A propósito de la construcción de un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para la vida en Colombia

Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud
CINDE-Universidad de Manizales[1]
En una nota reciente, publicada en la página web de CLACSO, se presentó parte de un debate surgido en Colombia relacionado con el contenido del documento titulado Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación para el buen vivir, el vivir sabroso y el ejercicio efectivo de una democracia multicolor (2022), el cual, actualmente, orienta la construcción de la política de Ciencia y Tecnología del gobierno electo, dirigido por Gustavo Petro y Francia Márquez. Teniendo en cuenta que se trata de un tema de interés público y útil para el trabajo político, académico y pedagógico que desarrollamos desde los centros, Grupos de Trabajo y redes académicas de CLACSO, a continuación, presentaremos algunas consideraciones sobre este vigente debate.
El documento en mención contiene cuatro aspectos que argumentan la necesidad de construir un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) al servicio de la vida. En primer lugar, a modo de diagnóstico, plantea la existencia de una ciencia hegemónica que, a partir de la profundización del proyecto moderno- capitalista, ha facilitado la explotación de la naturaleza, situación que redunda en la presencia de crisis de tipo ecológica, climática y alimentaria global. El carácter hegemónico de esta forma de conocimiento se evidencia en su configuración logocéntrica, monológica, antropocéntrica y patriarcal, así como en la legitimación que progresivamente ha adquirido por medio de políticas de ciencia y tecnología promovidas por el Estado, las corporaciones y algunos sectores de la academia.
En segundo lugar, al abordar el sentido de la ciencia en un país como Colombia, el documento propone algunas preguntas orientadoras. Frente a la pregunta ¿ciencia para qué?, plantea “Ciencia para que no haya hambre (…) para que no haya racismo (…) para reducir la desigualdad (…) para preservar la diversidad (…) para vivir sabroso (p. 3)”. Como respuesta a la pregunta ¿ciencia con quiénes?, afirma que el trabajo científico debe responder a las demandas de quienes históricamente han estado subordinados al centralismo y al despojo, es decir, a los nadies, como les llama la vicepresidenta electa Francia Márquez. Y, en relación con la pregunta ¿ciencia cómo?, el documento señala que el nuevo gobierno construirá un SNCTI en diálogo con grupos marginados, quienes actuarán no solo como instancias receptoras de la ciencia, sino como agentes capaces de co-construir saberes y alternativas.
En tercer lugar, establece seis principios rectores del SNCTI, así: i) las instituciones del SNCTI aportarán al cambio hacia una sociedad más justa, más sustentable, más sensible, más creativa, y con más bienestar y menos pobreza; ii) no hay justicia social sin justicia epistémica; iii) nuestra ciencia se compromete con fomentar un pluralismo epistémico; iv) el SNCTI aportará a promover la diversidad y superar la discriminación basada en género, raza-etnicidad, clase social, generación y condición rural-urbano, a través de transiciones de tipo epistemológico, autonomías científico-tecnológicas y procesos de co-creación y apropiación social del conocimiento con niños, niñas y jóvenes; v) la ciencia, la tecnología y la innovación es con las mujeres; y vi) ciencia pública con financiación incluyente y suficiente para la transición.
Como último aspecto, propone un SNCTI capaz de articularse con las estrategias denominadas bienestar económico, agraria y construcción de paz, vivir sin hambre y vivir sabroso, educativa (primaria, secundaria y superior), inclusión y equidad desde la diversidad cultural y natural, conservación y potenciación de la naturaleza, y energética. Estas estrategias se complementan con algunos temas transversales que buscan fortalecer el carácter plural de la ciencia en el SNCTI, entre ellos, la inclusión en la ciencia como criterio fundamental para responder a las necesidades y desafíos de los pueblos del Sur global, y el uso de metodologías situadas que superen el extractivismo científico y que privilegien el diálogo y el co-diseño de alternativas con las comunidades.
