Francia: Desigualdades y raza en tiempos de crisis
Mina Kleiche-Dray[1]
Aplicación de reglas de confinamiento estándar para modos de vidas diferenciados
En el marco del Plan de emergencia sanitaria, el confinamiento estaba supuesto permitir la continuidad del acceso a las necesidades básicas para el conjunto de la población, a fin de preservar —en la medida de lo posible— sus modos de vida cotidiana. Sin embargo, al focalizarse únicamente en el seguimiento de la evolución de la propagación del virus y en la manera en que las estructuras hospitalarias iban a poder atender a los enfermos, el gobierno abordó la expansión de la Covid-19 con una visión estrictamente sanitaria de la sociedad.
En Francia, la diversidad de los modos de vida de los habitantes del territorio nacional no ha sido tomada en cuenta en la implementación del Plan de emergencia sanitaria. Las reglas de confinamiento han privilegiado una organización de la vida cotidiana en torno al teletrabajo que limita los contactos humanos a las personas pertenecientes a un mismo hogar. El esquema ideal que sirvió para establecer las reglas del confinamiento fue el de padres presentes en el hogar, haciéndose cargo de la vida cotidiana en los aspectos material y afectivo, el de niños con acceso a la enseñanza a distancia; contando cada uno con el material y el espacio necesarios para cumplir satisfactoriamente las tareas profesionales y escolares.
Basta con una mirada hacia la configuración social de la población nacional para ver que sólo una minoría tiene acceso a estas comodidades y que, por consiguiente, las reglas de confinamiento han trastornado e incluso puesto en peligro las diversas y múltiples formas de existencia de millones de personas que, en tiempos normales, intentan resistir a las desigualdades estructurales de la sociedad.
Si bien las personas de edad avanzada fueron las que pagaron el precio más alto por causa de la Covid-19, el 37% de los pacientes hospitalizados por la Covid-19 tenían entre 15 y 64 años. Por lo tanto, es de suponer que, entre ellos, se encuentra una cantidad importante de profesionales a cargo de los cuidados socio-sanitarios, muchos de ellos obligados —incluso por razones económicas— de seguir trabajando, a pesar de los riesgos para la salud[2]. Además de los sanitarios que prestaron atención médica, los trabajadores de la limpieza, los de la seguridad, los de la recolección de basura[3]; los repartidores[4]; las cajeras; los trabajadores del transporte —como los conductores de furgones— y en general, el conjunto de las y los empleados en tareas logísticas[5] fueron, de hecho, mantenidos en actividad para permitir a la sociedad enfrentar la crisis de la Covid-19[6]. Pero el gobierno no llamó a la población a celebrar la gran abnegación que estos también demostraron al seguir ejerciendo su labor; muchas veces sin contar con el material de protección necesario y sin posibilidad de hacer respetar el distanciamiento social. Desafortunadamente, la población tampoco estimó oportuno extender a estos trabajadores los aplausos que ofrecía a los sanitarios todos los días a las 8 de la noche. Esta ausencia de reconocimiento hacia ellas y ellos es una flagrante injusticia que merece ser examinada, no tanto para señalarla como una falta de civismo, sino para entender cómo, en la sociedad actual, nuestra empatía colectiva hacia la vida se manifiesta de manera diferenciada. Esta dificultad en percibir que la contribución del conjunto de las categorías profesionales a cargo de los cuidados médicos y socio-sanitarios –a veces arriesgando su vida—fue la que permitió colmar las necesidades esenciales para todos en periodo de confinamiento, despierta interrogantes acerca de la consideración diferenciada que se tiene por la salud humana y, por consiguiente, la atribución de un valor disímil a la vida en función del lugar que cada uno ocupa en nuestra sociedad. El Plan de emergencia sanitaria y la aplicación de reglas estándar de confinamiento han creado nuevas desigualdades que aún quedan por analizar[7].
La covid-19 pone de manifiesto la diversidad de las actividades de atención socio-sanitaria de primera necesidad porque millones de trabajadoras y trabajadores siguieron garantizándoles durante el confinamiento.
