«La polarización ideológica tiene mucho que ver con la importancia de la educación superior»

 «La polarización ideológica tiene mucho que ver con la importancia de la educación superior»

En el marco del XIV Congreso Internacional de Educación Superior «Universidad 2024» en La Habana, Cuba, y el Foro “Educación superior y transformación social”, organizado por CLACSO el 6 de febrero, habló con CLACSO.tv Francesc Pedró, Director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC).


– Las disputas de poder también están en la educación superior y ésta cumple un rol central en el marco de las democracias. ¿Cuáles son los desafíos actuales de la educación superior?

– Muchos de los desafíos de la educación superior son compartidos a escala global, en particular en el ámbito ideológico-político. Porque la polarización de nuestras sociedades hasta extremos insospechados, sobre todo del lado de las políticas de extrema derecha, es un fenómeno que no habíamos vivido con esta actitud tiempo atrás. Incluso diría que, en cierto sentido, algunas de las políticas que se están enunciando suponen el riesgo de un retroceso muy importante.

Esto se produce además en un contexto en el que, a pesar de que da la sensación de que lo hemos olvidado, salimos de una pandemia, lo cual significa indudablemente la necesaria reestructuración del gasto público, de la inversión pública. En este contexto, tenemos la mala fortuna en educación superior de que, en primer lugar, formamos parte del paquete educativo, que no es en medio de la recuperación económica un paquete interesante para todo el mundo, hay otras fuentes de gasto público que parecen más acuciantes en este momento. Y en segundo lugar, dentro del paquete del sector de educación, mucha gente sigue considerando a la educación superior como un lujo reservado para una minoría. Entonces, no es extraño que estemos asistiendo a una progresiva reducción del gasto o de la inversión pública en educación superior. Por lo tanto yo diría que el contexto no es especialmente favorable.

Pero además, esa polarización ideológica también tiene mucho que ver, paradójicamente, con la importancia que tiene la educación superior, que es el lugar en el que se produce aproximadamente el 80% de la producción científica de toda la región. Por lo tanto, quien controla esa producción científica, controla en el fondo el devenir de un país y el devenir de la ciencia, es decir puede invertir más en este sector en lugar de en otro.

A su vez, aún al día de hoy la educación superior tiene un papel central en la formación de un pensamiento crítico con respecto a la sociedad.  Esto se ve con claridad en el hecho de que en realidad, aunque no queramos reconocerlo, la educación superior sigue formando a las élites intelectuales y de poder de nuestros países. Claro, no es lo mismo formarlas en un pensamiento orientado a la maximización de los beneficios que en un contexto en el cual lo que se espera de ellos es que ayuden a la sociedad a levantar cabeza. Entonces, creo que eso explica esa polarización y por qué la vemos reflejada ahora en educación superior.

– ¿Hay datos concretos de cómo fue esa salida de la pandemia?  Se conocieron datos bastante claros con respecto a la educación secundaria y la primaria: de la universidad, ¿qué se sabe?

Me encanta que me haga esta pregunta, porque realmente no sabemos apenas nada. Da la sensación de que la vuelta a las aulas en educación superior se saldó como si no hubiera pasado nada. Parece que en educación superior nadie quiere reconocer que de hecho ha habido una pandemia con unos efectos ignotos, desconocidos, que no se han cuantificado. Cosa que sí se ha hecho en el sector escolar, donde sabemos el impacto incluso económico que pueden tener las pérdidas de aprendizaje.

Por eso, nuestro instituto está trabajando sobre la cuantificación de las pérdidas de aprendizaje. Y quisiera compartir uno de los primeros hallazgos preliminares que tenemos: durante la pandemia, los estudiantes que estaban ya bien posicionados en términos de capital cultural capital social, capital tecnológico, que estaban acostumbrados por ejemplo a estar conectados en casa o que saben perfectamente qué es lo que pueden encontrar, sacaron un partido positivo del paso por la pandemia. Es curioso, porque es probable que “aprendieran más” durante la pandemia que si hubieran ido a clase. Esto es paradójico. En cambio, en el otro extremo, en los quintiles más desfavorecidos, es totalmente al contrario, es decir, no existía ni el capital tecnológico, ni el capital cultural, ni probablemente la propia experiencia y por tanto sus aprendizajes empeoraron drásticamente con respecto a lo que hubiera sido la experiencia tradicional de asistir a clase.

Esto no es algo que tenga que ver sólo con la experiencia latinoamericana, es algo que estamos encontrando en muchos países. Sin embargo, me sigue sorprendiendo el hecho de que esta conversación no tenga lugar. Me parece que es responsabilidad de la UNESCO y tal vez de CLACSO también y de otros organismos poner en agenda esta cuestión. Porque detrás de todo hay una cuestión de inequidad de aprendizaje: no solo de pérdida, sino de inequidad en la pérdida. Concretamente, las condiciones materiales con las cuales la gente llega a estudiar evidentemente son muy determinantes para poder estudiar. Incluso en el supuesto de que hubiera habido unas buenas condiciones de conectividad, lo cierto es que la experiencia de uso de esas tecnologías estaba de un lado, pero no del otro. 

