Opinión: La democracia como contención

 Opinión: La democracia como contención

De la manipulación electoral a la hegemonía coercitiva:
el Estado como condensación de la lucha de clases en tiempos de tutela imperial

Preparado por: Galel Briceño
Especialista en estudios económicos y
sociales de la Secretaría de Planificación Estratégica
Miembro de la Asociación Hondureña de Sociología

Las elecciones generales hondureñas el 30 de noviembre de 2025, no constituyen una anomalía institucional ni una crisis técnica aislada, sino un episodio estructuralmente coherente con el control político viciado del proceso democrático. A través de una cronología analítica y una bitácora de estos días de penumbra política, esta breve lectura examina cómo el sistema electoral operó como un dispositivo estatal de administración parcializada del conflicto, articulando diseños institucionales restrictivos, prácticas de manipulación electoral y una persistente injerencia estadounidense.

Desde una perspectiva crítica, se argumenta que la democracia hondureña funciona bajo una lógica de contención, donde la competencia electoral existe, pero la redistribución efectiva del poder permanece severamente limitada a las manos de la injerencia estadounidense y de las configuraciones de clase dominantes, representadas en los partidos neoconservadores Liberal y Nacional.

Elecciones y Estado: una clave de lectura estructural para estos días

Para inciar este recorrido de días post-elecciones del 30 de noviembre, necesitamos tener claro que las mismas elecciones no son eventos neutrales ni instancias técnicas separadas de las relaciones de poder. Por lo tanto, yo instaría a que miremos el sistema electoral como parte del Estado en sentido relacional, es decir, como una condensación material de relaciones de fuerza entre clases y fracciones de clase hondureñas (Poutlanzas , 1978). En este marco, la función central de estas y las demás elecciones de Honduras, no ha sido únicamente seleccionar autoridades, sino regular el conflicto político, establecer límites a la disputa y producir legitimidad para un orden social determinado y orden de clases determinado.

En esta sociedad profundamente desigual, esta función reguladora adquiere un carácter particularmente intenso, justo como lo estamos viviendo en estos días grises de crisis política prolongada. Vemos que la desigualdad no se expresa solo en la distribución del ingreso, sino también en la distribución del poder político, de las capacidades organizativas y de las posibilidades reales de incidir sobre el Estado (Therborn , 2013 ). Las elecciones, lejos de corregir estas asimetrías, tienden a reproducirlas cuando el diseño institucional y la administración del proceso están capturados por fracciones dominantes. Y bueno, ya vimos cómo las configuraciones de clases dominantes hondureñas, han demostrado cómo la elección de las mayorías puede ser anulada por los intereses que estas minorías poderosas tengan entre manos.

Esta clave analítica y crítica, resulta fundamental para comprender lo ocurrido a partir del 30 de noviembre de 2025. A continuación, les presento una bitácora interpretativa de estos 17 días, sobre los hechos que hasta ahora se han suscitado en la arena política:

El 28 de noviembre: el indulto a Juan Orlando Hernández como injerencia cínica y reordenamiento del campo político

El anuncio del indulto que condescendió Donald Trump a Juan Orlando Hernández, dos días antes de las elecciones, constituyó un hecho político de alta densidad estructural (Heraldo E. , 2025a). Esto, no se trató de una decisión aislada del sistema judicial estadounidense, sino de una intervención política cínica externa, que reconfiguró el contexto electoral en un momento crítico.

La literatura sobre injerencismo estadounidense permite interpretar este acto como parte de una mentalidad jerárquica persistente en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina, donde la democracia es secundaria frente a la estabilidad geopolítica y a la protección de intereses estratégicos (Schoultz , 2018 ). Desde el golpe de Estado de 2009, Honduras se convirtió en un caso paradigmático de esta lógica. Como documenta Frank (2018), el país fue sometido a un ciclo prolongado de des-democratización tolerada y funcional a los intereses de Washington.

Desde la economía política global, Robinson (2014 ) ofrece una idea incisiva, y es que el indulto puede entenderse como una acción coherente con los intereses de una clase capitalista transnacional que utiliza aparatos estatales, incluido el estadounidense, para estabilizar territorios estratégicos. Este acto operó como un mecanismo de hegemonía, redefiniendo los límites de lo posible y enviando una señal disciplinadora imperial a los actores políticos locales. No es casualidad que el apoyo haya sido al partido conservador, que entregó la soberanía y el territorio con las Zonas Estratégicas de Desarrollo (ZEDES) a los representantes de grupos corporativos globales afines a Trump, y que además, estén muy interesados en el control geopolítico desde Honduras hacia la región, amenazando continuamente a Venezuela desde el Caribe. 