En primer lugar, observemos que el 74% de los asalariados siguieron ejerciendo su profesión cuyo solamente sólo 33% pudieron hacerlo desde su domicilio[8]. Entre estos últimos, el 70% de los que estuvieron teletrabajando ocupan cargos ejecutivos o intermedios, mientras que un 61% de los obreros siguió acudiendo a su lugar de trabajo[9]. En Francia, 8,8 millones de personas ejercen una profesión que impone contactos estrechos con el público o con sus colegas. Entre ellos, 41% devengan los salarios más bajos (es decir que no alcanza los 1350 euros netos al mes, con el cual se ubican en el cuartil inferior; contra un 12% cuyo ingreso se sitúa en el cuartil superior —de al menos 2750 euros). Pero, a pesar de estar expuestos en primera línea, estos trabajadores que garantizan la atención socio-sanitaria no gozaron de una protección óptima[10]. Así, durante el confinamiento[11]Los agentes de limpieza, las trabajadoras domésticas y las empleadas del sector alimentario —que, en su mayoría, son mujeres— siguieron siendo los más expuestos al contacto con el público. Según la encuesta publicada por la Unión General de Ingenieros, Cuadros directivos et Técnicos de la Confederación General del Trabajo (Ugitc-CGT) al final del periodo de confinamiento, un 40% de los asalariados declararon no haber contado con mascarillas o guantes en cantidad suficiente; un 63% expresaron que no se tomaron medidas de alejamiento inmediato de las personas enfermas ni de colegas en contacto con enfermos o con casos sospechosos; un 93% no tuvieron alternativas a la utilización de los transportes públicos para llegar a su lugar de trabajo[12]. Cabe recordar que esta exposición al riesgo de contaminación resulta de la falla del gobierno en implementar un plan sanitario óptimo para enfrentar la propagación del virus entre la población[13].
Tras varios meses de movilización —cuyo objetivo era rescatar el sistema de salud público de las amenazas de una gestión empresarial que, desde hace varias décadas, múltiples reformas gubernamentales trataban de imponer—, el personal médico había quedado agotado. A pesar de ello, debieron seguir velando por nuestra salud. Así mismo, estos otros profesionales de la atención socio-sanitaria aseguraron los cuidados y servicios de primera necesidad[14]. Sin dejar de saludar la dedicación y el gran profesionalismo del personal sanitario, no olvidemos de rendir homenaje a todas y todos los trabajadores, quienes también contribuyeron a asegurar nuestra seguridad socio-sanitaria, exponiéndose no sólo ellos sino también su familia a la propagación del SRAS-2.
En los hospitales, por ejemplo, cabe preguntarse si los sanitarios hubiesen podido proporcionar los cuidados, implementar y garantizar los protocolos terapéuticos, o incluso asegurar la atención a los familiares de los enfermos y difuntos sin el apoyo de los personales de logística, limpieza y asistencia de todo tipo —muchas veces subempleados por empresas subsidiarias. También se puede mencionar otro sector, presentado como estratégico en el Plan de emergencia sanitaria, el de la alimentación: varias semanas fueron necesarias para reestructurar y equipar los supermercados, y en general los comercios de alimentación (con protección de plexiglás para las cajas, mascarillas y guantes para el personal), y así permitir el respeto del distanciamiento social dentro de las tiendas.
Las plataformas de e-comercio contornaron la ley al seguir manteniendo in situ a miles de personas. En el afán de proveer todo tipo de mercancías a los clientes, expusieron a sus empleados tanto en los sitios de preparación como en la entrega[15]. Debieron ocurrir varios fallecimientos[16] y que los sindicatos y colectivos de defensa de los más vulnerables alertarán reiteradamente mediante comunicados y artículos transmitidos por los medios y las redes sociales[17]. Sin embargo, fue solamente en su tercera alocución del 13 de abril[18], tras 28 días de confinamiento, cuando el presidente de la República, Emmanuel Macron, mencionó finalmente el papel indispensable de estos trabajadores, refiriéndose a ellos como “cabezas de pelotón para los trabajos pesados [19]”. Respecto a estos últimos, aunque desde el principio del encierro, el gobierno había alentado a que sus empleadores les otorgaran una bonificación, en ningún momento intervino en la negociación del posible monto ni en las condiciones de su aplicación[20]. Por cierto, tan pronto se dio a conocer, la propuesta desató la ira de los trabajadores que vieron en dicho incentivo, una vez más, la mercantilización de sus vidas. Ellos contestaron que sus vidas no tenían precio y que lo que esperaban en este periodo de crisis eran medidas sanitarias para permitirles realizar su trabajo de manera segura.
