Alain Touraine (1925-2023)
El viernes 9 de junio falleció el sociólogo francés Alain Touraine, integrante de una generación que intervino activamente en el debate de las ciencias sociales y el pensamiento occidental desde mediados del siglo XX hasta el inicio del XXI. Siempre cercano a la realidad latinoamericana, en 1956 fundó el Centro de Estudios para la Sociología del Trabajo de la Universidad de Chile; dos años más tarde, el Taller de Sociología Industrial de París que dirigió hasta 1993. Su carrera pública la culminó como director de Estudios de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París.
Compartimos la semblanza del Profesor Emérito Gerónimo de Sierra sobre Alain Touraine (1925-2023)
Ha fallecido a los 97 años el sociólogo francés Alain Touraine. Casi sobra la referencia a su nacionalidad, pues su obra se había transformado en un referente de las ciencias sociales en Europa, Estados Unidos y por supuesto América Latina.
Antes de reseñar muy brevemente su inmensa obra (40 libros y varios cientos de artículos) permítaseme referirme a sus vínculos con nuestra facultad y el Uruguay. Visitó tres veces el país, dos de ellas invitado por la comunidad sociológica. Una primera en la inmediata postdictadura a iniciativa del novel Colegio de Sociólogos y una segunda por el Departamento de Sociología -ya en la FCS- para dictar cursos en la Maestría en Sociología, amén de conferencias en el Paraninfo y medios de comunicación. Fueron ocasiones para un intercambio fructífero con docentes de varios departamentos de la facultad, especialmente Sociología y Ciencia Política.
También hizo una tercera visita por invitación del presidente Julio María Sanguinetti, en ocasión de la inauguración en Montevideo del denominado Grupo de Montevideo integrado por expresidentes y personalidades varias.
Cabe señalar también que en lo personal tuve un largo vínculo académico y profesional con el profesor Touraine. Fui alumno suyo varios años en la École Pratique des Hautes Etudes donde cursé parte del grado y los posgrados; realicé bajo su dirección una importante investigación sobre Movimiento Obrero y Desarrollo en la Republica Dominicana en el período de refundación de la sociología en dicho país. Luego fui invitado a formar parte de su equipo como Chef de Travaux en el Laboratoire de Sociologie Industrielle en Paris, justamente en el período del Mayo del 68. En años posteriores volví a trabajar bajo su dirección en el Centre D´Etude des Mouvements Sociaux, en parte de mi período de exilio político.
Formado en Historia y Sociología del Trabajo en la ÉEcole Normale Supérieure, Touraine comienza sus investigaciones centrado en el movimiento obrero y la sociología del trabajo industrial. Allí pasa a desarrollar su teoría de la Sociologie de l´Action y el Sujeto Histórico, con la cual intenta contestar a la sociología de la interacción psico social de inspiración parsoniana. En particular debate con el Estructural Funcionalismo tan dominante en la sociología de los Estados Unidos en esa época.
Posteriormente amplia el estudio del movimiento obrero hacia los nuevos movimientos sociales de la época: el estudiantil, las mujeres y el ecologismo. Analiza el movimiento de Mayo del 68 en Paris, así como en Estados Unidos y Alemania. Investiga luego sobre Solidarnosk, y varios movimientos emergentes, hasta enfocarse en el Movimiento Zapatista y su evolución, habiendo concurrido a México en dos ocasiones con ese motivo. Cresa un método específico para el estudio de los movimientos sociales llamado Intervención Sociológica.
Su principal vocación era relatar los conflictos de la sociedad y descifrar las transformaciones de lo que él llamaba el mundo posindustrial, donde los movimientos sociales eran “el motor de los cambios”. Se ocupó, sobre todo, en pensar la sociedad en términos de la existencia de un sujeto social y entender el cambio como un continuo producto de la acción colectiva y transformadora.
Se ha dicho que evolucionó desde su empatía con el proceso de la Unidad Popular en el Chile de Allende, hasta posiciones más liberales, pero siempre intervino para apoyar los procesos de cambio social. A vía de ejemplo estudió en profundidad y apoyó al movimiento Zapatista en México.
Vio el mundo y las sociedades no como un ente fijo o sistema de pura dominación de los actores, sino como algo en permanente transformación por la acción y las ideas de los actores y movimientos sociales.
Finalmente cabe mencionar sus fuertes vínculos con América Latina y sus procesos, desde fines de los años cincuenta en Chile hasta nuestros días. Formó a varias generaciones de destacados sociólogos latinoamericanos que asistieron a sus cursos en Paris. Supo además ser de extrema fraternidad y solidaridad con alumnos y colegas perseguidos por las dictaduras latinoamericanas, incluyendo mi caso personal.
Hoy al despedir al Maestro, pasados los años, aún recuerdo con nostalgia sus clases magistrales de los jueves en la mañana, en Paris, rue Monsieur le Prince.
Algunos de sus libros:
Evolución del trabajo obrero en la fabricas Renault, 1955; Sociologie de l’action 1965; Conciencia Obrera, 1966; La sociedad posindustrial, 1969; Vida y muerte del Chile popular 1973; Igualdad y diversidad, 1977;La palabra y la sangre. Política y sociedad en América Latina, 1988; La voix et le regard, 1978; Como salir del liberalismo, 1999; Que es la democracia; La fin des sociétés, 2013; Podemos vivir juntos; Defense de la modernité 2018.

