Migrantes y derechos humanos bajo amenaza

 Migrantes y derechos humanos bajo amenaza

Migrar es un derecho humano inalienable. El trato denigrante hacia migrantes deportados por el gobierno de Donald Trump no sólo vulnera derechos fundamentales, sino que también desafía los principios básicos de dignidad humana reconocidos a nivel global.

A tan sólo días de asumir su segundo mandato, Donald Trump ha implementado una serie de medidas migratorias que generan preocupación en América Latina y el mundo. Las políticas incluyen deportaciones masivas, despliegue militar en la frontera con México y un discurso cargado de estigmatización hacia las personas migrantes, calificándolas como “criminales” y “amenazas”. Las acciones recientes evidencian un patrón de deshumanización que afecta gravemente a comunidades enteras.

Denuncias desde Brasil y Colombia

El gobierno brasileño, encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su indignación tras el arribo de un vuelo de deportación procedente de Estados Unidos en el que 88 brasileños fueron sometidos a condiciones inhumanas. Según denuncias oficiales, los pasajeros llegaron atados de pies y manos, sin acceso a agua potable ni condiciones básicas de salubridad. Algunos reportaron temperaturas extremas y desmayos debido al mal funcionamiento del aire acondicionado de la aeronave.

“El respeto a los derechos humanos es un pilar de nuestro estado democrático. No toleraremos tratos degradantes hacia nuestros ciudadanos”, enfatizó el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, tras reunirse con autoridades locales en Manaos para coordinar una respuesta formal al gobierno estadounidense.

Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, rechazó la llegada de dos aviones militares con migrantes deportados. “Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con dignidad. Colombia recibirá a nuestros connacionales en aviones civiles, sin esposas ni cadenas. Nuestro país se respeta”, afirmó Petro en un comunicado difundido en redes sociales.

Ambos gobiernos coinciden en condenar el uso de tácticas que equiparan a los migrantes con criminales, reclamando que las deportaciones se realicen con humanidad y en concordancia con los tratados internacionales que protegen a las personas migrantes.

Desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) se reafirma que las migraciones y la movilidad son un derecho humano que debe ser garantizado por los estados, bajo principios de respeto, solidaridad y no discriminación. Las acciones de la administración Trump constituyen una violación flagrante a los convenios internacionales de derechos humanos.

En momentos de crisis, el liderazgo colectivo de América Latina es crucial para alzar la voz contra estas injusticias y defender a las personas migrantes. CLACSO hace un llamado a la comunidad internacional para que exija un cese inmediato de las políticas de deportación masiva y un compromiso real con la dignidad humana.

Migrar no es un delito. Es un derecho humano.