Las reglas estándar de confinamiento sofocan las formas de vida de las personas de bajos ingresos que viven en las grandes urbes y son particularmente expuestas a la Covid-19:
Fuerte densidad poblacional, viviendas exiguas y limitaciones de movilidad: insumos para las discriminaciones espaciales en tiempos de confinamiento
No cabe duda de que los modos de vida de estos trabajadores, clasificados por los indicadores estadísticos nacionales como personas de bajos ingresos, se han visto trastocados e incluso puestos en peligro. Además de los propios trabajadores, familias enteras han estado expuestas a la propagación del virus. El riesgo de contagio quedó evidenciado en múltiples aspectos de la vida tanto profesional como personal de estas poblaciones. Se debe tener en cuenta que, como realizan principalmente tareas de atención y servicios, cuya remuneración está entre las más bajas en Francia, estos trabajadores alojan sus familias en las periferias de las grandes ciudades, en donde la densidad poblacional es más elevada que en el resto del territorio nacional[21]. En la región Île-de-France, ubicada en el Norte del País, en particular en el departamento de Seine-Saint-Denis[22], que registró la cifra más alta de enfermos —excluyendo del conteo las personas de avanzadas edad—, es donde vive la mayor cantidad de los profesionales más expuestos, eso es el 16,2% de los agentes hospitalarios así como el 18,7 % de los cajeros, cajeras y vendedores; el 21,6 % de los repartidores y 15,4 % de los auxiliares de enfermería. Estos asalariados se trasladan más que el resto de la población ya que más del 50% trabajan en un departamento de la región Île-de-France distinto del en que residen. A modo de comparación, solamente 24,4% viven en la ciudad de París. De ahí, podemos suponer que esta exposición haya contribuido en fomentar “clústeres familiares”. Aunado a esto, encontramos que, por lo general, estas personas están alojadas dentro de apartamentos muchas veces poco espaciosos. El confinamiento en superficies reducidas no puede sino complicar lo cotidiano, no solamente porque las personas se ven entonces muy expuestas en términos de salud sino también porque sus condiciones de vida se tornan muy difíciles y hasta insoportables en términos psicológicos y materiales. Por ejemplo, en el mes de abril, el diario Le Monde publicó una infografía respaldada por los datos del Instituto nacional de estadística y de estudios económicos (Insee) y por un estudio realizado por el Observatorio regional de la salud de Île-de-France. Dicha publicación reveló que el departamento de Seine-Saint-Denis, el más pobre y, con sus 1,6 millones de habitantes, el más poblado de Île-de- France (después de París), también había sido el más afectado por la pandemia de la Covid-19. Entre el 1ero de marzo y el 27 de abril, la tasa de sobremortalidad dio ahí un salto de casi un 130% en relación con las cifras del mismo periodo de 2019, mientras que la tasa fue inferior al 90% en París. Las agrupaciones de municipios de Plaine Commune y Est Ensemble pagaron el precio más alto con incrementos de 179,5% y 161,6% respectivamente. El director general de la salud Jérôme Salomon había mencionado, ya desde el 2 de abril, un exceso de mortalidad “excepcional” vinculado a la epidemia de Covid-19. “Si bien hay múltiples razones para esta fragilidad, resulta evidente que son las desigualdades que padece Seine-Saint-Denis las que explican este terrible récord” escribió Stéphane Troussel, el presidente del Consejo departamental de Seine-Saint-Denis en una misiva dirigida al jefe del Estado a finales de abril La encuesta realizada por el Insee ha mostrado que “las poblaciones se ven afectadas por las medidas de confinamiento de manera diferenciada según el tipo de domicilio que ocupan o la conformación de su hogar. Cinco millones de personas residen en una vivienda con una cantidad insuficiente de habitaciones… En periodo de confinamiento, determinadas poblaciones pueden resultar más vulnerables: las familias monoparentales con niños pequeños en viviendas demasiado exiguas” [23]. En Seine-Saint-Denis, 473 900 personas están en esta situación, o sea el 30,9% de la población del departamento. Para un cuarto de los hogares de ese mismo departamento, la superficie promedio por persona es de 18m2 contra 25m2 en París. De las personas que viven hacinadas, el 74% residen en una conurbación de más de 100 000 habitantes (el 40% de los cuales viven en el área metropolitana de París[24]). Trabajo precario, bajo ingreso y viviendas superpobladas, estas fueron las condiciones en las cuales estos trabajadores y sus familias tuvieron que reorganizar su vida cotidiana.
Difícil acceso a la alimentación
Solamente las parejas confinadas y teletrabajando podían turnarse para ir de compras en la tienda más cercana o pedir comida para variar la dieta cotidiana. El acceso a los bienes esenciales a través de los comercios de proximidad, el e-comercio o el drive suponían disponer de recursos económicos suficientes. Varias familias reportaron un aumento de su presupuesto para gastos alimenticios y no todos pudieron enfrentarlo con las mismas facilidades. Para los trabajadores de bajo ingreso, esa alza se debe al hecho de no poder contar más con los almuerzos a precios subsidiados, generalmente suministrados a los padres por los comedores de empresas o a los niños por la restauración escolar. Las restricciones de movilidad también les impidieron ir a los supermercados, habitualmente situados fuera de las zonas habitacionales, es decir más allá del límite de un kilómetro autorizado para desplazarse. Con más productos y más diversidad de productos alimenticios, además de precios generalmente mucho más bajos que en los comercios de proximidad, el hipermercado ofrece también promociones que se volvieron escasas durante el periodo de confinamiento. Estas limitaciones también se vieron agudizadas debido a la dificultad de acceso a las tecnologías digitales, porque si bien es cierto que permiten mantener el contacto con familiares y amigos, así como la participación a la vida económica y social, también consta que los costos de conexión y la falta de material informático resultaron un obstáculo para poder gozar plenamente de ellas. Lo mismo sucedió con alumnos y estudiantes, pues no todos pudieron seguir las clases virtuales, aun cuando éstas estaban siendo facilitadas por los profesores.
