“Reformar la evaluación académica es un desafío importante en América Latina”
Transcripción de la columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 20 de septiembre de 2023
Los principios y valores de la ciencia abierta buscan desarrollar prácticas alternativas que mejoren los procesos de investigación tanto individuales como en equipo de manera colaborativa. También su difusión en la comunicación y su reproducibilidad para poder acelerar la producción y el uso de nuevos conocimientos por parte de la sociedad. Es decir, para que esos conocimientos, resultado de la investigación, puedan ser rápidamente apropiados por la sociedad.
Estamos en un momento en que hay recomendaciones, lineamientos y regulaciones en distintos niveles para promover e implementar las prácticas de la ciencia abierta. Por lo tanto, surgen también distintos caminos para esa colaboración científica que tiene algunos principios, como la apertura en las crecientes potencialidades para poder involucrar a los distintos ciudadanos y ciudadanas en la producción y la circulación del conocimiento. A su vez, genera retos muy importantes a los sistemas de evaluación.
En definitiva, estamos hablando de la ciencia abierta, la idea del conocimiento como un bien público y de cómo esos dos elementos se articulan en los sistemas de evaluación científica. Uno de los principales cuestionamientos a las prácticas de evaluación dominantes apunta al uso incorrecto y generalizado de indicadores cuantitativos basados principalmente en los índices de impacto de las revistas científicas y en los circuitos principales de publicación (que suelen estar muy asociados a los comerciales).
De esa manera se conforma la evaluación del desempeño académico y científico. Para quienes nos dedicamos a la investigación, poco importa lo mucho que podemos haber hecho en distintos campos si no cumplimos con estos requisitos cuantitativos de publicación e indexación de esas revistas.
Efectivamente, está ocurriendo una práctica más generalizada que queremos transformar. Hay que distanciarse de esas clasificaciones realizadas de manera estandarizada por proveedores, principalmente comerciales, y de los análisis de datos. Existe además una fuerte asociación entre la publicación en revistas de alto impacto y en el ascenso en las tablas de posicionamiento de los rankings para las universidades y los centros de producción de conocimiento.
Hay una necesidad de que la evaluación cuantitativa exista para evaluar el conocimiento, pero respalde la valoración cualitativa. Es decir, que esa valoración sobre el conocimiento y las personas y los sistemas que producen conocimiento sea cualitativo, realizada por especialistas y de acuerdo a los distintos parámetros y misiones institucionales.
Tiene poco sentido evaluar a una persona por su trayectoria científica, académica e investigación, sin ponerla en relación o sintonía con el contexto de producción de ese conocimiento, tanto el contexto nacional como la misión institucional del lugar donde esa persona desarrolla sus actividades.
Desde CLACSO, queremos discutir dichos temas en el seminario “Presentes y futuros de la evaluación académica y la ciencia abierta: debates y perspectivas desde Perú”. Desde 2019 venimos impulsando la transformación de los sistemas de evaluación académica vigentes en nuestra región, poniéndolos en sintonía con los principios y los valores del acceso abierto y de la ciencia abierta que viene siendo fuertemente impulsada a nivel regional. Ese año creamos el Foro Latinoamericano de Evaluación Científica (FOLEC), una decisión desde la Dirección Ejecutiva de CLACSO, que rápidamente se extendió por toda la región sumando cada vez más organizaciones y organismos nacionales de ciencia y técnica que hoy lo integran y discuten estos temas en conjunto.
Ya realizamos tres seminarios internacionales: el primero en 2019 en Ciudad de México, organizado entre CLACSO y el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONACYT) de México, donde se creó el FOLEC. El segundo, en 2021 en Buenos Aires, en paralelo al Foro Abierto de Ciencias Latinoamericanas y del Caribe (CILAC). Y el tercero, en nuestra Novena Conferencia CLACSO 2022, nuevamente en México. Los tres seminarios han permitido movilizar y alcanzar algunos consensos entre distintos actores y organismos internacionales, regionales y gubernamentales, que representan la principal discusión sobre el tema hoy en nuestra región.
El FOLEC también ha elaborado una serie de documentos, pero principalmente está en la etapa propositiva sobre alternativas a estos indicadores dominantes de evaluación. Quiero destacar una de todas estas propuestas: la Declaración de Principios hacia una Nueva Evaluación Académica y Científica para una Ciencia con Relevancia Social en América Latina y el Caribe.
