“La fiscalía de Guatemala continúa capturada por las redes político-criminales”
Entrevista exclusiva con Bernardo Arévalo de León, Presidente de Guatemala, en el marco del Coloquio Internacional “Ciencias sociales y violencias en Centroamérica: entre asedios y resistencias”, organizado del 4 a 6 de diciembre en Ciudad de Guatemala, una iniciativa conjunta del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, los Centros Miembros de CLACSO en Centroamérica y los Grupos de Trabajo CLACSO “Violencias en Centroamérica”, “Feminismos, resistencias y emancipación” y “Ruralidades y transiciones políticas en Centroamérica y Colombia”.
-Señor Presidente gracias por recibirnos en su casa y además en su despacho que usted habita hace menos de 11 meses. En pocas palabras: ¿Cómo encontró este país hace 11 meses y cuáles son las primeras señales de su nuevo gobierno?
-Encontramos el país al borde de una crisis política profunda, con la posibilidad de la elección de un gobierno que sencillamente confirmara y profundizara la captura del estado y que se había venido gestado a lo largo de varios gobiernos por redes político criminales: utilizar el sistema político y el sistema de partidos como trampolín para llegar a ejercer puestos públicos desde el nivel local hasta el nivel nacional con el objeto de dedicarse al enriquecimiento personal espurio y a la gestión de intereses espurias. Nosotros hemos sido una opción política que quedó electa de manera improbable desde el punto de vista de los análisis prospectivos que se hacían; quedamos en la primera vuelta en segundo lugar, lo que nos permitió entrar a la segunda vuelta, donde avanzamos y logramos una victoria contundente que se constituyó en un mandato para precisamente asumir ese rescate de las instituciones democráticas, la lucha contra la corrupción y la lucha por la transparencia: fue fundamental en nuestro programa de gobierno como condición esencial para lograr llevar el desarrollo a un pueblo que lo ha estado esperando durante siglos y cuyos intereses han estado siempre marginados a distintos grupos y en este caso por estas élites político criminales. De manera que sabíamos lo que íbamos a encontrar, desafortunadamente sabíamos también que íbamos a encontrar: un estado que en partes fundamentales cómo la fiscalía continuaba capturado por esas redes político criminales, con una bancada comparativamente fuerte en el Congreso de la República, porque somos la tercera en tamaño pero sumamente fraccionado y en todo caso una bancada minoritaria, lo cual nos colocaba en una posición complicada en el Congreso de la República y con la tarea de hacer dos batallas simultáneamente. Por un lado, la que corresponde a precisamente cumplir la visión de lograr que las instituciones empiecen a generar el desarrollo en los distintos órdenes como la educación, la salud y la agricultura; y por el otro, defendernos de las agresiones que comenzaron desde el primer día con intentar de evitar que nosotros asumiéramos y que han continuado hasta el día de hoy. De manera que ha sido un año intenso y complicado, pero un año donde hemos logrado avances significativos: cuando uno empieza a ver en términos puros y duros de datos la gestión comparativa en el Ministerio de Salud, el Ministerio de Educación o en términos como política de vivienda comparativa a los gobiernos anteriores.
-¿Y cuál es la importancia de la integración regional inclusive continental para gobiernos como el de usted y para poder respaldarse en otros gobiernos afines, progresistas y democráticos?
-Lo primero, es constatar el hecho de que la mayoría de problemas que estamos enfrentando en este mundo los gobiernos y los pueblos tienen aristas que van más allá de las fronteras de tipo regional o internacional. Y muchas veces son en sí mismos problemas de tipo regional. La migración no es un problema de Guatemala, no es un problema de los Estados Unidos, es un fenómeno regional que tenemos que entender en la medida que este movimiento de personas puede generar problemas y retos a los gobiernos para enfrentarlo: como el crimen organizado, el narcotráfico, el medio ambiente también o los temas del desarrollo y la vinculación que tiene con el comercio. Todos esos son temas que ningún país puede abordar de manera aislada, menos un país relativamente pequeño como lo es Guatemala. Y en ese sentido, la capacidad de establecer un marco de relaciones con los países de la región, especialmente con aquellos que tienen intereses comunes y una visión política común pasa a ser fundamental para facilitar la gestión de gobierno.
-Usted habló de migración y obviamente es una problemática de la región y de Guatemala. Tengo entendido que en Guatemala hay tres ejes distintos: hay guatemaltecos y guatemaltecas que emigran, es un país de paso y son receptores de migrantes regionales. ¿Cómo están encarando esta realidad?
-Sí, somos país emisor, somos país de paso y somos país receptor. Precisamente ese es uno de los temas donde desde un comienzo nosotros hemos hecho claro que el abordaje tiene que ser regional. Hemos establecido espacios de trabajo con México por ejemplo para abordar cuestiones de espacios trilaterales y tenemos un espacio de trabajo sobre el tema de migraciones con Estados Unidos y México. Somos parte además del espacio para trabajo sobre migraciones que se ha creado en el marco de la Cumbre de las Américas, en la cual organizamos una reunión donde participaron los ministros responsables de estos temas de los distintos países del hemisferio. Creemos que la dimensión del problema sólo puede ser enfrentada de una manera razonable si lo hacemos entendiendo el papel que cada uno de nosotros, como estado, cumple dentro de ese fenómeno regional y haciéndolo de manera colaborativa sobre la base de principios fundamentales. Para nosotros, por ejemplo, un principio fundamental fue un compromiso que asumimos para tratar a los migrantes que pasan por nuestro país de la misma manera como exigimos que traten a nuestros connacionales a su paso por otros países o a su llegada a otros países: con pleno apego a derechos humanos en respeto a su dignidad y con la búsqueda de soluciones que al final lo que hagan es que las migraciones se vuelvan migraciones ordenadas, regulares y sobre todo seguras para los migrantes.
-A partir del 20 de enero de 2025 con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ¿usted avizora alguna complicación o algún cambio?
-Cambios evidentemente va a haber, llega una administración que ha colocado el tema de la migración como tema central en el marco de su campaña electoral y su gestión de gobierno. Nosotros hemos estado dándole seguimiento a estos posicionamientos, tenemos una serie de contactos que ya hemos establecido con funcionarios de la futura administración Trump, independientemente de los cambios que haya en el marco de ese discurso adoptado hay que tener la capacidad de encontrar las fórmulas para poder trabajar con la administración norteamericana y con los otros países de una manera que alcance esos principios de respeto a los derechos de los migrantes que hemos mencionado.
-Y para terminar señor presidente, hablemos un poco de las ciencias sociales… ¿Qué importancia e incidencia tienen dentro de esta realidad latinoamericana y caribeña tan cambiante y conflictiva por momentos?
-Yo soy sociólogo, me formé en Ciencias Sociales. Las ciencias sociales nos permiten entender los fenómenos que están pasando en nuestros países con una perspectiva de mayor profundidad y granularidad de las perspectivas normales que generalmente se manejan en espacios periodísticos. El problema es cómo unir esta comprensión de mayor calado con el desarrollo de una práctica política y estrategias de políticas que efectivamente reconozcan y respondan a ese a ese conocimiento más serio, granular y de mayor calado que tienen las ciencias sociales y no respondan únicamente a los reflejos que muchas veces se generan en el contexto de la práctica política cotidiana.
Entrevistó Eric Domergue
Realización Guido Fontán
Fotografía: Daniel Hernández Salazar
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