Enseñanza a distancia y brecha digital
La continuidad del aprendizaje para los niños suponía la presencia de los padres para ayudarles a seguir las clases a distancia, suponía también conocimientos escolares en adecuación con el nivel de estudios de los niños, poseer un ordenador personal sin olvidar el acceso a una conexión de calidad[25]. Un sinnúmero de profesores tampoco logró garantizar el seguimiento pedagógico acorde con sus formas habituales de enseñar en presencia de sus alumnos. En muchos casos, tuvieron que arreglárselas sin apoyo de su ministerio para echar a andar, de emergencia, la enseñanza virtual para la cual no estaban ni equipados ni capacitados. Después de un movimiento de pánico colectivo, tuvieron que transcurrir tres y, en algunos casos, cinco semanas de confinamiento hasta que los profesores lograran instalar –aunque de manera muy heterogénea—distintas modalidades (software, programas de televisión o radio…) para mantener un seguimiento y dar clases a algunos alumnos[26]. Mientras tanto, muchos de los hijos de estas familias de bajos ingresos, desafortunadamente, ya habían desertado, desanimados por el hecho de no disponer del equipo adecuado en sus hogares. En muchas familias, la calidad del aprendizaje y de la enseñanza sufrió una fuerte baja debido a esta situación. En vísperas del desconfinamiento, el Consejo científico[27] sacó de la crisis el siguiente balance: “la crisis reveló la carencia de material digital, la falta de coordinación entre las distintas administraciones de asuntos escolares y la insuficiente capacitación de los docentes al manejo óptimo de las herramientas digitales”; y llamó, por consiguiente, a “reorganizar las herramientas digitales con fines pedagógicos”[28]. No sabemos, realmente lo que significa esto, pero por cierto que en fin de este año escolar, ¿cómo los profesores han evaluado de manera justa y ecuánime, el esmero de sus alumnos en seguir las clases, sabiendo que ellos mismos no proporcionaron una enseñanza de igual calidad como en el aula? Hoy, muchos se enfrentan a ese dilema que se volvió fuente de discrepancias entre los docentes. ¿qué consecuencias traerán estos desacuerdos en los resultados de los exámenes del bachillerato?
Además de que estas dificultades se dieron también en la enseñanza superior, para los estudiantes universitarios, la situación se tornó, a veces, aún más dramática. En este caso, a los efectos de la fractura digital se sumó el problema de que muchos se quedaron lejos de sus hogares, en particular los estudiantes extranjeros buena parte de los cuales, por ser de condición humilde, no pudieron hacerle frente a los gastos para sus necesidades básicas ni pagar el alquiler de su vivienda[29]. Perdieron el ingreso mínimo para vivir que conseguían desempeñando labores de todo tipo: desde apoyar a las tareas escolares o cuidar niños hasta empleos de vendedoras/vendedores o meseras/meseros en restaurantes y bares que, todos sin excepción, se hallaban cerrados. Durante el confinamiento, para todas estas personas, una vez más, se echó a andar la solidaridad para brindar atención y crear redes de apoyo con el fin de permitir a los más precarios seguir alimentándose y tener acceso a un techo, así como ayudar a mantener a flote el nivel escolar de los niños. Los bancos de alimentos y las colectas de dinero que nacieron gracias a esa ola de generosidad constituyeron los pilares de la solidaridad. Desgraciadamente, ello no bastó para colmar las necesidades de todos[30], como tampoco resultó una solución óptima, el programa de apoyo mínimo que, a los 28 días de confinamiento, el gobierno dispuso para las familias y los estudiantes más desprotegidos.
Las reglas del confinamiento agudizan las dinámicas de discriminación y de violencia por parte de los detentores de la autoridad hacia las poblaciones inmigrantes.
