]

De todos, es conocido que una de las consecuencias más visibles de la crisis de 2008 fueron los recortes impuestos en sanidad; hasta 56 países, ricos y pobres, recortaron sus presupuestos en este vital servicio. En el momento actual de crisis sanitaria mundial, los gobiernos de los principales países están abandonando la disciplina presupuestaria… excepto en la Eurozona.

Mientras el Senado de los Estados Unidos acaba de aprobar el mayor rescate económico de su historia -dos billones de dólares en ayudas a empresas y ciudadanos- para afrontar la crisis descomunal que está desatando la pandemia del coronavirus, los ministros de Economía y Finanzas de la Zona del Euro “han acordado” proponer al Consejo Europeo que la respuesta financiera a la catástrofe del Covid-19 sea que los países que lo necesiten recurran a un préstamo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

Frente a la petición de los países del sur, con Italia y España como líderes de ese grupo, para que la UE mutualice la responsabilidad de los enormes gastos que se deberán acometer para evitar una grave crisis económica en cuanto termine la crisis sanitaria, Alemania y los Países Bajos vuelven a imponer la ideología ultraliberal que condenará al sur de la UE a una recesión aún peor que la vivida en los años posteriores a la crisis de 2008.

En la pasada reunión, las declaraciones del ministro holandés –”No veo ninguna circunstancia en la que Holanda podría estar de acuerdo con la emisión de Coronabonos”– fueron calificadas por su homólogo portugués de “repugnantes, inconsciencia absoluta, mezquindad recurrente”. Estos vocablos rara vez se escuchan en la sofisticada diplomacia europea, lo cual nos da una idea de lo que está en juego en estos momentos.

Según los países del norte, encabezados por Alemania y Holanda, el sur debía haber ahorrado más durante los últimos años de mejoría económica. “Si lo hubieran hecho, ahora podrían tener espacio para responder”. Entonces, si algún país necesita ayuda, será con un préstamo del Fondo de Rescate; y, por tanto, para acceder, deberá aplicar las mismas reformas estructurales que se encuentran en el epicentro del deterioro de las finanzas y de los sistemas sanitarios de los países del sur.

Lo que parecen olvidar los países del norte europeo es que la pasada crisis, resuelta con los mecanismos que vuelven a proponer, colocó a Grecia, Islandia, Portugal, España e Italia en los cinco primeros países que más recortaron en sanidad de toda la OCDE. El gasto en Sanidad en España es de 3.300 euros por habitante, la mitad de lo que gasta Alemania, por lo que España tiene hoy 30,1 sanitarios por cada 1.000 habitantes, frente a los 60 de Francia y Reino Unido o los 71 de Alemania.


Gasto en sanidad países Unión Europea (% del PIB 2018)

Este “acuerdo” será un absoluto mazazo a los millones de trabajadores del sur de Europa que van a sufrir una nueva terrible crisis económica impuesta por la sinrazón de los dirigentes del norte europeo.

Que el mecanismo de “rescate” propuesto para activar la recuperación de las economías europeas sea el MEDE, frente a otras alternativas propuestas por la mayoría de los países de la Unión -los llamados Coronabonos- no sólo es ineficiente, sino también tremendamente injusto en este momento tan crítico.

El MEDE es una entidad financiera creada por los 17 estados miembros de la zona euro en 2012 con el objetivo de proporcionar ayuda financiera mediante préstamos a los gobiernos que lo necesiten. El problema radica en que el gobierno que lo solicite está pidiendo un “rescate”, que debe ser aprobado por la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE); y para acceder a los fondos deberá aceptar un Memorandum of Understanding (MoU) por el cual se imponen al país una serie de condiciones de obligado cumplimiento en materia de política económica y fiscal, raíz de los recortes aplicados en sanidad, educación, empleo público, etc.

El golpe que está provocando el parón económico asociado a la emergencia sanitaria va a ser exorbitado, con los bancos de inversión previendo para la Unión Europea las mayores caídas del PIB desde la II Guerra Mundial. Por tanto, el objetivo central debe ser que una vez terminada la crisis sanitaria se ponga a toda velocidad la maquinaria económica y social para tener una recuperación en V (caída y recuperación rápida), frente a una en U (caída, estancamiento y recuperación) o, si no se hacen las cosas bien, una en forma de L (caída y estancamiento).

En este contexto, ¿por qué el norte de la Zona Euro está condenando a los países del sur de la Unión a recesiones en U o L al no aceptar mutualizar los enormes gastos que necesariamente se van a tener que llevar a cabo para reactivar la economía, tal y cómo van a hacerlo Estados Unidos?

A pesar de que la pandemia es global, la estructura económica de cada país miembro de la Unión influye, y mucho, sobre la velocidad con la que se pueden recuperar del parón económico asociado a la crisis sanitaria.

