Estados alterados: reconfiguración y luchas en la región que se viene. Reflexiones sobre México, Centroamérica y el Caribe
Franco Rossi[1]
El viernes 26 de junio se realizó el primer conversatorio del Ciclo Estados Alterados: ¿Hacia la reconfiguración de lo estatal en el escenario post pandemia en América Latina? Panelistas de México, Centroamérica y el Caribe reflexionaron acerca de las tensiones existentes en la región desde el eje Estado-sociedad.
América Latina y el Caribe está en el foco de la pandemia. La realidad de cada país está siendo atravesada por crisis sanitarias y sociales. El recrudecimiento de las desigualdades y las asimetrías han puesto a prueba la capacidad de los Estados para dar respuestas. Mientras tanto, los pueblos, por lo bajo, tejen entramados comunitarios y solidarios para garantizar las condiciones de vida que el capital les niega. En este tiempo, en el que resulta imperioso reflexionar y construir premisas que trasciendan las fronteras, el Grupo de Trabajo de CLACSO Estados en disputa, propuso un ciclo de conversatorios que tiende a entrelazar ideas y experiencias.
El ciclo consta de tres instancias. En la primera, se reunieron voces del Caribe y Centroamérica, mientras que en las siguientes se abordará la región andina y el Cono Sur. Fue Carolina Bautista, desde Colombia, quien dio inicio al primer intercambio. Con un tono cálido y paciente comenzó destacando las especificidades de cada país, y expresó que la crisis que se está viviendo en la región no es nueva. Invitó a rastrear los elementos, tensiones y retos que pueden alimentar las prácticas, análisis y quehaceres de los pueblos. Desde allí, deslizó la primera pregunta: ¿Cuáles son los principales cuestionamientos en este marco de crisis regional hacia el Estado y a los procesos sociales?
Desde Guatemala, Mario Sosa planteó que la crisis desatada por la pandemia desnuda los modos en que el Estado favorece al capital, y demuestra que la crisis es multidimensional. Hay un colapso del sistema de salud pública. Los pocos hospitales nacionales de Guatemala están desbordados y se constata un incremento sustancial de las muertes. El desmantelamiento estatal propiciado por políticas neoliberales durante cuatro décadas quedó a la vista. “Estamos ante un Estado incapaz de generar confianza y tranquilidad”, advirtió. Seguidamente, enumeró cuatro claves para entender la realidad del país: el modelo de acumulación basado en el saqueo de materias primas; el régimen político al servicio de los intereses empresariales; el vínculo político con Estados Unidos; y el sistema de captura y cooptación estatal.
Melissa Salgado, luego de agradecer la invitación, hizo un repaso de la historia reciente de El Salvador. Explicó que el acceso al gobierno del notorio empresario Nayb Bukele, se correspondió con la incapacidad del Frente Farabundo Martí (FMLN) de realizar las transformaciones económicas y políticas fundamentales. La democracia representativa liberal continuó sin tropiezos. Bukele logró ganar las elecciones en 2019 con una gran campaña publicitaria pero sin un plan de gobierno. La incertidumbre fue menguando a medida que el presidente hizo parte del gobierno a las fuerzas armadas. Una vez decretada la cuarentena absoluta, la conflictividad política y sanitaria se asumió con “el predominio de la improvisación militarizada”.
En Haití la pandemia arribó recientemente. Llega tarde, pero en el momento equivocado. La pobreza ronda el 70%, y el nivel de conglomerado urbano impiden un aislamiento adecuado. No hay equipos sanitarios para hacer frente a la propagación del virus. Micherline Islanda Aduel, explicó que esta situación es producto de las reiteradas oleadas privatizadoras. Han vaciado al sector público. La liberalización de la economía, el aumento de la canasta básica, las condiciones habitacionales y alimentarias, son la peor enfermedad, enfatizó la militante haitiana. La contracara es el trabajo cotidiano de los movimientos campesinos y urbanos. Ellos son quienes pueden resolver esta situación. El gobierno no tiene ninguna legitimidad. Nadie les cree. “Hoy se trata de derrotar la dependencia y el colonialismo”, dijo Micherline, “cada enfermedad se convierte en un desastre en esta tierra negra, tierra de la libertad”.
Por su parte, desde México, Lucio Oliver destacó la distancia que existe entre lo que la sociedad espera del Estado y lo que el Estado hace. En ese sentido, para Oliver quedó demostrado que los sistemas de salud no fueron diseñados para atender a todos por igual. En México, como en los demás países de la región, los altos niveles de precarización impiden que la gente se quede en su casa. Las condiciones son muy disímiles. Los problemas ambientales, el consumo de alimentos insalubres, la falta de acceso a agua limpia de una gran parte de la población, potencian la crisis sanitaria. A esto, debe sumarse el reforzamiento de la violencia machista hacia mujeres y niños. Problemas que los Estados, por cierto, tienden a invisibilizar. Según Oliver “la OMS induce a la pasividad y la desorganización de las mayorías, y refuerza la burocracia de los Estados”. Sin embargo, aseveró que hay sujetos activos: los pequeños productores, los campesinos y campesinas, los trabajadores. Para Oliver, éstos han agudizado su lectura crítica pero no han desarrollado un cuestionamiento estructural al capitalismo. No han podido construir un programa superador al de López Obrador.