En estas circunstancias, era de suponer que la movilidad limitada impuesta por las reglas de confinamiento evolucionara en restricciones todavía más difíciles de soportar. En general, la convivencia en viviendas superpobladas en zonas de alta densidad poblacional desemboca en un aprovechamiento más inclusivo del espacio público[31], lo que se puede interpretar como una forma improvisada de resistir a lo padecido por culpa de las desigualdades estructurales antes descritas. En este sentido, se entiende perfectamente las razones por las cuales, un 58% de las personas de bajos ingresos opina que el confinamiento restringe demasiado las libertades individuales, cuando la cifra sólo alcanza 13% en las de altos ingresos[32]. Es evidente que el control de los movimientos y de las actividades aplicado en el contexto de la epidemia incrementó dinámicas de discriminación y de violencia vigentes desde hace décadas en los espacios urbanos donde vive esta población[33] [34]. En efecto, Seine-Saint-Denis, además de destacarse como el departamento más expuesto al virus, también se distingue porque ahí es donde más multas se aplicaron en Île-de-France. Las cifras suministradas por el ministerio del interior indican que la tasa de sanciones en Seine-Saint-Denis fue tres veces superior al promedio nacional, que giró alrededor del 6%[35] ¿Cómo interpretar estas cifras a sabiendas de que la población de este departamento habitualmente ya es el blanco de controles y de violencias ejercidas por la policía de manera desproporcionada[36]?
La inmigración como forma de vida a la luz del racismo
A lo anterior se suma el hecho de que este departamento es también el que alberga gran parte de la población inmigrante procedente de las antiguas colonias francesas y de Turquía, así como sus descendientes[37]. Un 55% de la población inmigrante reside en Île-de-France, en los departamentos del Norte y del Este, limítrofes con la región Île-de-France, en la región del Rhône, en los departamentos del Isère y de los Bouches-du-Rhône. En el área metropolitana de París, la población inmigrante representa el 17,7% del 12,4% que corresponde a la población total. Estas poblaciones inmigrantes están sobrerrepresentadas entre aquellas trabajadoras que tuvieron que seguir laborando. En efecto, a nivel nacional, 48% de los inmigrantes son obreras y obreros (36% para la población no-inmigrante). Las mujeres inmigrantes ocupan un 37% de los empleos no-calificados (23% para las mujeres no-inmigrantes). Esta tasa alcanza el 67% entre las mujeres procedentes de África subsahariana y el 60% entre las mujeres magrebíes. El 55% de las personas inmigrantes viven en viviendas de menos de 75m2 de superficie (contra 35% para la población no-inmigrante). Por otro lado, 26% de las familias inmigrantes residen en viviendas superpobladas. La población inmigrante es también la que paga el mayor sobrecosto en cuanto a tiempo de trayecto para llegar a su lugar de trabajo. En términos de tiempo de transporte, eso representa 50% más para la población procedente de África subsahariana comparada con la población no-inmigrante.
Lo que dicen las ciencias sociales sobre la utilización de la dimensión racial para analizar la sobreexposición al virus de las poblaciones inmigrantes y sus descendientes en Francia.
Estas cifras no pueden sino suscitar interrogantes acerca de la correlación entre la sobreexposición a la Covid-19 y la sobrerrepresentación de la población inmigrante o procedentes de la inmigración entre las trabajadoras y los trabajadores que estuvieron menos confinados que los demás, los que habitan en las zonas más densamente pobladas, los que más viven en condiciones de hacinamiento, los que tienen los más bajos ingresos y los que viven en áreas en donde más sanciones se impusieron. ¿Cuál ha sido, entonces, el peso de la dimensión racial en los análisis del impacto de la Covid-19, del Plan de emergencia y de las reglas de confinamiento aplicadas a nivel nacional? No se puede negar que los señalamientos acerca de la dimensión racial en las violencias policiales, en la falta de integración profesional, acceso a la vivienda y, de forma general, en la integración social, han cobrado mayor visibilidad en los últimos años; y eso gracias a las denuncias de los afectados mismos, gracias a su empoderamiento y al respaldo colectivo que les brindaron la población inmigrante y sus descendientes. No obstante, en el contexto de la epidemia de Covid-19, excepto unos comentarios sobre las tasas de sobremortalidad particularmente elevadas en Seine-Saint-Denis, que dieron lugar a algunos paralelos con Gran Bretaña y Estados Unidos, el tema de la sobreexposición de la población inmigrante en Francia ha sido poco destacado por los medios y por las investigadoras e investigadores en ciencias sociales. Por lo pronto, es importante recalcar que se puso énfasis sobre todo en la fragmentación territorial, los recursos económicos, el acceso a los empleos menos calificados, en fin, las ya conocidas desigualdades estructurales de clase fueron mencionadas como factores propicios a la propagación del virus y de la cantidad de muertes entre estos trabajadores y sus familias. Estas son las condiciones en las que la crisis del coronavirus habría, ante todo, reforzado las desigualdades estructurales de la sociedad. Empero, ese conjunto de desigualdades —sea que se hayan acrecentado o desencadenado— no fueron evocadas como formando parte de un plan de emergencia cuyas reglas estándar de confinamiento se aplicaron a todos por igual. Fueron vistas como el precio a pagar para salvar vidas. Desde un principio, los acentos marciales del primer discurso del presidente de la República nos habrían permitido deducir que, para salvar vidas, otras tuviesen que ser sacrificadas.
