Hacia una ciencia más justa e inclusiva: comprendiendo la circulación del financiamiento internacional en el Sur Global
Nuevo proyecto de FOLEC-CLACSO, CWTS y SIRIS Academic para rastrear los circuitos internacionales de financiamiento científico y su influencia en los sistemas y agendas de investigación
En un contexto global marcado por profundas asimetrías en el acceso a los recursos para la investigación, el proyecto Rastrear la circulación del financiamiento para la investigación en el Sur Global para una ciencia más transparente e inclusiva propone una agenda de trabajo orientada a visibilizar, analizar y transformar los modos en que circulan los fondos internacionales en ciencia y tecnología. El proyecto, financiado por International Development Research Centre (IDRC) de Canadá, está liderado por el Foro Latinoamericano de Evaluación Científica (FOLEC) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en articulación con el Centre for Science and Technology Studies (CWTS) de la Universidad de Leiden y Siris Academic.
El proyecto parte de la premisa que los circuitos de financiamiento internacional no son neutros, sino que responden a estructuras históricas, relaciones de poder, y decisiones políticas que inciden directamente sobre qué conocimientos se priorizan, quiénes los producen y para qué fines. A menudo, estos fondos se presentan bajo el marco de la cooperación internacional, pero en la práctica pueden reproducir lógicas de dependencia, concentración y exclusión.
Para abordar esta problemática, el equipo desarrolla una estrategia de investigación que combina el análisis de bases de datos bibliométricos y de proyectos, la revisión crítica de literatura y el diseño de herramientas que permitan visualizar los circuitos de financiamiento. Además, el proyecto incorpora la construcción de espacios de diálogo con investigadores, autoridades científicas y tomadores de decisión de América Latina y otras regiones del Sur Global.
El objetivo es doble. Por un lado, buscamos generar conocimiento cuantitativo robusto sobre cómo circulan los fondos, con qué lógica y qué impactos tienen. Por otro, proponemos alimentar debates públicos e institucionales sobre la necesidad de avanzar hacia formas de financiamiento más equitativas, contextualizadas y alineadas con las prioridades sociales y científicas de los países del Sur. En este blog, presentamos la motivación y los objetivos del proyecto.
Dinámicas desiguales en la circulación del financiamiento internacional
Como parte de sus actividades iniciales, el proyecto llevó a cabo una revisión sistemática de literatura gris —incluyendo informes técnicos, documentos institucionales y materiales elaborados por organismos multilaterales, agencias de cooperación y fundaciones privadas— con el objetivo de caracterizar los principales rasgos del financiamiento internacional en ciencia y tecnología en los países del Sur Global. Esta revisión permitió identificar desafíos estructurales y tendencias persistentes.
Uno de los problemas más notables identificados es el desequilibrio en las capacidades de investigación. Las diferencias entre los ecosistemas científico-tecnológicos del Norte y del Sur están marcadas por la dotación subóptima de recursos humanos, infraestructuras limitadas, escasa vinculación con otros sectores y las debilidades institucionales en muchos países del Sur. Esta situación genera un círculo vicioso: el acceso desigual a los fondos internacionales tiende a beneficiar a una élite científica ya consolidada dentro de cada país, y refuerza la concentración de oportunidades, dejando fuera a actores emergentes o periféricos.
A esto se suma la tendencia a imponer agendas de investigación predefinidas. En numerosos esquemas de cooperación, los temas y marcos de investigación ya están establecidos por los financiadores del Norte antes de involucrar a los socios del Sur. Esta lógica de “proyectos llave en mano” reduce el margen de los equipos locales para formular preguntas relevantes a sus contextos. Además, desatiende la dimensión situada de los problemas, debilitando la posibilidad de construir soluciones pertinentes desde el Sur.
Otro eje crítico es la propiedad del conocimiento y el acceso a los datos. Las investigaciones financiadas internacionalmente muchas veces dejan los datos y resultados bajo el control exclusivo de las instituciones líderes del Norte. Esta práctica no solo impide a los equipos locales continuar desarrollos sobre esas bases, sino que también limita su reconocimiento y visibilidad como productores de conocimiento. Estas situaciones han sido caracterizadas como formas de extractivismo académico o científico, especialmente en América Latina.
La revisión también destaca los desequilibrios en la toma de decisiones. Las instituciones del Sur suelen participar en calidad de ejecutoras, incorporándose en fases avanzadas del diseño de los proyectos o como miembros marginales de comités asesores. Esta distribución desigual del poder decisorio impide la apropiación local de los procesos científicos y consolida estructuras de gobernanza externas.
Finalmente, la falta de transparencia aparece como un problema transversal. La información sobre los montos, condiciones, actores involucrados y resultados esperados de los fondos muchas veces no está sistematizada ni es de acceso público. Esta opacidad dificulta la rendición de cuentas a las comunidades locales, impide el monitoreo y limita la posibilidad de evaluar impactos reales. Además, afecta tanto a las comunidades científicas como a las sociedades que deberían beneficiarse de los resultados de la investigación.
Estos hallazgos de la revisión de literatura muestran que los problemas en torno al financiamiento internacional no radican únicamente en su volumen, sino en su diseño, circulación y gobernanza. Avanzar hacia esquemas más justos implica no sólo redistribuir fondos, sino también transformar los mecanismos de toma de decisión, fomentar la coproducción de agendas y asegurar condiciones de transparencia y acceso equitativo a los datos y resultados.