La mayoría de los analistas coinciden en que, una vez acabada la crisis sanitaria, la industria será el motor de la rápida recuperación. En este contexto, el industrializado norte confía en que una vez pasada la crisis sanitaria, podrán volver a poner a toda velocidad su maquinaria productiva y superar rápidamente la crisis económica, consecuencia del obligado parón por la crisis sanitaria. Como ejemplo, Alemania tiene un PIB industrial que supone el 21% frente al de España que solo supone el 12,6%.

En lo que se refiere al peso de la industria con relación al PIB, España está muy por debajo de la media europea y su declinamiento ha sido constante desde los años 80 en que se impuso su desmantelamiento como condición necesaria para poder entrar en la entonces Comunidad Económica Europea; y que se vio acelerado a partir del Tratado de Maastricht, ya que con la Moneda Única se impusieron unas condiciones imposibles para el desarrollo de la industria en los países más atrasados de la Unión.

Mientras la Comisión Europea insiste desde hace años en crear planes específicos para que el sector industrial alcance el 20% del PIB comunitario, en el actual statu quo de la Zona Euro es imposible un desarrollo de tal envergadura. Y los industrializados países del norte no tienen ningún interés en perder ni sus privilegios, ni sus excedentes comerciales, desarrollando industrialmente a sus socios del sur.

Por otra parte, Francia, España e Italia son el primero, segundo y quinto país receptor del mundo de viajeros internacionales, con 89, 83 y 62 millones anuales; y países como Grecia y Portugal -con 30 y 23 millones de viajeros- dependen todavía más si cabe de la industria del turismo para cuadrar sus balanzas de pagos; especialmente Grecia, dada la precaria situación actual de su economía, resultado justamente de las políticas de rescate impuestas en 2012 con los mismos mecanismos que hoy se pretenden volver a implantar en la solidaria Eurozona.

 El sector turístico está siendo uno de los principales perjudicados. Peor, a diferencia de la industria, no se recuperará una vez se levante el Estado de alarma. Dado el carácter novedoso e imprevisible de la enfermedad, se estima que ésta podría resurgir, por lo que los Estados buscarán neutralizar la situación imponiendo medidas que prevengan una nueva crisis sanitaria, por ejemplo, evitando grandes reuniones (congresos, conciertos, playas abarrotadas), manteniendo cierto distanciamiento social, etc. En China ya están aplicando normas de comportamiento social como no viajar a los países afectados y poner en cuarentena de 14 días a cualquiera que venga del extranjero.

Es obvio que, si un turista va a tener que estar 14 días confinado, simplemente no va a viajar; además, los gobiernos recomendaron no viajar a España, Italia, etc., pues de esa manera, no solo aseguran la salud de sus compatriotas, sino que facilitarán la recuperación de la economía propia al evitar el gasto turístico que anualmente se realiza fuera de sus fronteras.

Cuando España, Italia, etc., entren en esa fase, no volverán rápidamente a la normalidad. Para el caso de España, no existirán los 83 millones de viajeros que el año pasado gastaron 92.278 millones de euros; y, por tanto, tampoco se habrá creado a final de año el 12% del PIB y el 13% del empleo directo de 2019. Este impacto lo sufrirán en mayor o menor medida todos y cada uno de los países del sur de la Unión. Estamos hablando de un parón completo del sector turístico, vacacional y de negocios, que en el caso de los países mencionados va a suponer una crisis todavía peor que la de 2008, dada la ausencia de estímulos económicos que el resto del mundo sí van a implementar.

Tal y como apuntan las cosas, la única posibilidad de que el sur de Europa tenga una recuperación en V –o al menos en U- es que se logren tratamientos efectivos y vacunas contra el coronavirus. Eso no es tarea fácil, ni rápida en el tiempo. Así que, nuestros “socios” de la Eurozona nos condenan a la miseria.

Dada la insolidaridad e intransigencia de los dirigentes de la UE que imponen estas normas, ya probadamente ineficaces, quizás éste sea el momento de que los países del sur establezcan un frente común que impida que la década de 2020 sea una Década Perdida.

El peligro de que millones de trabajadores y familias de los países del sur pasen por situaciones mucho más extremas de las recientemente vividas, exige tomar decisiones y aplicar soluciones contundentes. Si los países del norte se empecinan en mantener su interesada ideología para conservar sus privilegios, es probablemente el momento de abandonar la Zona del Euro.

Solo fuera de este inútil corsé, los diferentes países europeos podrán encontrar un modelo de desarrollo sostenible y equilibrado que permita el desarrollo social y de las fuerzas productivas en Europa.


[1] España. Integrante del Grupo de Trabajo Crisis y Economía Mundial. Profesor Colaborador Honorífico de la Universidad Complutense de Madrid. Artículo publicado en el Nº 42 del Boletín “Nuestra América XXI – Desafíos y alternativas”, iniciativa del Grupo de Trabajo de CLACSO Crisis y economía mundial.

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