Así, el tropismo sanitario que fundamentó las reglas de confinamiento no mostró consideración por el papel desempeñado por el conjunto de personas involucradas en las actividades de atención y servicios a fin de garantizar las necesidades indispensables. Es más, fue silenciada la manera en que las reglas estándar de confinamiento trastornaron y hasta hicieron peligrar los modos de vida de millones de personas. A la hora de hacer votos para que se reorganicen y financien sectores estratégicos en aras fortalecer su capacidad para enfrentar futuras crisis sanitarias ¿cómo pretende el gobierno tomar en cuenta las condiciones de trabajo, el entorno y el componente social heterogéneo (popular, étnico, de género, rural, urbano) de aquellos trabajadores? ¿Acaso, no debería esto suscitar una reflexión colectiva multidimensional con el objetivo de apelar a las responsabilidades del gobierno? ¿Y no sería entonces oportuno que las ciencias sociales encabezan dicha reflexión destinada a definir no sólo la atención y los servicios médicos sino también el conjunto de cuidados y servicios imprescindibles para garantizar las necesidades básicas, así como establecer criterios para evaluar su relevancia en el dispositivo de intervenciones gubernamentales a fin de garantizar el bienestar de todos?
París, 05 de junio 2020
[1] Historiadora y socióloga, Investigadora Titular del IRD, Ceped (Centre Population et Développement : Institut de recherche pour le développement & Université de Paris, Francia).
[2] https://theconversation.com/covid-19-les-classes-populaires-paient-elles-le-plus-lourd-tribut-au-coronavirus-en-france-138190
[3]https://reporterre.net/PODCAST-Eboueurs-et-eboueuses-ils-etaient-invisibles-mais-en-premiere-ligne-face-au-virus
[4]https://theconversation.com/confinement-les-livreurs-de-repas-a-domicile-toujours-plus-deshumanises-135039; https://theconversation.com/comment-le-confinement-a-enfonce-les-livreurs-a-velo-dans-la-precarite-138617
[5]https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/03/18/coronavirus-des-salaries-demandent-l-arret-du-travail-chez-amazon-en-france_6033539_3234.html; https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/03/17/la-crise-du-coronavirus-une-aubaine-et-un-defi-pour-amazon_6033448_3234.html
[6] https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/03/17/coronavirus-comment-les-secteurs-cles-de-l-economie-francaise-s-organisent_6033461_3234.html
[7] https://www.mediapart.fr/journal/france/310320/lahire-un-risque-de-deflagration-pour-les-plus-demunis; el confinamiento visto por Médiapart: https://www.mediapart.fr/journal/mot-cle/confinement;
https://www.latribune.fr/economie/france/covid-19-le-confinement-met-en-lumiere-un-fosse-entre-cols-blancs-et-cols-bleus-843187.html; http://ses.ens-lyon.fr/actualites/rapports-etudes-et-4-pages/covid-19-le-decryptage-de-la-pandemie-par-les-sciences-sociales-avril-2020; https://www.lemonde.fr/idees/article/2020/04/30/covid-19-refuser-de-prendre-en-compte-les-inegalites-sociales-face-a-la-maladie-est-suicidaire_6038226_3232.html; https://theconversation.com/dossier-les-inegalites-accentuees-par-la-pandemie-138744; https://theconversation.com/logement-comment-la-crise-sanitaire-amplifie-les-inegalites-135762
[8] https://www.lemonde.fr/politique/article/2020/04/21/le-confinement-reflet-des-inegalites-sociales-liees-au-logement-et-au-niveau-de-revenu-de
s-francais_6037292_823448.html
[9] http://www.ugict.cgt.fr/ugict/presse/rapport-enquete-trepid; https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/03/19/coronavirus-la-colere-gagne-les-salaries-contraints-de-travailler-par-leurs-entreprises_6033612_3234.html
[10] https://www.francetvinfo.fr/sante/maladie/coronavirus/coronavirus-les-caissieres-et-caissiers-denoncent-leurs-conditions-de-travail_3882937.html; https://www.bastamag.net/Coronavirus-covid19-supermarches-caissieres-masques-gel-courses-Auchan-Carrefour-Leclerc-SuperU-Monoprix
[11] https://www.lemonde.fr/societe/article/2020/03/22/coronavirus-a-paris-comme-en-province-les-caissieres-de-france-en-premiere-ligne_6033993_3224.html
[12] https://www.cfdt.fr/portail/outils/autres-outils/les-travailleurs-face-au-covid-19-enquete-de-la-cfdt-srv1_1116547.