La integración subordinada: claves para entender una inserción desigual en la ciencia global
El diagnóstico elaborado por la revisión de literatura dialoga de manera profunda con la noción de integración subordinada, desarrollada por el sociólogo argentino Pablo Kreimer. Este concepto permite comprender cómo, a pesar del creciente proceso de internacionalización, la ciencia producida en el Sur Global se inserta en el sistema global en condiciones estructuralmente desiguales, sin alcanzar plena autonomía ni capacidad de incidencia sobre las agendas de investigación ni sobre el aprovechamiento de los resultados obtenidos.
La integración subordinada refiere a un patrón específico de inserción en redes científicas internacionales, donde los equipos del Sur logran reconocimiento formal y acceso a circuitos de prestigio —como grandes consorcios y convocatorias internacionales—, pero a cambio de asumir roles eminentemente técnicos y subordinados. En lugar de liderar conceptualmente los proyectos, los grupos periféricos suelen ocuparse de tareas como la recolección de datos, el testeo de hipótesis o la validación de protocolos desarrollados en el Norte (Kreimer, 2006, 2010; Kreimer y Zabala, 2006).
Esta forma de participación restringida se sostiene a través de una serie de mediaciones institucionales, políticas y epistémicas que operan de manera simultánea. Por un lado, la dependencia de fondos externos condiciona las temáticas que se investigan, ya que los recursos disponibles suelen estar atados a prioridades definidas desde fuera del contexto local. A esto se suma la presión ejercida por los sistemas de evaluación científica, que tienden a valorar exclusivamente ciertos indicadores cuantitativos —como el número de publicaciones, las citas recibidas o la capacidad de captar fondos internacionales—, desplazando otras formas de producción de conocimiento relevantes para el entorno inmediato. Además, estos sistemas de evaluación están fuertemente alineados con la hegemonía de criterios y estándares establecidos en los centros del Norte, que operan como marcos de validación exclusivos y excluyentes, reforzando las jerarquías existentes y limitando la diversidad epistémica (Kreimer, 2011; Feld y Kreimer, 2020).
Kreimer también advierte sobre el riesgo de consolidar una “ciencia hipernormal”: altamente sofisticada en términos técnicos, pero conceptualmente rutinaria, carente de innovación situada o pertinencia social. En este escenario, los conocimientos producidos —aunque válidos y reconocidos— tienen escasa posibilidad de traducirse en políticas, tecnologías o intervenciones significativas en los contextos donde se originan. Este fenómeno ha sido nombrado como CANA: Conocimiento Aplicable No Aplicado (Kreimer y Thomas, 2005; Kreimer y Zabala, 2006).
Asimismo, Kreimer plantea que la subordinación no afecta solo a los investigadores, sino también a los objetos de investigación. Problemas del Sur —como enfermedades endémicas, conflictos territoriales o sistemas productivos locales— deben “legitimarse” frente a marcos cognitivos impuestos desde afuera, dificultando la emergencia de una ciencia orientada a las prioridades sociales del propio entorno (Herrera García & Kreimer, 2022).
En suma, la integración subordinada describe una inserción ambigua: los actores del Sur son incluidos, pero bajo condiciones que refuerzan su dependencia técnica y conceptual. Esta dinámica evidencia que no basta con participar en redes globales: es necesario disputar las reglas de esa participación, ampliar los márgenes de decisión y construir capacidades que permitan liderar agendas científicas desde y para el Sur.
Instancias participativas: el Consejo Asesor y la Consulta Estratégica del proyecto
Una de las fortalezas del proyecto es su apuesta por el trabajo colaborativo y multiactoral. Desde sus primeros pasos, se conformó un Consejo Asesor con especialistas de diversos campos y regiones, que funciona como espacio de reflexión crítica, validación metodológica y orientación estratégica. Este consejo incluye referentes institucionales de agencias nacionales de ciencia y tecnología, académicos del campo CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad), y representantes de organismos multilaterales.
En junio de 2025, en el marco de la X Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (CLACSO 2025) realizada en Bogotá, organizamos una Consulta Estratégica sobre los flujos de financiamiento internacional en ciencia y tecnología (Norte–Sur). La jornada reunió a funcionarios, investigadores y especialistas para debatir de forma abierta sobre la arquitectura actual del financiamiento internacional, sus impactos y las alternativas posibles.
Durante el encuentro se identificaron desafíos clave: la fragmentación de los datos disponibles, la falta de tipologías claras para clasificar los fondos, la escasa participación del Sur en las fases iniciales de diseño de proyectos, y la necesidad urgente de construir mecanismos de financiamiento más soberanos. También se propusieron acciones concretas: impulsar el registro obligatorio de fuentes de financiamiento en las publicaciones, crear visualizaciones accesibles sobre los flujos de fondos, y mapear las redes colaborativas para identificar patrones de concentración o exclusión.
Hacia un nuevo horizonte: autonomía, pertinencia y justicia en la ciencia
Pensar el financiamiento internacional no es una discusión técnica ni exclusivamente económica: es una discusión política, epistémica y ética. En un mundo marcado por crisis múltiples —climática, sanitaria, energética, alimentaria—, resulta indispensable que la ciencia producida en el Sur Global pueda desarrollar agendas propias, orientadas y contextualizadas a los problemas concretos de sus sociedades.
El proyecto “Flujos de fondos científicos” propone una hoja de ruta para ese horizonte: identificar las estructuras de relaciones no equitativas, documentar las trayectorias de los fondos, visibilizar asimetrías, y construir herramientas que permitan pensar alternativas.
Frente a la integración subordinada, es necesario apostar por una integración crítica y soberana, donde la cooperación internacional no reproduzca relaciones de poder, sino que habilite espacios de reciprocidad, aprendizaje mutuo e innovación contextualizada. Se trata, en última instancia, de construir modelos de ciencia que estén al servicio del desarrollo integral, la justicia social y el conocimiento como bien común.