Desde la contienda electoral, algunos sectores han cuestionado la perspectiva de ciencia y tecnología promovida por el Pacto Histórico. El pasado 15 de julio, el profesor Moisés Wasserman, en su columna del diario El Tiempo, titulada ‘Ciencia hegemónica’ y ‘justicia epistémica’ (2022), afirmó que la hegemonía de la ciencia es una expresión del éxito de esta, dado que la estabilidad de una teoría científica surge del consenso de una comunidad y de la superación de otras teorías. Frente al concepto de justicia epistémica, señaló que la ciencia no busca repartir méritos entre teorías diferentes, las cuales, incluso, pueden resultar contradictorias. Desde su punto de vista, reconocer diversas formas de conocimiento produciría el colapso de la ciencia, pues “una teoría que se demuestre falsa se cae, sin importar quien la propuso” (s.p).
Al respecto, como se expuso en la página web de CLACSO, varios intelectuales y periodistas en los ámbitos internacional y nacional respondieron. El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos (2022) afirmó que Wasserman defiende la posición convencional que fue hegemónica hasta la década de 1960, una vez surgieron los estudios sociales de la ciencia y concepciones epistemológicas que evidenciaron cómo esta forma de conocimiento progresa no solo por la curiosidad y la experimentación, sino especialmente por fuertes intereses económicos y militares. Por su parte, el antropólogo colombiano Arturo Escobar (2022) planteó que la crítica de Wasserman omite que el documento del Pacto Histórico recomienda tener en cuenta las orientaciones de la Misión de Sabios, de la cual hizo parte, y que la apuesta del SNCTI del gobierno electo propone subordinar la ciencia, la tecnología y la economía a la defensa de la vida y el Buen Vivir.
Al tiempo, el investigador social Alejandro Mantilla (2022) explicó que la posición de Wasserman no tiene en cuenta las condiciones de producción de la ciencia en sociedades marcadas por la desigualdad. También admitió que la política de ciencia y tecnología que requiere Colombia no puede desligar el trabajo científico del contexto social. Por último, la periodista Tatiana Acevedo (2022) consideró que Wasserman caricaturiza la propuesta del Pacto Histórico, que se niega a un diálogo ecuánime con experiencias de una larga tradición de investigación participativa en Colombia, que desconoce cómo los proyectos de desarrollo en unos lugares se han logrado a partir del subdesarrollo de otros lugares, y que ignora el valor de enfoques científicos transparentes y accesibles para aumentar la relevancia de la ciencia como respuesta a las necesidades de los grupos sociales.
De acuerdo con este sucinto recuento, presentamos nuestro punto de vista:
- Saludamos el debate que se está produciendo en Colombia frente a la construcción de la nueva política de ciencia y tecnología. Respetamos los puntos de vista de quienes critican estas nuevas orientaciones e invitamos a continuar aportando a la discusión. Estamos convencidos que este ejercicio contribuye no solo a informar, sino también a construir posiciones críticas por medio de procesos crecientes de apropiación social del conocimiento, especialmente en aquellas comunidades que históricamente han estado excluidas de la ciencia y la tecnología.
- Desde 1967, CLACSO ha interrogado la función de la ciencia, la tecnología y los diversos tipos de conocimiento en la construcción de sociedades democráticas, plurales, respetuosas de los derechos humanos, y orientadas por principios de dignidad, igualdad, inclusión y equidad. En tiempos recientes, varios centros, Grupos de Trabajo y redes académicas adscritas a CLACSO han producido conocimiento crítico sobre las formas hegemónicas de la ciencia en el tiempo, especialmente sobre los mecanismos de dominación que ejerce este tipo de conocimiento en el contexto de proyectos de tipo civilizatorio, imperialista, desarrollista y neoliberal.