[13] https://www.mediapart.fr/journal/france/030420/gerer-le-covid-19-pourquoi-l-etat-et-l-executif-ont-tout-oublie; http://tnova.fr/system/contents/files/000/001/987/original/Terra-Nova_Cycle-Covid19_Confiance-et-consentement-sont-au-coeur-de-la-maitrise-du-coronavirus_220420-.pdf?1587557178
[14] https://www.lemonde.fr/idees/article/2020/05/23/dominique-meda-les-plus-forts-taux-de-surmortalite-concernent-les-travailleurs-essentiels_6040511_3232.html
[15] La Empresa Amazone hubo una condena en este caso, ver : https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/04/16/amazon-ferme-pendant-cinq-jours-ses-sites-logistiques-francais_6036773_3234.html
[16] https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/03/28/aicha-issadounene-52-ans-caissiere-chez-carrefour-morte-du-covid-19_6034780_3234.html
[17] https://www.lemonde.fr/politique/article/2020/03/20/coronavirus-les-syndicats-veulent-proteger-les-salaries-obliges-d-aller-travailler_6033791_823448.html
[18] https://www.lemonde.fr/police-justice/article/2020/03/17/coronavirus-les-forces-de-l-ordre-en-premiere-ligne-pour-faire-respecter-le-confinement_6033327_1653578.html; https://www.lemonde.fr/politique/article/2020/03/16/nous-sommes-en-guerre-retrouvez-le-discours-de-macron-pour-lutter-contre-le-coronavirus_6033314_823448.html
[19] El presidente ya había utilizado la metáfora “premier de cordée” (cabeza de cordada, primero de cuerda), prestada del vocabulario del alpinismo, para designar los empresarios exitosos que obran al desarrollo económico del país. En este caso, sustituyó la palabra “cordada” (cordée), por “corvée” que significa faena, trabajo pesado e incluso, a veces, forzado.
[20]https://www.lemonde.fr/societe/article/2020/05/26/bataille-sur-le-montant-de-la-prime-promise-dans-les-ehpad-du-groupe-korian_6040779_3224.html
[21] https://lejournal.cnrs.fr/nos-blogs/covid-19-la-parole-a-la-science/pourquoi-certains-territoires-sont-ils-plus-touches-que
[22] https://www.lemonde.fr/societe/article/2020/05/17/coronavirus-une-surmortalite-tres-elevee-en-seine-saint-denis_6039910_3224.html
[23]https://www.insee.fr/fr/statistiques/4478728?sommaire=4476925
[24] https://www.insee.fr/fr/statistiques/4478728?sommaire=4476925#titre-bloc-1
[25] https://www.mediapart.fr/journal/france/180520/l-ecole-la-maison-bien-exacerbe-les-inegalites-scolaires; https://www.mediapart.fr/journal/france/170320/enseignement-distance-des-deconvenues-pour-familles-et-enseignants; https://lejournal.cnrs.fr/nos-blogs/covid-19-la-parole-a-la-science/le-confinement-aggrave-t-il-les-inegalites-scolaires
[26] https://theconversation.com/covid-19-heurs-et-malheurs-de-la-continuite-pedagogique-a-la-francaise-133820; https://theconversation.com/covid-19-voici-comment-les-profs-peuvent-enseigner-a-distance-133838; https://theconversation.com/lecole-sinvite-a-la-tele-136005; https://theconversation.com/enseigner-a-distance-ca-ne-simprovise-pas-135382;
https://theconversation.com/les-enseignants-sont-essentiels-dans-cette-crise-du-coronavirus-la-t-on-oublie-135143; http://aps.sn/actualites/societe/education/article/enseignement-a-distance-l-unesco-preoccupee-par-la-fracture-numerique; https://theconversation.com/debat-pour-faire-face-aux-crises-developpons-des-communautes-apprenantes-136066; https://theconversation.com/vos-partiels-sur-place-ou-a-emporter-136345; https://theconversation.com/temoignage-enseigner-les-sciences-experimentales-a-lheure-de-la-distanciation-sociale-138146; https://theconversation.com/pedagogie-a-distance-les-enseignements-du-e-confinement-137327
[27] El gobierno creó el consejo científico para enfrentar la crisis del covid-19. Este consejo se compone de expertos científicos para orientar y apoyar las decisiones del gobierno durante la pandemia : https://www.lemonde.fr/sciences/article/2020/03/26/qui-compose-le-conseil-scientifique-covid-19-cree-pour-aider-le-gouvernement-face-a-la-crise_6034505_1650684.html
[28] https://www.lemonde.fr/societe/article/2020/05/05/le-conseil-scientifique-de-l-education-nationale-veut-evaluer-les-consequences-du-confinement-sur-les-eleves_6038718_3224.html
