“En América Latina la pérdida de independencia del Poder Judicial es un factor de riesgo para la democracia”

 “En América Latina la pérdida de independencia del Poder Judicial es un factor de riesgo para la democracia”

Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 12 de mayo 2021

La columna de hoy refiere a las democracias, el estado de las democracias, las formas de expresión democrática. A propósito justamente de un informe que ha salido sobre el estado de la democracia en el mundo hecho por IDEA (Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral): allí se analizan 158 países de distintas regiones donde está América Latina y el Caribe, que si bien muestra un aumento (que continúa) a nivel global en los sistemas democráticos en el mundo, si lo comparamos con el año 75’ al 2018 observamos que el 20% de los países son no democráticos, mientras que en el 75’ era el 70%.

Entonces efectivamente sigue en aumento la democracia pero hay algunos puntos que preocupan, sobre todo en la proporción de lo que ellos llaman las “democracias débiles” y aspectos de la democracia que además no han mostrado avance en los últimos 40 años (esto a nivel mundial). Y allí tenemos algunos elementos como la reducción de la corrupción, el avance de la igualdad de género o el aumento de igualdad entre los grupos sociales y el fortalecimiento de la independencia judicial, que son los que se señalan como aspectos críticos de la democracia a nivel mundial.

Y también se plantea entre los factores políticos la crisis de la representación de los partidos políticos tradicionales, así como el aumento de las movilizaciones desde el punto de vista social especialmente, dicen ellos, de la clase media “desencantada” por la ineficacia de la democracia.



Ahora qué pasa en América Latina, siempre de acuerdo a este último informe que hoy estoy comentando de IDEA Internacional: allí se plantea para nuestra región estos factores como factores de riesgo para la democracia. En primer lugar, la pérdida de independencia del Poder Judicial (recuerden, hemos hablado de la judicialización de la política en estas columnas); en segundo lugar, el limitado acceso a la Justicia; en tercer lugar, las restricciones a la libertad de expresión que además debemos leerlas en clave actualizada también en términos de lo que están siendo las restricciones a las distintas libertades y también en el marco de la pandemia; y en cuarto lugar, la baja representatividad de los gobiernos que resultan electos.

Además se plantean como riesgos para la democracia de nuestra región los resultados de las encuestas que muestran cómo la preferencia por la democracia como régimen va descendiendo en nuestra región: del 60% en 2010 a solo un 48% en 2018. Es decir, el elegir la democracia como sistema va perdiendo preferencia entre la población.

El segundo riesgo (que está en el origen de la movilización de Colombia) es el aumento franco de la pobreza en nuestra región exacerbado además desde el 2020 por la pandemia junto -tasa riesgo- a la caída del producto bruto interno regional (caída que está en el entorno del 8-9% a nivel regional).

En cuarto lugar, el aumento de la violencia, tanto las cifras de homicidio, los crímenes comunes como los crímenes por el narcotráfico. Y en quinto lugar, justamente marcan como uno de los elementos que pueden poner jaque a los sistemas democráticos: la movilización social que están teniendo niveles -dicen ellos- sin precedentes en América Latina y el Caribe, allí más que la movilización social como riesgo para la democracia, en realidad es cómo los gobiernos aceptan o rechazan justamente esa movilización social.

Estas movilizaciones sociales, hoy lo vemos en Colombia, básicamente se deben a un aumento de la conciencia social y del rechazo generalizado que se está dando entre latinoamericanos y latinoamericanas a la elevada desigualdad, esa idea de que somos el continente más desigual y que las desigualdades se profundizan año tras año. Además también estas movilizaciones sociales son por la vulnerabilidad de distintos sectores de la población, por supuesto los de menores recursos pero también la de los sectores medios. Recordemos lo que hemos dicho en otras columnas: el 40% de los sectores medios hoy en América Latina y el Caribe son vulnerables a caer en situación de pobreza justamente en los contextos de crisis. Esto también hace que la capacidad del Estado para responder a esta situación, no esté siempre a la talla o a la altura de lo que la situación y las demandas sociales requieren especialmente en la administración de los bienes comunes o de los bienes públicos, y esto aumenta la frustración, la indignación y en definitiva la movilización social.

La brecha pronunciada que hay entre las élites y la ciudadanía y la desconfianza en las instituciones de gobierno, además del protagonismo marcado tienen las nuevas generaciones que por supuesto plantean derechos, oportunidades y para eso se movilizan.

Queda todo otro capítulo que quizás podemos abordarlo en alguna otra columna que es qué podemos hacer para fortalecer la democracia, cuáles son los desafíos tanto desde el punto de vista político, institucional como desde el punto de vista económico, social y cultural para fortalecer estos sistemas democráticos en América Latina y el Caribe y tratar también de entender algunos de los procesos que hoy están ocurriendo en nuestra región. Hoy Colombia, pero sabemos primero que este proceso de Colombia no es de ahora, sino hace años que el pueblo colombiano está en las calles planteando distintas demandas, y vimos expresiones similares en otros países como Chile.


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