El 30 de noviembre: jornada electoral y control del sistema electoral

La jornada electoral se desarrolló bajo una competencia cerrada, pero estuvo atravesada por irregularidades estructurales ampliamente denunciadas: acarreo de votantes, amenazas del crimen organizado, clientelismo, compra de credenciales, problemas logísticos y fallas persistentes del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) (Criterio.Hn, 2025).

Como bien lo advierte Norris (1994 ), las elecciones fracasan cuando convergen debilidades estructurales como desigualdad y clientelismo; institucionales, como el diseño de reglas y la administración electoral; e internacional como la presión externa y la observación selectiva. Honduras presentó estas tres dimensiones de forma simultánea, en un mismo día y hasta ahora permanecen en esa llanura.

Y bueno, en ese contexto de tensión, la extensión del horario de votación de 5:00 p. m. a 6:00 p. m. (Radio Progreso, 2025) ilustró con claridad el tipo de prácticas que conceptualiza Sarah Birch (2011) como electoral malpractice, o sea, no necesariamente ilegales, pero sí políticamente sesgadas. En contextos de baja confianza institucional, estas decisiones amplían la discrecionalidad administrativa y erosionan la percepción de imparcialidad. Tal es el control del Partido Nacional en el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Además, en este contexto, hemos de tener bien claro, que los sistemas electorales no son neutros, sino ciertos arreglos institucionales que tienden a concentrar el poder, mientras otros favorecen la inclusión (Lijpart, 1994). En Honduras, el diseño del sistema y su administración han operado históricamente como mecanismos de amplificación de intereses políticos vinculados al bloque dominante, restringiendo la competencia real.

Del 1 al 4 de diciembre: liberación del expresidente Juan Orlando Hernández (JOH) y protesta social, la soberanía bajo disputa

Entre el 1 y el 3 de diciembre se confirmó la liberación del expresidente –que además fue encarcelado por traficante de muchas toneladas de cocaína— Juan Orlando Hernández y se publicó el documento oficial del indulto (Digital, 2025). El 4 de diciembre, organizaciones sociales protestaron frente a la Embajada de Estados Unidos (Heraldo E. , 2025c).

El desplazamiento del conflicto desde el órgano electoral hacia la sede diplomática estadounidense no fue sólo simbólico, sino que expresó una lectura política colectiva sobre el lugar real donde se toman decisiones estratégicas. Si lo miramos en clave de justicia política, esta situación revela una forma de exclusión estructural, donde amplios sectores sociales quedan fuera de los espacios efectivos de decisión, aún, cuando participan formalmente en procesos electorales (Frasser , 2013). Esa sin dudas, fue la ciudadanía develando la máscara del imperialismo, que incide de cínicas maneras en la frágil democracia liberal burguesa que presume representación, pero no representa la voluntad ciudadana.

Esta protesta, además, señaló una crisis de hegemónica que evidencia la incapacidad del bloque dominante, para sostener consenso interno sin recurrir a tutelas externas y actos de poder extraordinarios. Porque claro está, son poderes conservadores impuestos. 

Del 4 al 9 de diciembre: sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) denuncias de fraude y “golpe electoral”

Las fallas del TREP, el conteo lento y la opacidad institucional intensificaron las denuncias de fraude (Heraldo E. , 2025d). En este contexto emergió con fuerza la noción de “golpe electoral”.

Hasta acá, esta lectura de la realidad sería bien ajustada y a la medida de lo que afirma Andreas Schedler (2002) cuando denomina el menú de la manipulación, como repertorio que incluye sesgos preelectorales, control del árbitro, manejo del conteo y uso estratégico de la legalidad. Que además sumamos al cóctel a Cheeseman y a Klas (2018) mostrando que estos mecanismos permiten “arreglar” elecciones sin recurrir al fraude masivo ni a la violencia abierta.

Este tipo de procesos constituye una forma contemporánea de erosión democrática, más eficaz que los golpes clásicos a los que los partidos políticos tradicionales y neoconservadores como el Partido Nacional están acostumbrados, porque preserva la fachada institucional. Pero siguiendo la idea y en conjunción, podemos conceptualizar el caso hondureño como un autoritarismo competitivo, donde la competencia electoral existe, pero se desarrolla en un terreno estructuralmente inclinado por el abuso del mismo poder estatal.

Del 10 al 16 de diciembre: escrutinio especial, cartelización y cierre del bloque de poder

El anuncio del escrutinio especial de más de 2,700 actas (Hondudiario, 2025) no resolvió la crisis. Las disputas por la integración de las juntas de verificación y las denuncias de boicot político (Contracorriente, 2015) evidenciaron que el problema no era técnico, sino político-estructural.