Por su parte, su coterráneo, Magdiel Sánchez, describió la situación de los sectores populares y su vínculo con el gobierno. Afirmó que la conciencia política existente es caudalosa, pero consideró que no se pueden realizar los cambios sociales anhelados a causa de la violencia multidimensional que se viene sufriendo desde hace décadas. En ese sentido, expresó que el triunfo electoral de López Obrador se correspondió más al rechazo popular a ciertas propuestas regresivas, que a un acuerdo pleno con su proyecto de país.
Luego de una primera ronda de exposiciones, con un panorama meridional sobre la mesa, Carolina retomó la palabra. Dio cuenta de la multiplicidad de aristas abiertas, resaltó la riqueza epistémica del panel, y luego invitó a pensar algunas coordenadas de cara al tiempo que se abre. Mario Sosa acomodó sus papeles y, con rigurosidad, explicó que la recesión económica no es asunto de mañana, sino que ya está ocurriendo. Advirtió a su vez que solo con organización popular se podrá construir una alternativa. En Guatemala, un nuevo sujeto político, plural y heterogéneo, está protagonizando las luchas. Con narrativas y prácticas novedosas que tienden a superar la mera institucionalidad. Si bien las demandas aún se encuentran desarticuladas, según Sosa, la constitución de un Estado Plurinacional puede ser el eje aglutinador de un nuevo bloque de poder. Desde dicho espacio subalterno, hoy se cuestiona al régimen político y al patrón de acumulación capitalista.
Atravesando los mares y la espesura selvática, las voces fueron hilándose, brindando reflejos, tonalidades, matices. La actualización analítica sobre la región central de Nuestra América se fue consumando. En ese recorrido, la vía autoritaria para gestionar el conflicto social apareció de forma reiterada. En el caso de El Salvador, un fuerte presidencialismo escoltado por fuerzas coercitivas hoy no da lugar a alternativas. Melissa Salgado alertó sobre esta situación, y dilucidó que la integración neoliberal se profundizará. En dicho país, las multinacionales inciden en los territorios sin mediación estatal. El gobierno sólo interviene cuando hay que controlar a la población, o bien para aplicar legislaciones en detrimento de los trabajadores, como fue la reciente ley de teletrabajo.
En México, el triunfo de López Obrador ha generado ciertas esperanzas. Es un cambio en la correlación de fuerzas continental. Ahora bien, los lazos de dependencia con Estados Unidos, y el programa desarrollista que se impulsa desde el gobierno, da señales del alcance que tendrá el mismo. Lucio Oliver consideró que es un momento próspero para desplegar una guerra de posiciones, por lo que resulta necesario profundizar la democracia en todos los ámbitos. Aprovechando el deseo social despierto con el cambio presidencial, propuso ampliar el trabajo en los barrios y las comunidades, sin voluntarismos, hacia una dirección común del Estado. “Es una oportunidad histórica para México. Por primera vez en setenta años los trabajadores pueden tomar riendas en el Estado para hacer transformaciones”, concluyó Oliver.
Les oradores coincidieron en que la crisis conlleva un recrudecimiento del capital. La ofensiva hacia los pueblos implicará recortes severos en programas sociales y salarios. Por eso, para Magdiel Sánchez, es necesario denunciar las medidas neoliberales de todos los gobiernos, incluidos los progresistas. En el caso mexicano, el crecimiento económico dependerá de las comunidades campesinas, y según Magdiel, los intentos por mayor productividad expansiva tensionarán a las bases que apoyan al presidente. “Puede cambiar el nombre, “pos pandemia”, “nueva realidad”, pero, de cualquier modo, se exacerbará la violencia hacia los pueblos”, culminó el joven activista.
Así llegamos al final de este intercambio de voces y escuchas, en el que se entretejieron diversos horizontes, desde las luchas sociales de México, el Caribe y Centroamérica. El panorama presentado anuncia una trama conflictiva para los pueblos que cohabitan la región. La lucha como fuerza vital polisémica de las clases subalternas fue revalorizada. Las redes de cooperación y reciprocidad que se han extendido ante la pandemia, en las comunidades rurales y urbanas, visibilizan otros modos de vida posibles al impuesto por el neoliberalismo. A su vez, la pelea por formas políticas que respondan a las necesidades de las poblaciones, pareciera ser un eje a seguir de cerca. Al igual que la capacidad de incidencia, producción y dirección estatal de los movimientos y organizaciones populares. Quedan dos encuentros por delante: el 17 de Julio referido a la región andina y el 24 Julio sobre el Cono Sur. Quizás, como expresó Micherline, el intercambio de iniciativas, semillas y alternativas para la subsistencia, sea lo más esperanzador que nos deja esta realidad de miseria y dolor regional. Quizás, estos encuentros, una posibilidad para hallar caminos comunes.
Panelistas: Monica Mazariegos (Guatemala) – Melissa Salgado (El Salvador) – Magdiel Sánchez (México) – Camille Chalmers (Haití) – Lucio Oliver (México) – Moderó: Carolina Bautista. Organizó: Grupo de Trabajo CLACSO Estados en Disputa.
Ver el video completo del conversatorio
[1]* Facilitador del Grupo de Trabajo CLACSO Estados en disputa.
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