– Volviendo a lo que comentabas al inicio de esta charla, vimos situaciones de desfinanciamiento de la educación superior en varios países de Nuestramérica. Pero en el marco de eso, también la libertad académica parece estar en riesgo, no solo por la desfinanciación sino por el cierre concreto de algunas divisiones de investigación. ¿Hay un riesgo a la democracia interna dentro de la educación superior?

Más que eso. De hecho, si se me permite, quiero hacer una referencia al trabajo de otra instancia de Naciones Unidas que es la relatora del derecho a la educación, que está preparando en estos mismos momentos un informe sobre el estado de la libertad académica en el mundo que se va a presentar el próximo mes de junio. Yo tomo eso como una indicación de la preocupación que en el contexto de Naciones Unidas hay por la decadencia de la libertad académica. Y eso tiene diversos componentes.

El primero, muy claro, es que tradicionalmente los campus universitarios eran lugares en los que se podía hablar de todo y podía hablar todo el mundo. Y empieza a haber circunstancias, empezando por países desarrollados, por ejemplo Estados Unidos o el Reino Unido, donde ya no se puede hablar de todo, donde hay censura. En segundo lugar, hay un aspecto importante que se vive en algunos países en América Latina que es el auge de la vigilancia, es decir que determinadas cosas que circulan, por ejemplo en las redes sociales, son objeto de censura por parte de las autoridades universitarias. Y en tercer lugar, por supuesto tenemos una creciente intervención de algunos gobiernos en la dirección de las instituciones. Hemos visto, por ejemplo, la desaparición de ocho grandes universidades en Nicaragua, empezando por una que fue sobradamente reconocida en todo el mundo por su defensa de los Derechos Humanos.

Naciones Unidas, la UNESCO en particular, nuestro instituto, hemos denunciado esa situación como algo absolutamente intolerable, pero está sucediendo. Entonces, volviendo a la cuestión inicial, esa polarización se traduce en la cancelación de un determinado tipo de discursos. En América Latina, hoy en día hay conversaciones en algunos países que no se pueden tener en educación superior. Como por ejemplo, conversaciones sobre la identidad de género. Esa es la realidad. Al mismo tiempo, tenemos otros lugares donde las instituciones de educación superior, las universidades en particular, continúan siendo bastiones, ya no diría de la libertad académica, sino incluso de la libertad de expresión.

– En ese marco, hay un trabajo conjunto entre CLACSO y UNESCO con respecto a la ciencia abierta, que tiene una intersección fuerte con el tema de libertad académica. ¿Qué significa y por qué es tan central la ciencia abierta para una transformación?

– Yo lo resumiría con una frase creo que muy clara: lo que nos hace humanos es el conocimiento. Cualquier barrera entre nosotros y el conocimiento se vuelve en un proceso de alienación o de deshumanización. En la práctica, particularmente en esta región, buena parte de la investigación y el trabajo académico se financian con fondos públicos. ¿Es aceptable que los resultados de esa investigación estén sujetos a mecanismos, no solo de privatización, sino también de mercantilización? Es decir, que el propio equipo de investigación que produce ciencia en aras de construir un bien público con fondos públicos, cuando quiere leer la recepción de sus trabajos o sus propios trabajos, tiene que abonar.

Lo que sucede también es que estamos en un proceso de cambio cultural, porque la gente piensa, creo que erróneamente, que ciencia abierta significa ciencia gratuita. Pero con frecuencia recibimos, por ejemplo, invitaciones de distintos organismos o instituciones que nos sugieren participar de una publicación abierta. Y nos dicen, bueno pero el costo de esta participación es de dos mil, tres mil, cuatro mil dólares. Entonces, la preocupación que tenemos es que, de todas maneras, alguien tiene que pagar por esa publicación. Creo que hay que deshacer el nudo gordiano sobre que no es lo mismo ciencia abierta que ciencia gratuita, de manera que cuando aplicamos a fondos de investigación, tenemos que incluir necesariamente un capítulo para la publicación. Aunque queramos y abogamos por una publicación abierta, eso tiene un coste. En definitiva, creo que es muy importante que la gente entienda que una cosa es ciencia abierta y otra es ciencia de acceso gratuito. Alguien tiene que hacer ese sobreesfuerzo y yo creo que eso está en manos de los equipos de investigación que tienen que presupuestar en sus proyectos.

– Por último, cuál es la importancia del vínculo entre UNESCO y CLACSO en la construcción de lo que estamos hablando aquí? 

– Nosotros vivimos de CLACSO, porque buena parte de los trabajos e investigaciones que contribuyen a las publicaciones que realizamos proceden de gente que se ha formado en o forma parte de instituciones de CLACSO. Necesitamos sin duda avanzar en el vínculo, porque hay una agenda muy importante para CLACSO que es compartida con UNESCO. Más allá de lo que serían los intereses por la ciencia abierta, nosotros creemos que probablemente el vehículo más importante de comunicación es justamente la educación superior y ahí tendríamos que desarrollar una agenda conjunta.


Si desea recibir más información sobre las propuestas de formación de CLACSO:

[widget id=”custom_html-57″]

a nuestras listas de correo electrónico.