- Frente a este escenario, también hemos entendido el valor de las alternativas epistémicas que están surgiendo en el Sur global como respuesta a las herencias coloniales que naturalizan y gestionan el clasismo, el racismo, el sexismo, el patriarcado, el adultocentrismo y el capacitismo. En la respuesta de Boaventura de Sousa Santos (2022) al profesor Wasserman se ilustra la importancia de estas emergencias: “el movimiento indígena y afrodescendiente del continente jugó un papel importante en mostrar que había filosofías afro-indígenas que partían de una concepción de la naturaleza diferente de la que subyace a la ciencia moderna (…) Mientras que para la ciencia moderna la naturaleza nos pertenece, para las filosofías afro-indias pertenecemos a la naturaleza” (s.p).
- Los principios y orientaciones sobre un SNCTI basado en el vivir sabroso y el Buen Vivir, que propone el gobierno electo dirigido por Gustavo Petro y Francia Márquez, constituyen un giro fundamental en la función de la ciencia como vector de transformación social, política, económica y cultural. Valoramos esta apuesta no solo porque muchos investigadores de la comunidad académica de CLACSO compartimos estos principios epistémicos, sino porque reconocemos la trascendencia de una política pública de ciencia y tecnología basada en este enfoque, especialmente si un compromiso de esta política es incluir a aquellos que han sido marginados, tal como lo plantea Arturo Escobar (2022): “Estamos asistiendo a un amplio proceso de desafíos civilizatorios que buscan ir más allá de la dominancia del modelo occidental, sin desconocer sus logros más importantes, pero reorientándolos al servicio de la vida y de la Tierra y con prioridad para los grupos que más han sufrido las consecuencias del modelo: lxs nadies” (s.p).
- Consideramos que este debate y la puesta en marcha de un SNCTI en Colombia, basado en el diálogo horizontal y la complementariedad entre la ciencia occidental y las epistemes emergentes, son referentes valiosos para la región y los pueblos del Sur global. Sabemos que los centros, Grupos de Trabajo y redes académicas de CLACSO pondrán a disposición su trayectoria, conocimiento y capacidad instalada con el fin de continuar el diálogo y apoyar, si es necesario, la puesta en marcha de un SNCTI para el buen vivir, el vivir sabroso y el ejercicio efectivo de una democracia multicolor.
Referencias
Acevedo, T. (2022). Una de las peores columnas que he leído en mi vida. https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/tatiana-acevedo-guerrero/una-de-las-peores-columnas-que-he-leido-en-mi-vida/
Escobar, A. (2022). Breve respuesta al profesor Moisés Wasserman. https://www.clacso.org/breve-respuesta-al-profesor-moises-wasserman/
Mantilla, A. (2022). El conocimiento, la política pública y la justicia epistémica. Una respuesta a Moisés Wasserman. https://www.clacso.org/el-conocimiento-la-politica-publica-y-la-injusticia-epistemica-una-respuesta-a-moises-wasserman/
Pacto histórico. (2022). Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación para el buen vivir, el vivir sabroso y el ejercicio efectivo de una democracia multicolor. Documento de visión política. https://es.scribd.com/document/582145175/SISTEMA-NACIONAL-DE-CIENCIA-TECNOLOGIA-E-INNOVACION-SNCTI-PARA-EL-BUEN-VIVIR-EL-VIVIR-SABROSO-Y-EL-EJERCICIO-EFECTIVO-DE-UNA-DEMOCRACIA-MULTICOLOR
Santos, B. (2022). La política científica en discusión. https://www.clacso.org/la-politica-cientifica-en-discusion/
Wasserman, M. (2022). ‘Ciencia hegemónica’ y ‘justicia epistémica’. https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/moises-wasserman/ciencia-hegemonica-y-justicia-epistemica-moises-wasserman-687343
[1] Centro miembro CLACSO. Varios de los investigadores de este Centro integran los Grupos de Trabajo y otras redes académicas de CLACSO.
Ver: Colombia Potencia Mundial de la Vida
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