La Declaración fue aprobada por la Asamblea General Ordinaria de CLACSO en México en 2022. Allí se establecen 14 principios, se propone una evaluación de carácter evolutivo, participativo y transparente, que efectivamente garantice una ciencia con relevancia social en la que se valore la ciencia abierta, la evaluación cualitativa y principios que planteen ponderar muy favorablemente el trabajo en equipo y que la comunidad académica participe activamente en la definición de los procesos y los indicadores.
Reformar la evaluación académica es un desafío importante. Necesitamos dar pasos contundentes hacia esa transformación impulsada desde nuestra región latinoamericana y caribeña. Desde CLACSO ya estamos dando esa discusión intercambiando con el Sur global en torno a dichas propuestas.
Y por último, efectivamente la cotidianidad de CLACSO sobre sus diferentes temáticas se ubica en el centro de nuestro trabajo, porque es con este tipo de producción de conocimiento y de evaluación académica que podemos garantizar la producción de conocimiento con relevancia social, articulado con organizaciones y movimientos sociales y con incidencia en el campo de la política pública.
– ¿Por qué la evaluación académica se termina complejizando por no tener impacto social las investigaciones?
– Por dos razones: la primera, porque para publicar en esas revistas de alto impacto necesariamente hay que pasar por el circuito comercial de la publicación científica. Es decir, si uno revisa esas revistas de alto impacto, no son en su gran mayoría de acceso abierto, porque cobran para leer o publicar.
La segunda está en la definición de las temáticas. Para que el conocimiento tenga relevancia social, las temáticas no pueden estar definidas por acuerdos internacionales o por lo que parece ser el mainstream en la producción de conocimiento. Además, la posibilidad de definir agendas de investigaciones en conjunto con organizaciones y movimientos sociales suelen no ser consideradas como un indicador positivo en la generación de conocimiento y el impacto de esas investigaciones.
– Podría haber un o una cientista social que trabaja un tema de enorme incidencia en la comunidad en donde está investigando, pero debe tener el dinero para poder presentar y publicar su trabajo de investigación en una revista científica; y cuando se publica en esa revista se debe abonar para poder leer su contenido. Por lo tanto, hay una relevancia social complicada…
– Si una persona trabaja con un tema relevante para el contexto nacional o para el contexto de una comunidad local determinada, seguramente esos temas no lleguen a incorporarse dentro las prioridades de investigación-publicación de esos circuitos de publicaciones científicas. Entonces, las investigaciones pueden tener un gran impacto a nivel local e incluso nacional, pero luego al momento en que se te evalúa ante una universidad u organismo de referencia va a ser pésimamente evaluado/a, porque no cumplió con ciertos requisitos en la publicaciones de ciertas revistas.
Queremos reclamar que la particularidad de nuestras ciencias también requiere indicadores adecuados a las temáticas que se trabajan en el campo de las ciencias sociales y las humanidades. En definitiva, ésa es la discusión que estamos planteando desde 2019 y que se va retomar en Lima, Perú, en nuestro seminario. Vamos a retomar y consensuar el sentido de la evaluación y sus instrumentos. Además, debemos entender que no estamos hablando de procedimientos técnicos solamente, sino también de decisiones que son de corte en política científica y académica.
– ¿Cómo ves a Nuestra América a la hora de pensar sobre una ciencia abierta y (re)pensar la evaluación académica?
– Se ha avanzado muchísimo, porque es un tema que hoy está en la agenda. En ese sentido, el FOLEC ha contribuido enormemente a visibilizar esta discusión, teniendo en cuenta que Nuestra América es muy heterogénea y diversa y es difícil estandarizarla.
Por ejemplo, se revalorizó la publicación de libros, que por momentos había perdido el valor absoluto, porque la tiranía de las revistas científicas se había impuesto totalmente. En ese sentido, hoy empezamos a observar la revalorización de los libros como mecanismos para la difusión del conocimiento, la apropiación por parte de las sociedades de ese conocimiento científico.
Yo creo que estamos frente a un gran avance. Muchas veces me toca estar del otro lado del mostrador, siendo evaluadora en los sistemas nacionales, tanto en Uruguay como de otros países y debo decir que esa transformación se nota. Desde CLACSO hemos planteado muchas veces la importancia de los libros y hoy en día estamos en ese camino de su (re)valorización. No hay que olvidarse de los intereses desde el punto de vista comercial y la industria que hay detrás de las publicaciones científicas.
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