“Los procesos en América Latina requieren que se hagan realidad los derechos políticos, sociales y ambientales”
Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 19 de mayo 2021
Antes de comenzar con el tema de hoy, quería hacer dos breves referencias vinculadas a los temas que van a integrar en la programación de Info CLACSO: en primer lugar, volver a plantear nuestra preocupación por la situación en Colombia -por supuesto recordar lo que fue el CLACSO por Colombia- sigue aumentando la represión, los muertos y volver a exigir entonces desde CLACSO el retorno de la democracia, del respeto de los derechos humanos y sobre todo el respeto al derecho de colombianos y colombianas a manifestarse en paz. Y en segundo lugar, saludar por supuesto el proceso chileno en lo que fue la elección del fin de semana pasado, entre otras de la Asamblea Constituyente de Chile, celebrar porque es una continuidad del proceso de Chile, el CLACSO por Chile que hicimos hace ya un tiempo, y poner fin a esa Constitución pinochetista y tener además por primera vez una Asamblea Constituyente Paritaria (todos elementos a celebrar).
En la columna de hoy, vamos a retomar el tema de los Desafíos de la Democracia: Colombia, Chile y tantos otros países de nuestra región. Planteamos, la semana pasada, los desafíos a los que están sometidas las democracias latinoamericanas y caribeñas en este momento. Hoy me gustaría centrarme en cómo fortalecer la democracia, qué aspectos considerar para fortalecer la democracia.
Siempre siguiendo el informe de IDEA (Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral) sobre el estado de las democracias del 2019, allí un primer punto que quiero comentar son los desafíos políticos institucionales. Es decir, los desafíos desde el punto de vista político institucional cuando sobre todo se pone en crisis la representatividad, aparecen las protestas, la movilización social, y se “desafía” esa gobernabilidad democrática.
Los procesos en América Latina requieren que efectivamente se hagan realidad los derechos, pero no solo los derechos políticos sino también los derechos económicos, sociales y ambientales. Y para esto es necesario pensar nuevas formas de participación, nuevas formas de consulta, es decir, volver a ese viejo instrumento de la democracia participativa.Por supuesto con los mecanismos actuales, es decir, redes sociales, nuevas tecnologías de la comunicación, entre otras. Pero queremos poner el foco en la necesidad de desarrollar nuevas formas de participación y de consulta.
También esto va de la mano de generar instituciones para el diálogo social. Es decir, plantear en los sistemas democráticos de manera regular y de manera institucional el diálogo social. El diálogo social donde (como lo dice la palabra) tienen que participar los principales actores de la sociedad civil en términos generales.
En segundo lugar, la lucha contra la corrupción que es un gran enemigo de las democracias en América Latina. Entonces necesitamos plantear de manera urgente este elemento. ¿En qué concretamente? El Estado tiene que ser capaz de elevar su capacidad de fiscalización y de supervisión, de establecer estándares de transparencia, de cumplir metas en este sentido de manera clara y transparente.
También desde lo político institucional la necesidad de combatir el crimen, la violencia y de favorecer la seguridad ciudadana. Pero además podemos hablar de desafíos económicos que mucho tienen que ver con el fortalecimiento de los sistemas democráticos. Sabemos que el buen manejo desde el punto de vista macroeconómico, la sustentabilidad económica, social y ambiental, son elementos claves para que prosperen estos sistemas. Y que si hay un elemento que cuestiona la prosperidad democrática es la desigualdad: sociedades donde aumenta la concentración del ingreso de la riqueza y a su vez aumenta la pobreza, se ponen en cuestión algunos de los avances democráticos. Entonces allí desde el punto de vista económico es muy importante el equilibrio fiscal, es también muy importante plantearse desde el punto de vista educativo, la capacitación de las personas, acorde a los tiempos y el tipo de empleo que se van generando, y también el fortalecimiento de la coordinación pública-privada en distintos aspectos: es lo que tiene que ver con la innovación, con las pequeñas y medianas empresas, con la responsabilidad social empresarial.
Pero quedan dos desafíos más que son desde el punto de vista de la cuestión social: allí hay un punto que creo es bien importante y es poner en discusión en el marco de estos sistemas democráticos las políticas sociales. Políticas sociales que apunten a la matriz de bienestar social, a la educación, a la salud, a la seguridad social, a las pensiones y también a garantizar el empleo para las personas. Y pensar en mecanismos alternativos cuando estos empleos no están disponibles, como por ejemplo esta idea del ingreso básico, la renta básica universal.
Y por último, los desafíos culturales, la necesidad de colocar el cambio cultural también como un elemento que debe integrarse en estas sociedades democráticas. ¿A qué me refiero concretamente? Por ejemplo a todo lo que representa hoy el Movimiento Feminista, el Movimiento de Mujeres, el Movimiento de las Juventudes: colocar allí la necesidad de que estas reivindicaciones, estos planteos que provienen de estos movimientos que provienen de movimientos feministas y de movimientos de los jóvenes, sean ideas que se integren al diálogo social, a la discusión democrática y que no se produzca ese divorcio que a veces encontramos entre las reivindicaciones de estos movimientos y la capacidad que tienen los sistemas democráticos para captar e interpretar estas demandas y por supuesto para integrarlas. Tiene que ver con la defensa de algunos valores que vienen muy asociado a la democracia como es la cohesión social, la laicidad, el valorar lo público y defender los bienes públicos, la solidaridad, y sobre todo la educación para la democracia desde el momento cero, desde los primeros contactos con el sistema educativo de educación inicial y a lo largo de toda la vida incorporando estas concepciones democráticas. Creo que por allí podríamos encontrar claves que conduzcan a fortalecer estos sistemas y que no terminen en agunas afirmaciones que nos preocupa mucho y que observamos hoy en nuestra región, que es que muchas personas atribuyen al sistema democrático las falencias de un mal gobierno: los errores en la conducción, la corrupción, la ineficiencia, todo lo que podemos reconocer en algunos reclamos, se les atribuye al sistema democrático cuando en realidad debe ser atribuidas a los gobiernos, al ejercicio del poder por parte de gobiernos que fueron elegidos democráticamente. Entonces allí hay que hacer una separación y creemos que tomando en cuenta estos elementos que acabamos de plantear, podemos realmente trabajar hacia el fortalecimiento de las democracias en América Latina y el Caribe.
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