Alain Touraine, Sociólogo del cambio social y cultural
Geoffrey Pleyers, Vicepresidente de la Asociación Internacional de Sociología
El sociólogo francés Alain Touraine falleció este 9 de junio de 2023. Por su vida personal (su esposa Adriana Arenas era chilena) e intelectual, estuvo estrechamente vinculado a América latina. Estuvieron en Santiago durante el gobierno de la “Unión Popular” de Salvador Allende y en el golpe de Estado de Pinochet. Quince años más tarde apareció su principal obra sobre América Latina “La palabra y la sangre”, que retrata un continente marcado por las dictaduras militares y con las esperanzas de los actores que las hicieron caer. En su paso por América Latina dio innumerables conferencias y formó decenas de sociólogos.
Nacido en 1925, Touraine se tituló en historia en la École Normale Supérieure en París en 1950. Dedicó los primeros veinte años de su trayectoria a la investigación sociológica de la sociedad industrial y del gran conflicto social que la impulsaba. El trabajo estaba entonces en el centro de la vida social, y Touraine lo valoraba profundamente. Sin embargo, también fue uno de los primeros en captar el cambio arrollador que supondría la sociedad postindustrial desde el final de los años 1960. Los conflictos para la repartición de los recursos no desaparecieron, ni las fábricas dejaron de funcionar, pero en la sociedad que emergía, la cultura, la educación, la información y la comunicación, sobrepasaba progresivamente a la producción de bienes materiales en la orientación de la sociedad y de los conflictos sociales. La dominación no se jugaba solo en los lugares del trabajo, sino también en otros escenarios como son la formación escolar, el consumismo y la información. Por lo tanto, las resistencias y la transformación de la sociedad también se jugaban en estas arenas. Con la expansión del acceso a los estudios superiores y al consumo de bienes materiales y culturales, los trabajadores iniciaron huelgas masivas, los pueblos de Europa del Este, los estudiantes afroamericanos en Estados Unidos y los estudiantes de México reclamaron la democracia. Lejos del modelo de protestas de la sociedad industrial, los estudiantes de 1968 proclamaron una revolución creativa y cultural contra un modelo social, cultural y político que seguía dominante. Touraine enseñaba entonces en Nanterre, universidad en el corazón de las protestas parisinas, donde defendió a su alumno Daniel Cohn Bendit. Se quedó con la convicción que el modelo cultural y social de la sociedad industrial tenía su tiempo contado.
Esta sociedad postindustrial que emergía frente a sus ojos, la estudió a través de los movimientos sociales que la producían: los estudiantes, las feministas, los ecologistas, y el sindicato polaco Solidarnosc. Progresivamente, Touraine fue dando cada vez más espacio e importancia al sujeto personal, al individuo que busca convertirse en autor de su vida y actor ético de su sociedad. Al punto de considerar este sujeto personal como un actor histórico central del mundo contemporáneo. Con esta perspectiva, Touraine percibió antes de muchos la importancia creciente de la aserción de la dignidad y del reclamo de respecto en los movimientos contemporáneos. Consideró el zapatismo como uno de los movimientos que mejor encarnaba esta perspectiva. Con 71 años, viajó a la Selva del Sureste mexicano para participar en el Primer Encuentro Intergaláctico. Regresó cinco años después con mucho entusiasmo para la marcha del color de la tierra que llevó a los zapatistas hasta la ciudad de México en 2001. La centralidad de la afirmación de la dignidad frente a los sistemas y regímenes opresores iba a difundirse en todos los continentes con las revoluciones y revueltas ciudadanas que marcaron la década de los años 2010, desde las revoluciones árabes hasta el estallido chileno. Pero la afirmación del sujeto personal también se juega en espacios menos visibles, hasta en la vida cotidiana y los conflictos internos de los individuos, en “una resistencia del ser singular hacia la producción de masas, el consumo de masas y las comunicaciones de masas a través de los medios masivos de comunicación. No nos podemos oponer a esta invasión por principios universales, pero sí a través de la resistencia de nuestra experiencia singular”, escribía Touraine en 2002.
La sociedad había cambiado drásticamente desde la sociedad industrial en la cual Touraine había crecido e investigado inicialmente. No solo a nivel material o de los flujos de información que estudió con tanto brillo su alumno Manuel Castells. También habían cambiado sus principales “orientaciones culturales”. Como lo explicó en 2005, “se ha vuelto difícil creer que, [como fue el caso en la sociedad industrial] sólo integrándonos a la sociedad, a sus normas y a sus leyes, el ser humano puede convertirse en un individuo libre y responsable”. En nuestro mundo, no son más la sociedad y lo social lo que constituye el criterio de definición del bien y del mal, pero sí el individuo-sujeto dentro de su libertad creadora y en cuanto creador de su propia existencia, autor de su vida y de su ética. Pero frente a ellos se levantaron nuevos “poderes totales”, que buscan acertar un control sobre las orientaciones culturales hasta en lo más íntimo del individuo, y movimientos reaccionarios que detrás de la antigua llamada al orden se oponían a las emancipaciones de los sujetos dignos en nuestra era de la modernidad tardía a la cual dedicó su obra en los últimos 15 años.
Siguió trabajando de manera incansable hasta el final, siempre animado por la fuerza de sus ideas y su afán de comprender este mundo. A sus 97 años, su pensamiento seguía tan vivo como siempre. Y, como siempre, estaba trabajando en su próximo libro.
Touraine deja un mundo en plena convulsión. Echaremos en falta sus análisis entenderlo. Pero también nos deja herramientas analíticas y conceptuales, una visión del mundo y de la sociología, y a decenas de sociólogos latinoamericanos que formó o inspiró para entender el mundo contemporáneo y, a partir de allá, contribuir a transformarlo. A todos nos enseñó a ver el mundo y las sociedades no como una entidad fija, dominada por un conjunto de estructuras, o un sistema de pura dominación de los actores, si no como una configuración histórica y social en transformación por la acción y las ideas de los actores y de los movimientos sociales. Su legado es inmenso.
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