Así pues, está claro que el llamado del Consejo Hondureño de la Empresa Privada a la estabilidad y al orden (COHEP, 2025) debe leerse desde la tesis del partido cartel (Katz & Mair, 1995), porque en momentos de crisis, partidos e intereses económicos convergen para blindar el sistema, priorizando la gobernabilidad sobre la legitimidad democrática, aunque la ciudadanía esté manifestándose frente a la misma institución electoral denunciando un evidente fraude y golpe electoral.

Por otro lado, la intervención de la Organización de los Estados Americanos (OEA) confirmó los límites de la observación internacional señalados por Hyde (2011) y Kelley (2012)cuando los costos de ser denunciado son menores que los beneficios de manipular, la observación termina funcionando como un dispositivo de legitimación del orden existente.

Balance estructural: democracia administrada y conflicto contenido

Al 16 de diciembre de 2025, Honduras seguía sin resultados definitivos, con miles de actas en disputa y una ciudadanía crecientemente desconfiada y sobre todo conflictuada y polarizada. Y como afirmo al inicio, esta situación no puede explicarse como una anomalía institucional ni mucho menos como una falla en el TREP. Esto no es más que la expresión del funcionamiento normal de una democracia administrada por las configuraciones de clase dominante y sus partidos Nacional y Liberal neoconservadores, en el control del sistema electoral; todo en compañía del imperialismo y sus intereses corporativos en la región. En este panorama, el sistema electoral actúa como un mecanismo de contención del conflicto social, para finalmente imponer los intereses de cualquier otro grupo de poder alejado de los intereses de las grandes mayorías.

En fin, se trató de jugar de nuevo en las reglas de un Estado burgués, que reorganiza la dominación sin abandonar la forma democrática liberal representativa y termina por no representar la voluntad popular. Además, se trata de una hegemonía en tensión que recurre cada vez más a la tutela y a la coerción directa e indirecta del imperialismo. Y finalmente, se trata también de una democracia vaciada de justicia política, que se reproduce en el acceso efectivo al poder y que por lo tanto nos sume en abruptas y violentas desigualdades.


Referencias

Bermeo, N. (2016). On democratic backsliding. Journal of democracy.
Birch, S. (2011). Electoral Malpractice. Oxford University Press.
Cheeseman, N., & Klaas, B. (2018). How to rig an election. Yale University Press
Contracorriente. (2015). Entre denuncias de irregularidades y fraude, sigue estancado el escrutinio especial.
Criterio.Hn. (2025). Resultados electorales bajo la sombra de denuncias de fraude.
Digital, P. (2025). Hernández, indultado por Trump.
Frank, D. (2018). The long Honduran Night. Haymarket Books.
Frasser, N. (2013). Scales of justice. Polity Press.
Heraldo, E. (2025a). Donald Trump indultará a Juan Orlando Hernández.
Heraldo, E. (2025b). El Heraldo Documento: Trump otorgó perdón total a JOH.Heraldo, E. (2025c). Protestan frente a Embajada de EE.UU. Contra indulto a JOH.
Heraldo, E. (2025d). Fallas del TREP y conteo lento.
Hondudiario. (2025). CNE prevé iniciar escrutinio especial.
Hyde, S. (2011). The pseudo-democrat’s dilemma. Cornell University Press.
Katz, R., & Mair, P. (1995). Changing models of party organization and party democracy.
Kelley, J. (2012). Monitoring democracy. Princeton University Press.
Lijpart, A. (1994). Electoral systems and party systems. Oxford University Press.
Norris, P. (1994). Why electoral integrity matters. Cambridge University Press.
OEA. (2025). Informe MOE/OEA Honduras.
Poutlanzas, N. (1978). Estado, poder y socialismo. Verso.
Privada, C. H. (2025). COHEP.
Progreso, R. (2025). Comunicado: se amplía el horario de votación.
Robinson, W. (2014). Global capitalism and the crisis of humanity. University Press.
Schedler, A. (2002). The menu of manipulation. Journal of democracy.
Schoultz, L. (2018). In their own best interest. Harvard University Press.
Therborn, G. (2013). The killing fields of inequality. Polity Press.
Way, L., & Levitsky, S. (2010). Competitive authoritarism. Cambridge University Press.


Foto Douglas Vargas


Este texto expresa la posición de su autor y no necesariamente la de los centros e instituciones que componen la red internacional de CLACSO, su Comité Directivo o su Secretaría Ejecutiva.