Comunicado por el fallecimiento de Juan Carlos Pinto Quintanilla

 Comunicado por el fallecimiento de Juan Carlos Pinto Quintanilla

Con profundo pesar, recibimos la noticia del fallecimiento, en Bolivia, de uno de los integrantes de este Grupo de Trabajo, Juan Carlos Pinto Quintanilla.

Semanas antes, nos había sorprendido, en las redes sociales, la colecta de fondos que sus compañeros habían organizado para solventar gastos que deberían ser cubiertos por los Estados, garantizando el acceso a la salud en condiciones de igualdad para toda la población. Sin embargo, la desigualdad contra la cual luchó toda su vida Juan Carlos, está azotando no sólo su entrañable tierra sino gran parte de nuestro continente.

La vida en la periferia del capitalismo global, en condiciones de pandemia, ha desnudado la profunda y salvaje desigualdad que ya conocíamos, demostrando ahora su poder mortífero: mientras el Norte global acapara dosis de vacunas que superan en promedio el 200% de las necesarias para el total de sus poblaciones nacionales, los países del Sur global nos debatimos entre los sectores poblacionales a los cuales urge vacunar, sin soñar con poseer una cantidad de dosis suficiente para inmunizar, aunque sea, a la mayoría de la población[1]: contracara trágica de los débiles y -en algunos países casi inexistentes- sistemas de ciencia y tecnología, que fueron gravemente dañados, antaño por los golpes de Estado, y que hoy vuelven a ser el foco predilecto de las políticas neoliberales. 

Juan Carlos fue sociólogo por la UNAM y la Universidad San Simón de Cochabamba, se había especializado en Derechos Humanos en la Universidad Carlos III de Madrid y el Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios y, además, era capacitador, moderador y facilitador de Procesos de Discusión Grupal, por la fundación Friedrich Ebert. Pero principalmente fue un militante, alguien que puso su reflexión y acción para la construcción de una sociedad menos desigual.

Durante el proceso de conformación del Grupo de Trabajo “Barrios, familias y prisiones en circuito”, su Currículum Vitae fue uno de los más difíciles de calificar o “estandarizar”. En efecto, sus intereses de investigación iban desde la criminología crítica hasta la democracia intercultural, pasando por la organización sindical, la teología de la liberación y los procesos electorales. Había publicado infinidad de libros, todos ellos de insoslayable valor, tanto para la reforma de las condiciones de detención que en cierta forma sus libros e investigaciones denunciaban, como para la historia del sistema penitenciario boliviano -Cárcel de San Pedro: radiografía de la injusticia (1995-1996); Reflexiones libres de un encarcelado (1997); Cárceles y familia: la experiencia del penal de San Sebastián de Cochabamba (1998); Las cárceles en Bolivia: abandono estatal, legislación y organización democrática” (2004, junto a Leticia Lorenzo). Luego, ya como funcionario gubernamental del MAS al que apoyó desde sus inicios, publicó y editó infinidad de revistas, destinadas siempre a capacitar y reflexionar junto a los ciudadanos bolivianos acerca de los más diversos problemas económicos, políticos y culturales -es el caso de las revistas “Democracia intercultural” (2012), “Leyes del Estado Plurinacional” (2012) publicada en lenguas quechua y aymara y, finalmente, una de las más reconocidas, por su doble carácter político y académico “La migraña” (2014-2019) que llevaba, al momento de la conformación de nuestro GT, 32 ediciones publicadas.

Cuando apareció su nombre para convocarlo al Grupo de Trabajo que estábamos conformando, no nos conocíamos personalmente. Sin embargo, su personalidad cálida y abierta, lo transformó rápidamente en un promotor de la “idea” del GT y dedicó parte de sus ajetreados días en la Vicepresidencia del estado plurinacional boliviano, a identificar y sugerir una serie de investigadores y estudiosos que hoy conforman la sección boliviana del Grupo de Trabajo.

Con motivo del último golpe de Estado, había sufrido mucho, no sólo por el desplazamiento político que este significó y su salida de la Vicepresidencia, sino principalmente por el compromiso y la dedicación que había puesto siempre en el proceso revolucionario de Bolivia. Así fue que, durante la pandemia, rápidamente adoptó la virtualidad para la realización de monitoreos y reuniones relativas a las violaciones a los derechos humanos que el gobierno de facto estaba cometiendo.

En los años ’90, Juan Carlos había sido encarcelado y torturado debido a su militancia política. Sin embargo, la misma lucidez que lo llevó a abrazar la teología de la liberación o participar de las filas del EGTK[2], le permitió transformar los duros años de encierro, en una vasta literatura que en parte denunciaba las condiciones de detención y en parte se posicionaba más allá de las prisiones, para poner de manifiesto los efectos que el encarcelamiento producía en los detenidos – “lo que adapta al ambiente carcelario imposibilita la adaptación a la vida en libertad” (Pinto Quintanilla, 1999: 595) – y en sus familias así como la importancia de estas en los períodos posteriores a la liberación. Desde nuestro GT, nos encaminábamos a revisitar estos temas, esta vez mediante una reflexión regional que nos permitiera afianzar un campo de estudios que vincula las prisiones, las trayectorias de encarcelamiento y los barrios de proveniencia de las personas detenidas, en nuestro Sur global. Por esto se había entusiasmado tanto con la propuesta del Grupo de Trabajo, que coincidía con lo que él venía pensando y escribiendo desde fines de los años ’90.

Estamos convencidos que una política menos desigual le hubiera permitido continuar con una vida tan productiva y enriquecedora, fuente inagotable de actividades y propuestas, siempre en beneficio de las mayorías desplazadas y postergadas de los países latinoamericanos. Como decíamos al comienzo, la pandemia dejó al descubierto las enormes diferencias entre las perspectivas que podemos tener respecto del virus y de nuestra salud, los ciudadanos del Norte y del Sur globales. Lamentamos profundamente que esta vez, nuestro querido colega, no haya tenido la oportunidad de transformar su padecimiento, como lo hiciera antes con la experiencia del encierro, en una fuerte crítica del sistema sanitario y sus desigualdades.

Lamentablemente, a nuestros países les ha sido reservado el lugar de consumidores de la teoría que se produce en otras latitudes. Esto ha generado una censura interna que obtura, en muchos casos, la difusión de investigaciones y saberes que se están produciendo en países geográficamente muy cercanos: es lo que nos pasó con la vasta obra de nuestro compañero, difícilmente accesible fuera de Bolivia. Por esta razón, desde el GT “Barrios, familias y prisiones en circuito”, apuntamos a romper con esa perniciosa tradición favoreciendo la circulación del conocimiento que se produce en y desde el Sur.

Así, y sintiéndonos profundamente agradecidos de haberlo contado entre nosotros, este Grupo de Trabajo invita a honrar su memoria recurriendo a sus textos, difundiéndolos, y haciéndolos circular en nuestro territorio, como si de un acto de militancia se tratare.

San José del Rincón
29 de enero de 2021
Grupo de Trabajo CLACSO
Barrios, familias y prisiones en circuito


[1] Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2020/11/wealthy-countries-already-hoarding-breakthrough-vaccines/

[2] Ejército Guerrillero Tupac Katari

Esta declaración expresa la posición del Grupo de Trabajo Barrios, familias y prisiones en circuito y no necesariamente la de los centros e instituciones que componen la red internacional de CLACSO, su Comité Directivo o su Secretaría Ejecutiva.