[29] https://www.humanite.fr/precarite-dans-lenseignement-superieur-les-etudiant-e-s-etranger-e-s-en-premiere-ligne-689824
[30] https://www.lemonde.fr/m-le-mag/article/2020/05/15/clichy-montfermeil-scenes-de-vie-dans-les-cites-confinees_6039701_4500055.html; https://www.mediapart.fr/journal/france/300320/dans-les-quartiers-populaires-la-resilience-malgre-un-surplus-de-difficultes?page_article=2; https://www.liberation.fr/france/2020/05/07/on-s-est-debrouilles-pour-eviter-a-ces-gens-de-tomber-a-terre_1787728; https://theconversation.com/dossier-la-solidarite-en-temps-de-crise-138670
[31] https://www.lemonde.fr/societe/article/2020/04/25/violences-conjugales-le-confinement-est-devenu-un-instrument-supplementaire-pour-les-agresseurs_6037722_3224.html
[32]https://www.lemonde.fr/planete/article/2020/04/07/au-sein-de-la-population-francaise-le-confinement-fait-consensus_6035807_3244.html
https://www.liberation.fr/france/2020/03/25/familles-en-hlm-si-je-craque-je-fais-craquer-tout-le-monde_1783087; https://fr.news.yahoo.com/covid-19-confinement-aggrav%C3%A9-disparit%C3%A9s-085610836.html; https://www.france24.com/fr/20200423-covid-19-le-confinement-catalyseur-des-in%C3%A9galit%C3%A9s-scolaires; https://www.latribune.fr/technos-medias/telecoms/le-confinement-un-puissant-revelateur-des-inegalites-d-acces-a-internet-843186.html
[33] Amnistía Internacional, Francia: Por una justicia verdadera. Acabar con la impunidad de la cual agentes de la fuerza pública benefician de hecho en casos de disparos, muertes en detención preventiva, de torturas y otros malos tratos, Londres, 6 de abril 2005. Marwan Mohammed y Laurent Mucchielli, “La policía en los barrios populares: ¡un problema real!”, Mouvements, N° 44, marzo-abril 2006, p. 58.
[34] Si en París (6,3%) esta tasa supera un poco el promedio nacional, se dispara sobre todo en los departamentos más densamente poblados de Île-de-France: 8,7% en Hauts-de-Seine, 13,7% en Val-de-Marne y 17% en Seine-Saint-Denis. Ver: http://icmigrations.fr/2020/05/15/defacto-019-03/
[35] Desgraciadamente, no resulta sorprendente constatar que, al finalizar el primer día de controles, 10% de las multas aplicadas en todo el territorio se concentraban en el departamento. A finales de abril, Christophe Castaner, el ministro del interior declaraba que «se realizaron 15,5 millones de controles desde el inicio del confinamiento en todo el territorio y se aplicaron 915 000 multas».
[36] https://www.lemonde.fr/societe/article/2020/06/03/le-defenseur-des-droits-denonce-la-discrimination-systemique_6041628_3224.html
[37] Según el INSEE (Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos), en 2018, se registran 6,5 millones de población inmigrante en Francia (de un total de 67,2 millones para la población nacional). Eso representa un poco menos del 10% de la población. En Francia, lo que se incluye en la categoría ‘inmigrantes” se define por el INSEE como sigue: “Se consideran inmigrantes y personas de origen inmigrante, respectivamente, todas las personas nacidas en otro país y residentes en Francia y todas las personas nacidas en Francia que tengan al menos unos de sus padres inmigrante”.. Tomando en cuenta esto, 40% de la población inmigrante vive en zonas urbanas (el 20% de la población no-inmigrante vive en zona urbana). La población inmigrante se concentra principalmente en Île-de-France, Lyon, Marseille y Grenoble. 55% de la población inmigrante reside en Île-de-France, en los departamentos del Norte y del Este, limítrofes con la región Île-de-France, la región del Rhône, los departamentos del Isère, Bouches-de-Rhône. En el área metropolitana de París, la población inmigrante representa el 17,7% del 12,4% que corresponde a la población total.
Referencias bibliográficas
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– Enquête de la CFDT: https://www.cfdt.fr/portail/outils/autres-outils/les-travailleurs-face-au-covid-19-enquete-de-la-cfdt-srv1_1116547; https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/03/19/coronavirus-la-colere-gagne-les-salaries-contraints-de-travailler-par-leurs-entreprises_6033612_3234.html
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